Caso Pomar
La policía sólo trabaja para el delito
El caso Pomar ha puesto de manifiesto, negro sobre blanco, que la policía está al servicio de negociar con el delito, no de garantizar la seguridad.
Escribe: Juan Rivera
La familia Pomar estuvo desaparecida 24 días. Durante ese período se alimentaron todo tipo de hipótesis, con el objetivo de descomprimir y deslindar a las fuerzas policiales de su responsabilidad. La realidad ha puesto finalmente en ridículo a esta institución, ante la aparición de la familia, muerta fruto de un accidente de tránsito. El auto fue hallado a escasos metros de la ruta que la familia debía, inevitablemente, transitar para llegar a Pergamino desde el último peaje en el que había sido vista. Es decir, fueron hallados en el primer lugar en el que la policía debería haber buscado. Sin embargo, los rastrillajes fueron mal hechos o, como denuncian los vecinos de esa zona, ni siquiera se hicieron.
Pero no sólo esto, sino que se realizaron dos llamados de personas que denunciaron haber visto el auto al pasar por la ruta. Sin embargo, ambos datos fueron desestimados por la policía, que siguió avanzando en otro tipo de hipótesis ligada a un homicidio familiar, alentada también por el ministro de Seguridad bonaerense, Carlos Stornelli. Lo curioso es que uno de los que realizó la denuncia aseguró haber visto el auto desde el piso de arriba de un micro en movimiento en el cual viajaba, mientras que la policía, que asegura haber hecho rastrillajes aéreos y terrestres -empleando incluso helicópteros-, no lo observó. Incluso se descartó desde un inicio la hipótesis de un accidente de tránsito terrestre, siendo ésta la más probable, y se alentó la posibilidad de que podrían hallarse en un río o laguna, pese a la sequía. Además se mantuvieron diálogos con el FBI para que colaborara en la investigación, siempre siguiendo la hipótesis de un posible homicidio.
La noche de la desaparición, el padre de Fernando Pomar intentó realizar la denuncia en dos comisarías -una de la Federal y una de la Bonaerense-, pero se negaron a recibirla por ser “demasiado pronto”. De haberse iniciado la investigación en ese momento, se hubieran podido rastrear sus celulares, que aún tenían batería.
Conclusiones de un caso funesto
Las responsabilidades por la desidia e inoperancia con la que se actuó, afectan no sólo a la policía. El curso adoptado en la investigación fue también alentado por el ministro de Seguridad y el gobernador bonaerense, Daniel Scioli. Ahora, para quitarse responsabilidades, ambos acusan a la policía de “negligencia” y “descuido” y anuncian una serie de cambios al interior de la cúpula policial. Sin embargo, no se trata de ninguna purga, sino de reestructuraciones ya previstas. “Los hombres desplazados de la Bonaerense siguen cobrando su sueldo, vistiendo el uniforme y portando el arma” (Página 12, 11/12/09). Es decir, más que desmantelar a la fuerza, lo que se pretende es calmar un poco las aguas con algunos anuncios formales.
A la desidia policial se le suma que la ruta provincial 31, por la que transitaba la familia Pomar, estaba repleta de pozos, sin marcaciones ni señaladores de velocidad, con obras demoradas desde hace 7 años. En las elecciones pasadas, el gobierno provincial, de la mano de los Kirchner, había vuelto a prometer la repavimentación, aunque nunca se realizó.
Frente a este cúmulo de “irregularidades” y al triste desenlace del caso, los vecinos de Pergamino se han movilizado contra la Policía, los fiscales y las autoridades de Seguridad. Es necesario alentar esta movilización, única forma de avanzar en el juicio y castigo a todos los responsables, policías y funcionarios políticos. A su vez, hay que avanzar en sacar todas las conclusiones que arroja el caso, como que no va a ser con más policías que se va a resolver la inseguridad, sino que es necesario avanzar en un real desmantelamiento de esta fuerza. Esta misma policía, incapaz de llevar adelante una sencilla investigación, no va a ser la que garantice la seguridad, tal como pretenden Scioli y Stornelli al intentar otorgarles mayor capacidad operativa para “combatir” el crimen. “En el caso Pomar tuvieron toda la libertad para trabajar, pero se demostró nuevamente que las policías argentinas están más orientadas al arreglo con los delincuentes que a la investigación y el trabajo sistemático. Se verifica otra vez que la estrategia de darles todo el poder a los uniformados lleva al incremento del delito, al resurgimiento de los desarmaderos y a gravísimos hechos de desidia” (Página 12, 13/12/09).
El Socialista 16/12/09