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Plata para salario, trabajo, salud y educación

¡NO para la deuda!

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Cristina dijo recientemente al justificar el llamado Fondo del Bicentenario para pagar más deuda externa: “Cuando era más jovencita, en los años 70, me hubiera visto vociferando contra el imperialismo yanqui, contra el FMI. Hoy tengo 56 años, ahora soy presidenta de todos los argentinos… Las reservas son de todos los argentinos, pero las deudas también, y tenemos que hacernos cargo”. (Crítica, 17-01). La frase -además de develar el mentiroso verso populista de “prometo una cosa y cuando gobierno hago otra”- , se derrumba ante la cruda realidad.

Señora presidente, si “las reservas son de todos los argentinos”, ¿por qué no las usa para satisfacer las urgentes necesidades populares de salarios y jubilaciones dignas, trabajo genuino, salud, educación y vivienda, en vez de seguir engordando a los usureros internacionales? Cuando usted agrega que “las deudas” son también de todos los argentinos, ¡miente! Porque el feroz endeudamiento que protagonizaron Videla-Martínez de Hoz, no sólo estuvo lejos de consultar o beneficiar al pueblo, sino que se impuso a costa de 30.000 desaparecidos, paso previo para ejecutar ese saqueo.

Cristina agregó, además, que la hora de “investigar” la deuda ya pasó porque fue reconocida por gobiernos anteriores. Pero, ¿cómo?, si hasta el juez Ballesteros declaró que es “ilegítima, fraudulenta e impagable” y que “ha sido generada para someter al país a designios extranjeros”. ¿No es acaso un gran antecedente para declarar soberanamente la suspensión de los pagos? ¿Acaso no se anuló la Obediencia Debida que venía de Alfonsín cuando todos decían que no se podía? ¿Cómo puede ser que se siga legalizando una deuda atroz bajo ese falaz argumento cuando ya se pagó varias veces y es gestora de oprobiosos planes de ajuste, dejando a millones sin trabajo y salario, mientras esa plata es usada por el imperialismo para invadir países o salvar a banqueros y multinacionales?

Por más malabarismos que hagan, los Kirchner no pueden encubrir que su política de “desendeudamiento” es una mentira y fracasó. A pesar de la “quita histórica” de 2006, en el mandato del matrimonio presidencial la deuda pasó de 126.500 millones de dólares a 175.000 millones (670.000 millones de pesos), a pesar de ser el gobierno que más pagó.

El peronismo de los Kirchner, aplicando la política de la derecha de que “las deudas se honran” (coincidiendo con la UCR, Cobos, Carrió, Macri, Duhalde, el peronismo disidente y hasta Binner), deja claro que su prioridad hasta el fin de su mandato es pagar los 62.000 millones de dólares que van a vencer, entre capital e intereses, hasta 2011. Ya se vino pagando con plata de los jubilados -Anses, PAMI-, AFIP y Banco Central. Y como la deuda es un mecanismo perverso donde se cobran intereses sobre intereses, a pesar de esos pagos, sigue creciendo.

Esta política ha llevado al aumento de la pobreza, desocupación y desigualdad social, como parte de la crisis que pagan los países latinoamericanos por pagar una deuda imperialista usurera. Latinoamérica tiene hoy el récord de 18 millones de desocupados. Haití es una clara prueba de ello. Países desangrados, víctimas del capitalismo que, entre sus males, se deben a la sangría que provoca la deuda. Desde que empezó a golpear la crisis capitalista mundial se han destruido en Argentina casi medio millón de puestos de trabajo. Los salarios siguen perdiendo ante la brutal inflación, la tercera más alta del mundo, haciendo estragos en los bolsillos populares. El 80% de las jubilaciones son de pobreza. Y la política social del gobierno se limita a fomentar el clientelismo y a bancar a intendentes, gobernadores y burócratas sindicales afines.

Muchos trabajadores dirán: “las deudas hay que pagarlas”. O tal vez tengan dudas de nuestro planteo de no pago. A ellos les decimos clara y sinceramente: no se puede tener salarios dignos, trabajo, salud y educación, y a su vez pagar esta deuda fraudulenta. Es la deuda o nosotros. Los banqueros internacionales, o nuestro pueblo. Si la plata va a la deuda, no va para salario o trabajo. Si pagamos no comemos. Si pagamos tendremos menos empleo. Si pagamos habrá más pobreza y dependencia. Si pagamos estamos hipotecando el futuro de nuestros hijos. Es una ley de hierro que lamentablemente se vino dando al calor de las décadas.

Por eso es necesario luchar para que no se destine ni un dólar o peso más para la deuda. Ni para pagar capital, ni intereses. Ni al FMI, Banco Mundial, BID, Club de París, ni a ningún bonista buitre. Llegó la hora de pagar la deuda interna con nuestro pueblo.

Para luchar por ello hace falta un gran Movimiento Nacional Amplio y Unitario por el no pago, para obligar a que se destinen esos fondos -sean de las reservas, superávit o del Central-, a resolver las urgentes necesidades de millones de trabajadores y demás sectores populares.

Distintos partidos, diputados y personalidades han condenado el Fondo del Bicentenario y vienen denunciando la deuda. Llamamos a dar ese paso a Pino Solanas y otros diputados de centroizquierda que han condenado el decreto oficial; a Pérez Esquivel, a los economistas del EDI, sindicatos, cuerpos de delegados e internas; al conjunto de los trabajadores, luchadores y a la izquierda, a impulsar esta unidad para llevar esta postura al movimiento obrero, estudiantil y barrial. Lamentablemente la CGT, en vez de condenar los pagos, recibió a la embajadora de Estados Unidos en un hecho histórico… de cipayismo. La CTA no ha abierto la boca. ¡Deben abandonar esa postura antiobrera y llamar a movilizarse!

Este viernes 22 habrá una marcha de Congreso a Plaza de Mayo, desde las 17 horas (ver páginas centrales). La misma debería ser el primer paso para impulsar ese movimiento. Preparando nuevas marchas, haciendo charlas-debate, actos, volanteos, pintadas, etcétera. Llevando mociones para que se saquen pronunciamientos en los lugares de trabajo y estudio.

Dejar de pagar la deuda es una medida ultranecesaria, como parte de otro modelo económico obrero y popular que tenemos que imponer. Pelea que va unida a la pulseada cotidiana por el salario y contra los despidos. Como decía Alejandro Olmos: “O se está al servicio del país en contra de la deuda externa, o se está al servicio de la deuda externa en contra del país”. Por eso, hay que seguir luchando para no pagarla.

El Socialista 20/01/10

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