Niños y niñas cubanas no estan en la nómina de la OIT
Los niños y niñas cubanos no estàn entre los millones que en Amèrica Latina, incluso en los Estados Unidos, tienen que trabajar para subsistir.
Cuba no es un edén. Nunca lo fue y en más de un ocasión el cubano se ha preguntado ¿estoy en el paraíso o en infierno? Y no es para menos, pues muchas, muchas son las necesidades que se acumulan y no pocos sueños y retos.
Ineficiencias criollas en la conducción económica y social del país, más un real bloqueo económico, financiero y comercial impuesto desde los Estados Unidos con afectaciones por encima de los 100 mil millones de dólares, la desaparición de la URSS y del campo socialista con todos los beneficios que representaba, más los vaivenes de la economía mundial, han agravado la vida d e los cubanos. Quién afirme otra cosa no entra en la categoría de “los de a pie”, que constituyen la mayoría.
Con fuerza se habla de la actualización del modelo económico cubano y hasta de proyecciones hasta el 2015, lo que resulta imprescindible para poder mirar con claridad hacia un futuro que no debe perderse en el horizonte.
Sin embargo, el cubano no puede negar otra realidad. La seguridad ciudadana, envidiable para casi la totalidad de los pueblos de este convulso mundo de conflictos, drogadicción, violencia y terrorismo. La garantía de una educación que se convirtió en imperfecta desde los ´90 hasta la fecha, pero que aún así no tiene cerrada un aula, cuenta con modernos medios de enseñanza, es gratuita , asegura la continuidad de estudios y no discrimina por color d e la piel, origen social o ingresos económicos.
Un sistema de salud que pese a sus limitaciones materiales y tecnológicas, y muestras de decadencia ética en sus profesionales, sustenta índices de mortalidad infantil y materna a nivel de las naciones del primer mundo, con un desarrollo biotecnológico que permite exclusividades en medicamentos al alcance de todos sin pretensiones comerciales y servicios de atención primaria que no excluyen a ningún cubano.
Cuba es un país de contradicciones.
Pero cuando uno va a Google, ese gran buscador, y pone Niños que trabajan, tiene motivos más que suficientes para sentirse feliz en esta Cuba de más de cincuenta años de Revolución donde aún los salarios no permiten disfrutar del bienestar en cada hogar, donde un plan vacacional después de un año de trabajo se ha convertido en la exclusividad de unos pocos y menos aún pensar en el disfrute de una instalación turística, aunque ya se tenga el derecho, de contar con moneda fuerte, de deleitarse de sus bondades.
La Cuba donde existen prohibiciones y limitaciones que bien le merecen un Premio Guinness, no esta incluida en los escalofriantes datos estadísticos d e la Organización Internacional del Trabajo (OIT): 246 millones de niños que trabajan, de ellos 73 millones son menores de 10 años, 2,5 millones se reportan en los países desarrollados y otros tantos en las economías en transición, cada año mueren 22.000 niños en accidentes relacionados con el trabajo, el mayor número de niños menores de 15 años que trabajan – 127 millones – se encuentra en la región de Asia y el Pacífico, .la mayoría de los niños trabaja en el sector informal, sin protección legal o reglamentaria, un 70 por ciento lo hace en el sector agrícola, en la caza y la pesca con fines
comerciales, o en la silvicultura, un 8 por ciento en la industria manufacturera, un 8 por ciento en el comercio al por mayor y al por menor, restaurantes y hoteles; un 7 por ciento en el sector de servicios personales, sociales y comunitarios tales como el servicio doméstico. 8,4 millones de niños están atrapados la esclavitud, el tráfico de niños, la servidumbre por deudas, la prostitución, la pornografía y otras actividades ilícitas y 1,2 millones de esos niños han sido objeto de tráfico.
(http://white.oit.org.pe/ipec/documentos/childday05.pdf)
En ese propio sitio digital, oficial de la OIT, se afirma: “Actualmente, uno de cada seis niños en el mundo está implicado en alguna forma de trabajo infantil, realizando trabajos que perjudican su desarrollo psicológico, físico y emocional. Los niños trabajan porque de ello dependen su propio sustento y el de sus familias. El trabajo infantil sigue existiendo incluso en los lugares donde se ha declarado ilegal, y con frecuencia, está rodeado por un muro de silencio, indiferencia y apatía.”
“Más de 14 millones de niños trabajan en América Latina. La cifra fue revelada por la Organización Internacional del Trabajo”, es el titular del 7 de mayo último en el sitio digital chileno La Estrella (http://www.cronica.cl/noticias/site/artic/20100507/pags/2010050716185
Qué pasaría si los gobiernos de los Estados Unidos, Rusia, China y Alemania destinaran un por ciento de sus gastos de modernización de su equipamiento bélico en función de poner fin al trabajo infantil en el mundo?
Un solo ejemplo. ? Cuánto podría aportar solo el Gobierno demócrata de Barack Obama a ese noble propósito, si de sus 708 mil millones de dólares previstos para gastos militares en el 2011, el más alto en la historia de esa nación, otorgara una cifra significativa a erradicar ese injusto presente de millones de niños y niñas?
Estoy plenamente convencido que cuando en el 2002 la Organización Internacional del Trabajo estableció cada 12 de Junio como el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, nunca se pensó en los niños y niñas de Cuba.
FUENTES:
http://www.cronica.cl/noticias/site/artic/20100507/pags/20100507161858.php
http://www.elmundo.es/america/2010/04/29/mexico/1272568298.html
http://www.jornada.unam.mx/2010/06/10/index.php?section=economia&article=024n3eco
http://www.piensachile.com/content/view/627/10/