Ajuste a la Cubana
La mejor prueba de lo que decimos la dio el Che Guevara, quien en todo momento combatió la burocratización y la denunció públicamente, con su visceral y genuino igualitarismo.
Mercedes Petit de Unidad Internacional de Trabajadores
Repitiendo la liturgia habitual sobre la “defensa de la revolución” y el “socialismo”, el 1º de agosto el Parlamento cubano aprobó la ampliación del cuentapropismo, negociar la construcción de 16 canchas de golf y descongelar la venta de casas a extranjeros, reducir las retenciones bancarias a las multinacionales, entre otras medidas, y anunció el objetivo de suprimir más de un millón de empleos estatales. ¿Es cierto que así “actualizan el socialismo”? No. La mala noticia es que, por el contrario, estas medidas son parte de un plan de ajuste capitalista para que los trabajadores cubanos paguen la crisis.
Millones de personas en el mundo simpatizan con la revolución cubana y repudian el bloqueo yanqui. Las noticias sobre caídas en la economía, fracasos en la producción agrícola, huracanes y otras penurias para el pueblo cubano son motivo de preocupación y solidaridad para muchísimos luchadores. En este contexto, los recientes anuncios del Parlamento y Raúl Castro son parte de un debate de larga data. ¿Son medidas de emergencia, en defensa del “socialismo”, ante la crisis económica mundial y el bloqueo, como dice la dirigencia del Partido Comunista (PC) cubano? En nuestra opinión, no es así.
Lamentablemente, estas medias son continuidad y consecuencia de una política de restauración del capitalismo en Cuba. Por eso se reinstaló la desigualdad social y la miseria que habían sido desterradas por la revolución socialista1. Los recientes anuncios anticipan un plan de ajuste en beneficio de las miles de empresas privadas extranjeras afincadas desde hace rato en la isla.
Una red de mentiras
En el Parlamento, Raúl Castro repitió una vez más la frase infaltable: “el socialismo es irrevocable” (Granma, 2/8). El ministro de Economía afirmó que no están copiando ni a China ni a Vietnam: “El modelo económico cubano tiene que tener una característica, la defensa de la revolución y la ratificación del socialismo”, y que “se ha descartado cualquier reforma capitalista” (Página 12, 2/8).
Estas son mentiras que vienen sosteniendo los hermanos Castro y el PC cubano desde hace casi dos décadas. Su doble discurso es bendecido sin problemas por los gobiernos de España o Brasil, e incluso por altos funcionarios norteamericanos. Veamos algunos ejemplos recientes.
El canciller español hizo gestiones junto a la cúpula de la iglesia cubana ante el gobierno, que culminaron con la liberación de presos políticos en julio. Entonces declaró que “él no le sugirió a Raúl Castro avanzar en un proceso de reformas sociales, sino que ha sido el propio presidente cubano quien ha mencionado su voluntad de seguir avanzando en un proceso de reformas económicas y sociales, y tiene las ideas muy claras al respecto” (Clarín, 9/7).
El canciller de Brasil, Celso Amorín, decía en un reportaje poco después: “Cuba es un estado en evolución, y su sistema político también irá a evolucionar para acompañar los cambios económicos que ya están en marcha según testimonian nuestras empresas que hacen inversiones en ese país.” (Clarín, 1/8)
La estadounidense Sarah Stephens, directora del Centro para la Democracia en las Américas, estaba en La Habana en julio con un grupo de legisladores y expertos yanquis, para hablar de energía y problemas ambientales. Criticando el bloqueo de su país contra Cuba, señaló que no se ve el “panorama más general”. Según ella, al liberar a los presos, y con la mediación de la Iglesia, Raúl Castro está enviando un mensaje al gobierno de EE.UU. sobre cómo va a seguir avanzando en los cambios, y que está decidido a hacer las reformas económicas (Clarín, 22/7).
