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Cada vez más personas viven en las calles de la Ciudad de Buenos aires

Cada vez más personas viven en las calles de la Ciudad de Buenos aires

Elena Luz González Bazán (especial para ARGENPRESS.info)

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hay un niño en la calle/…
Armando Tejada Gómez

Transitar por la avenida Corrientes en pleno centro porteño nos depara una realidad incontrastable. Son horas nocturnas, necesario descanso, muchos se van acomodando para dormir en las puertas o cerca del Teatro San Martín, en los aleros de los que ayer fue el mercado de El Plata hoy oficinas del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, o en la Recova de Paseo Colón, en los andenes y en la Terminal de ómnibus de Retiro colmada hasta el primer piso, madres con sus niños, tullidos y desamparados, entre otros lugares.

Otrora los niños y familias se refugiaban en los subterráneos, hoy, el privado no lo permite, no hay rentabilidad en la caridad. Cualquier rincón sirve como morada, espacio conquistado, pero injusto, indigno. Si pensamos que la Patria está transitando sus 200 años luego de aquella gesta de Mayo, podemos observar que la emancipación no le ha llegado a todos. Que aún queda mucho por hacer. Mientras haya un chico en la calle, a esta hora exactamente…dijera el poeta Armando Tejada Gómez, la patria no está independizada.

El panorama desolador nos muestra algunas postales:

A principios de enero del corriente año, una mujer joven le cambiaba los pañales a su pequeño niño. Un hombre se acurrucaba y tapaba con lo que tenía.

El Teatro San Martín es un lugar, no es el único, donde las personas que no tienen su hábitat, buscan su refugio.

Desde el gobierno porteño, la ministra de Desarrollo Social, María Eugenia Vidal, sostuvo a medios gráficos y radiales que la situación es grave estimando que son unos 1.400 las personas que viven en la calle. Según los censos de años anteriores estas cifras trepaban a menos de 800 personas, pero Médicos del Mundo afirma que hay más de 10.000 seres humanos viviendo y durmiendo en la calle.

También afirmaron que: «El 73% son personas que están solas y más del 30% no tiene DNI», así lo asevera Gonzalo Basile, presidente de Médicos del Mundo.

«Es uno de los problemas graves desde el punto de vista social, porque la situación de calle aumenta la vulnerabilidad y profundiza la exclusión, remarcó Vidal.

En 2006 había 700 personas sin techo, pero que el último conteo, en 2009, detectamos 1.400. La principal causa es que en los últimos años creció la pobreza a nivel nacional, y no ha habido suficientes políticas sociales y económicas inclusivas. Mucha gente del interior y de países limítrofes vino a la Ciudad para buscar trabajo y un futuro. Cuando eso se frustra, muchos terminan en la calle», concluyó. Sobre este tema hay trabajos relacionados que han desarrollado ampliamente estos censos llevados adelante en los últimos años.

Por su lado, Desarrollo Social sostiene que el 65,5 por ciento de los sin techo viven en el centro, o sea en los barrios de: Monserrat, Retiro, Recoleta, Congreso, Once, San Cristóbal, Constitución, Barracas y Parque Patricios.

En otro sentido, Médicos del Mundo, remarca en cuanto a las cifras oficiales que estas son irreales. «El Gobierno porteño hace un conteo durante una noche, sostiene el epidemiólogo Gonzalo Basile, presidente de la delegación argentina de la organización. No cuenta a los que tienen un subsidio de tres meses, después de los cuales vuelven a la calle, ni a los que duermen por una noche en un hotel. En 2008 calculamos que había 10.000 personas en la calle. Como en los últimos dos años hubo muchos desalojos, ahora hay un 10% más».

Podemos estar en una cifra que supere las 12.000 personas que habitan la calle como lugar de vivienda.

Para enfrentar esta situación la Ciudad ofrece 1.100 camas en paradores propios y otros de ONG con las que tiene convenios. «Incrementamos un 40 por ciento la capacidad de atención en refugios, paradores y hogares, y el plan es aumentar de 1.100 a 1.400 camas, dice Vidal, Ministra de Desarrollo social. ¨Y ya duplicamos la cantidad de profesionales del programa Buenos Aires Presente que recorren la Ciudad: ahora son 140, enero del corriente año. Pero muchas personas viven en la calle hace años y no aceptan los recursos que les ofrecemos. A veces por problemas psiquiátricos o porque no quieren aceptar normas básicas de convivencia, como que les digan a qué hora ir a dormir».

