Derrame de petróleo en el Golfo de México
El capitalismo destruye el medio ambiente
El 20 de abril, fecha en que se conmemoraba el “Día de la Tierra”, explotó y se hundió la plataforma de extracción petrolera “Deepwater Horizon”, ubicada en el Golfo de México, a 75 km de la costa del Estado de Luisiana (Estados Unidos). La explosión, provocada por un aumento de presión en el pozo, dejó un saldo de 11 trabajadores muertos y 115 evacuados. Una de las peores catástrofes ecológicas en la historia causadas por una multinacional petrolera. La explosión dejó abierto el pozo ubicado a 1,5 km de profundidad. Todos los días, unos 25 mil barriles de crudo (800 mil litros) se esparcen por el mar. La superficie afectada por el derrame supera los 1.550 km2, siete veces más grande que la superficie total de la Ciudad de Buenos Aires. También afecta 190 km de playas y estuarios en Estados Unidos, y los ecosistemas marinos y costeros. Poniendo en peligro a más de 400 especies animales y vegetales, incluido el delta del Río Misisipi, hogar de grandes colonias de aves. Además, golpea a la industria pesquera artesanal (ostras y camarones) y turística.
British Petroleum (BP) es la multinacional que usufructuaba la plataforma. La misma empresa británica que está detrás de la exploración de petróleo en Malvinas y es socia de Repsol YPF en la elaboración de combustibles para aviones. Es la mayor extractora petrolera del Golfo de México, donde hay 4 mil plataformas similares. Su titular, Tony Hayward, minimizó el impacto de la catástrofe describiendo a la fuga como “muy, muy modesta”.
Los ejecutivos de BP conocían la existencia de “serios problemas” en la plataforma desde hace 11 meses y no hicieron nada. El ingeniero en Perforaciones, Mark Hafle, denunció “problemas técnicos en el agujero de perforación” y que “la válvula de seguridad que debía impedir que el crudo fluya al mar podía colapsar bajo alta presión”. (The New York Times, 13/6/10). A su vez, en 2009 BP había tenido que pagar una multa de 65 millones de euros tras una explosión en la refinería Texas City donde murieron 15 trabajadores. Senadores demócratas debieron reconocer que “no es un incidente aislado”, ya que desde 2001 se registraron 858 incendios en plataformas del Golfo de México. En enero de este año, la colisión de dos barcos provocó el derrame de 1,5 millones de litros de petróleo.
El presidente estadounidense, Barak Obama, señaló que le “gustaría saber a quién patear el trasero”. Pero la trayectoria mortífera de BP no era desconocida por su gobierno. Obama se ha limitado a exigir a la empresa la creación de un fondo de reparaciones de sólo us$ 20 millones, mientras el Primer Ministro Británico, David Cameron, defiende a la petrolera británica con ganancias de us$ 20 millones anuales.
Gobiernos como el de Obama y Cameron garantizan a cualquier costo las ganancias de multinacionales que violan las condiciones mínimas de seguridad y laborales, dejando cientos de muertos y destruyendo el planeta. El capitalismo decadente es responsable de esta nueva catástrofe. Hay que exigir la expropiación de BP para ponerla a funcionar bajo control de sus trabajadores, y que pague todos los daños. Hacer lo mismo en Argentina, estatizando Repsol-YPF y demás empresas contaminantes. Llamando a enfrentar a este sistema capitalista-imperialista, luchando por un gobierno de los trabajadores en camino al socialismo, única forma de poner el planeta al servicio de las necesidades populares, no de multinacionales de la muerte.
El Socialista 16/06/10