La Cámara de Comercio de EE.UU. y otros grupos que vienen exigiendo el levantamiento total del bloqueo (con voceros como The New York Times y el Washington Post) redoblaron su presión. El vicepresidente Myron Brillant dijo en el Congreso: “El aislamiento no ayuda a la renovación política. El camino más rápido para mejorar la forma de vida en la isla es tener relaciones comerciales, turísticas y políticas” (La Nación, 9/7). Añadió dramáticamente: “Se nos están escapando fuentes de trabajo”, por los negocios perdidos ante empresarios canadienses y brasileños. Y con la insolencia propia del imperio, dijo: “El gobierno cubano es una reliquia” (Clarín, 11/7)
En síntesis, mientras en los discursos nunca faltan los juramentos por el socialismo (que son repetidos por los castro-chavistas de todos lados), la vida real transcurre por otros carriles. Gobiernos y empresarios discuten con naturalidad la marcha de sus relaciones comerciales e inversiones en Cuba. Y muchos empresarios y parlamentarios yanquis reclaman a Obama poder participar ampliamente en ellos. Ninguno cuestiona ni se preocupa por las declaraciones oficiales de rechazo al capitalismo y reafirmación del “socialismo”.
¿Qué trata de ocultar ante el pueblo cubano y la vanguardia luchadora y de izquierda de todo el mundo la red de mentiras montada desde el PC cubano y apuntalada por los gobiernos y empresarios con los cuales hacen negocios? Que el gobierno de Fidel y Raúl Castro, esa dictadura estalinista de partido único, hizo un giro de 180 grados desde la década de los noventa, restaurando el capitalismo que se había desterrado con el triunfo de la revolución.
El “modelo económico cubano” es, desde hace rato, un capitalismo de multinacionales, empresas mixtas y superexplotación de sus trabajadores, manejado por una burocracia corrupta, dictatorial y mentirosa. Por eso el pueblo cubano viene perdiendo sus conquistas, y han aparecido una galopante desigualdad social y los flagelos de ajuste, desempleo y salarios miserables característicos del capitalismo. Mientras las nuevas medidas anuncian despidos de empleados estatales y la ampliación del cuentapropismo, no debemos olvidar que los grandes negocios están hace rato en manos de las multinacionales y las empresas mixtas con los burócratas. Y que todos ellos mienten para esconderlo.
Cuentapropismo y ajuste
En los días previos se venían instalando interrogantes y expectativas por la reunión semestral del Parlamento, ligadas al deterioro de la situación económica de Cuba desde 2008. Una baja del turismo por la crisis mundial, la caída del precio del níquel, así como el fracaso de la zafra del azúcar y del plan de desarrollo agrícola (ver ‘La crisis de…’), agravaron las penurias por los salarios de hambre (en promedio, diez o quince dólares por mes) de la mayor parte de la población.
Según Raúl Castro, se aprobaron “importantes decisiones que constituyen en sí mismas un cambio estructural y de concepto en interés de preservar y desarrollar nuestro sistema social y hacerlo sostenible en el futuro”. Como siempre, no olvidó agregar que “el socialismo es irrevocable” (Granma, 2/8).
Los titulares de los diarios destacan la ampliación de los pequeños negocios por cuenta propia, que ya existían hace tiempo, por ejemplo, en la gastronomía (los “paladares”), las ferias artesanales para el turismo o las quintas que venden directamente sus productos vegetales. También en un extendido mercado negro o actividades clandestinas de todo tipo (taxis ilegales, compra y venta de repuestos, grabación de CDs o películas, y un largo etcétera). Ahora se legalizan más actividades que podrán contratar empleados y pagarles sus sueldos, pagando un alquiler e impuestos al Estado. Se autorizó el funcionamiento de taxis privados. Este año ya se había legalizado a las peluquerías.
También se anunció el inicio de negociaciones para construir 16 canchas de golf (ahora hay sólo dos) con capitales internacionales y para retomar la venta de casas a extranjeros, abierta en los ´90 y luego congelada (ver ´Más golf…`). Esto está acompañado por una renegociación de las obligaciones de la deuda externa con acreedores internacionales (que suman entre 600 y 1.000 millones de dólares) y la reducción de las retenciones bancarias a empresas extranjeras.
Pero, sin duda, lo más llamativo fue el anuncio de que habrá una reducción paulatina del empleo público de más de un millón de trabajadores (datos Granma, Página 12, Clarín, La Nación, 2/8). La reaparición pública de Fidel Castro desde los días previos sirvió para instalar con firmeza su apoyo a Raúl, quien descartó que haya ninguna lucha entre ortodoxos y reformistas, y que “su unidad es más sólida que nunca” (Granma, 2/8).