Los operativos de acuerdo a la época del año:

Durante el verano el Ministerio de Desarrollo Social hace operativos para repartir agua, «Le ofrecemos a la gente ir a un parador para que se duche y coma». Pese a una térmica de 38 grados, bajo la autopista que pasa sobre la calle Combate de los Pozos hay frazadas desplegadas. Las usan las familias que viven ahí, para ganar la intimidad e ilusión de hogar que les falta.

Durante el invierno: están los paradores y alguna comida caliente.

Estación Retiro 2008 y 2009

Durante la observación de esta realidad, que intentamos fuera lo más minuciosa posible, relevamos por semanas, en el mismo horario y los mismos días de la semana un crecimiento que nos resultó doloroso.

2008

Jueves a las 10 de la noche, un conglomerado de viajeros y otra masa humana que se acomoda en cada banco de la terminal, algunos tendiendo sus mantas y frazadas en lugares más ocultos, entre las escaleras, en el primer piso o bien en la planta baja alejado de ajetreo de la salida de los micros de larga distancia.

Otros abrazando sus escasas pertenencias y logrando una ubicación en los asientos para poder dormir, otros mirando de reojo los pequeños televisores que poniendo monedas y por el lapso de unos minutos acercan a los programas de la televisión abierta o por cable.

Otros tratando de conciliar una pequeña dormida, un termo con agua y luego una visita a los baños públicos de la terminal para lograr algún aseo personal.

Durante el año 2008, entre agosto y diciembre los jueves relevamos unas 240 personas haciendo de la terminal su lugar de estada. El sábado a las 6 de la mañana la fisonomía cambió, la mayoría de aquellas almas durmiendo tirados en las frías baldosas de la terminal, abrigándose con lo que tenían y tapando esencialmente sus caras había crecido, eran 282 personas de ambos sexos y edades que oscilaban entre 20 años y 70, sanos y con problemas físicos.

El 2009 mostró que los miércoles por la noche en la misma hora, ese conglomerado humano fuera aumentando sustancialmente. Para ese momento se comenzaron a agregar las familias, niños y adolescentes, madres y mujeres embarazadas. El menor conteo fue de 280 personas y, el mayor número se registró en 484 seres humanos viviendo en la terminal, todo aumento en horas de la mañana, a las 6 cuando el jueves volvíamos a hacer la observación de aquellas almas durmiendo en condiciones tan indebidas.

Las políticas estatales no se pueden circunscribir a paradores y estancias pasajeras, no pueden ser como respuesta. Las políticas de estado deben ser integrales, donde generar trabajo debe ser el principal objetivo de todo gobierno.

El argumento falaz, que todos los gobiernos han esgrimido, es que esa gente les gusta la vida en la calle. Falso. Nadie rechaza el vivir confortablemente, viven a la intemperie en verano e invierno porque no pueden vivir de otra manera y lo prioritario es comer, y en los vaciaderos de comidas de los grandes edificios y restaurantes hay comida que descartan los que no sufren estos oprobios. Una humillación total al ser humano.

Se debe apelar a los albergues salvo que tengan algún problema mental o hayan sufrido alguna situación límite que no les permite razonar correctamente, realidad que debe ser contenida de otra forma y totalmente, a nadie le puede agradar vivir en estas condiciones más que infrahumanas.

Lo que sucede es que la política de desalojos es continua y metódica, esta no es la salida. Este es el camino fácil que no aporta a la solución. Este drama de no tener un lugar en el mundo genera mayores niveles de resentimiento y sufrimiento que derivan en perjuicios sistémicos hacia el conjunto social.

Los niños que deambulan entre sus escasos juegos, la ausencia familiar, sin continuidad educativa, algo que se le suma una precaria alimentación, caldo de cultivo de una vida que no tiene futuro, piensa solamente en hoy, como sobrevivir a cada momento.

Una vida que crece llena de incertidumbres. Mismos que no pueden ser los responsables de la inseguridad urbana. Estas formas de vida que acarrean será un mal permanente penetrando en el cuerpo social, ya atrofiado. La falta de solidaridad, la indiferencia, la poca preocupación en solucionar estos males, todo afecta al cuerpo social.

De la raza de políticos oficialistas y de la oposición, nada más para decir, carecen de todo sentido humano, sin excepción.

Fuentes: Nora Sánchez, Comunas en Plural y fuentes propias. Relevamiento estación Retiro, Constitución y otros barrios porteños.
Fuente imagen: APE

02/06/10