Suprimir más de un millón de puestos de trabajo
Desde abril de 2009, el gobierno revisó el presupuesto y comenzó una política de ajuste. Se retrasaron o suspendieron pagos a proveedores, volvieron medidas de racionamiento de energía (que no se daban desde el “período especial”, luego de la caída de la URSS). Respecto de los empleados del Estado, Raúl Castro había hecho en marzo de 2010 un importante alerta en su discurso en el Congreso de la Unión de las Juventudes Comunistas, pronunciado el 4 de abril de este año. Dijo entonces que había un “exceso de plazas” de más de un millón y que “éste es un asunto muy sensible que estamos en el deber de enfrentar con firmeza y sentido político”. Al mismo tiempo, se quejó de que existía una falta crónica de “constructores, obreros agrícolas e industriales, maestros, policías y otros oficios indispensables que poco a poco van desapareciendo”.
En el Parlamento, Raúl Castro dijo que “luego de meses de estudio en el marco de la actualización del modelo económico cubano, el Consejo de Ministros en su última reunión […] acordó un conjunto de medidas para acometer, por etapas, la reducción de las plantillas considerablemente abultadas en el sector estatal”. Será un proceso paulatino, cuya primera fase concluirá en el primer trimestre de 2011, para despedir a más de un millón de trabajadores estatales “innecesarios” o “improductivos”.
La fundamentación de Raúl fue brutal: “Hay que borrar para siempre la noción de que Cuba es el único país del mundo en el que se puede vivir sin trabajar” (Granma, 2/8). Es otra de sus cínicas mentiras. Cuba es el único país del mundo donde se trabaja casi gratis.
Trabajadores especializados, médicos, maestros o enfermeras reciben sueldos que oscilan entre los 10 o 15 dólares (la mayoría) y los 35 o 40 (los más altos puestos de dirección en hospitales o escuelas). Son los datos oficiales, y por eso cada vez hay menos “oficios indispensables”, como se quejaba Raúl Castro en su discurso de abril. Para abastecer las aulas han apelado a que vuelvan maestros jubilados. Los médicos salen a trabajar al extranjero, para enviar dinero a sus familias y ahorrar algo, mientras se vacían los hospitales y los pacientes, para ser atendidos, tienen que darle dinero al personal mal pago.
La prueba más contundente de que en Cuba se ha instalado la miseria capitalista la expresa el economista oficial Omar Everleny Pérez Villanueva, que dice: “no se logra dar la solución necesaria a los ingresos de una mayoría de las familias cubanas (existen segmentos de la población que no llegan a cubrir sus gastos con los ingresos formales que perciben, lo que los obliga a recurrir a fuentes alternativas o prescindir de un conjunto de bienes y/o servicios)” y que, “al cierre de 2008, el salario real equivalía a 45 pesos del año 1989, es decir, representaba un 24%.”2 Dicho de otra manera, los trabajadores cubanos perdieron en 20 años el 76% del valor de sus salarios. Ese es el verdadero rostro de la Cuba capitalista de los hermanos Castro.
El Estado cubano, agencia de trabajo para las multinacionales
Nadie pone en duda que aproximadamente el 95% de los asalariados son empleados estatales. Son datos oficiales. Pero, ¿significa esto que el 95% de los medios de producción y servicios son estatales? No, todo lo contrario. Esta es una de las perversas particularidades del capitalismo cubano, donde casi lo único que queda estatal es el empleo.
La mayor parte de la producción, servicios y el turismo son privados, bajo la forma de empresas mixtas (ver ‘Las empresas mixtas…’). Los empresarios se asocian con el Estado, que les brinda esa mano de obra estatal, calificada y súper explotada, y así garantiza altas ganancias a españoles, canadienses, chinos, rusos, brasileños o venezolanos.
A todos esos trabajadores se les paga salarios miserables, como dijimos antes, en la devaluada moneda nacional, mientras que la mayor parte de los productos se compran en cucs, equivalentes a un dólar (24 pesos = 1 cuc = 1 dólar).
En el turismo y en La Habana hay más rebusques. En el interior, la situación es mucho peor. Por eso se generaliza el robo, la corrupción y el mercado negro, que son formas de resistencia a la miseria. Veamos un ejemplo práctico. Un guía bilingüe de turismo, que trabaja 12 o 14 horas por día, recibe un salario estatal mensual de 400 pesos (17 dólares). La multinacional que lo usa le paga al estado cubano 150 dólares, que se embolsa la diferencia. Por eso el pueblo cubano vive “inventando” cómo conseguir un poco más de cucs, para lograr un ingreso apenas digno.
Ahora, de esos más de cuatro millones de trabajadores estatales con sueldos miserables, se pretende “reubicar”, como dicen los funcionarios y los sindicalistas corruptos, a más de un millón, es decir, entre el 20 y 30 por ciento. Son despidos encubiertos, ya que se los obligaría a reubicarse en la agricultura o la construcción, sectores ya en crisis y que no logran que despeguen (en la construcción no hay planes de viviendas populares, sólo se construyen hoteles de lujo). Y ya antes se anunció la limitación del seguro de desempleo, reducido a sólo seis semanas.
Hay datos de que esta reforma laboral ya arrancó este año en forma incipiente, al calor de las dificultades económicas. En el turismo, ya hubo trabajadores que perdieron sus empleos en la temporada baja o fueron trasladados a granjas aún administradas por el Estado. En Varadero hubo denuncias de empleados suspendidos sin salario por varios meses. Mientras estas cosas ocurren, la ministra de Trabajo y Seguridad Social, Margarita González, con cola de paja, recitaba su mentira correspondiente: “Cuba no aplicará despidos masivos al estilo de los ajustes neoliberales” (Clarín, 19/8).
Ofensiva capitalista sin derecho de huelga ni libertad sindical
El proyecto de reducción de más de un millón de empleos estatales es totalmente funcional a favorecer las ganancias del esquema capitalista que practica el gobierno de Raúl Castro y el PC cubano. Es parte de otras medidas que vienen implementando, como la reducción o directamente el cierre de comedores obreros, la revisión y retiro de subsidios y gratuidades en actividades de la cultura, el deporte o la alimentación de estudiantes (que ya se movilizaron reclamando por la pésima calidad de la comida). Y se viene anunciando la desaparición definitiva de la tradicional “libreta de racionamiento”, que hace tiempo ya casi ha dejado de ser efectiva en los hechos.
Estos ajustes vienen provocando un creciente malestar popular. Pero en Cuba los trabajadores no tienen para defenderse el elemental derecho de huelga que existe en la mayor parte de los países capitalistas. Los sindicatos no son otra cosa que “oficinas” del ministerio de Trabajo, sucursales de la dictadura del partido único.
No existe el derecho de organizarse, discutir, hacer asambleas que debatan libremente toda esta situación que está atravesando el pueblo cubano y cómo enfrentar los despidos y los bajos salarios. Con el argumento mentiroso de no servir “a la contrarrevolución” y “no hacer el juego al enemigo”, se impide la democracia obrera, se prohíbe hacer huelga o simplemente una movilización callejera pidiendo aumento de sueldos. Mientras tanto, opositores que son acusados de “contrarrevolucionarios” por el gobierno, como por ejemplo el economista disidente (del grupo de los 75) Omar Espinoza Chepe, saludan como positivos los anuncios económicos del Parlamento (Clarín, 3/8)
Una olla a presión
En febrero de este año, la muerte del preso en huelga de hambre Orlando Zapata fue un sacudón que instaló una crisis política en el país. Al día siguiente, un periodista también disidente, Guillermo Fariñas, comenzó en su casa otra huelga de hambre. Hubo expresiones de artistas e intelectuales de otros países que repudian el bloqueo y se solidarizan con el pueblo cubano3. Pablo Milanés se atrevió a decir que “hay que condenar a Fidel Castro, desde el punto de vista humano, si el disidente Fariñas muere de hambre”, y calificó de “farsa” a las elecciones que se hicieron en abril. La escritora Lucía Portela, integrante de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, alzó su voz solitaria y crítica, diciendo “Basta ya… que venga lo que venga”.
El malestar social es creciente, no sólo por la falta de libertades, sino por el cada vez más bajo nivel de vida, aunque la represión sofoca la expresión de protestas. Pero en octubre de 2009 se conocieron protestas y reclamos estudiantiles en el Instituto Superior de Arte de La Habana, por la mala comida y la falta de higiene. Antes se habían dado denuncias por la falta de derechos para viajar libremente al exterior. Y cada vez más se van dando expresiones de rebeldía juvenil, en gran medida clandestinas. Como grupos musicales del tipo del roquero Gorki Aguila, los raperos Los Aldeanos, Escuadrón Patriota, entre otros, con canciones contra el régimen, la burocracia, de denuncia social y por libertades. Corren por abajo miles y miles de copias de CDs que se van reproduciendo. Un acceso un poco mayor a internet (los cubanos fueron autorizados a usarla en los hoteles, pero es muy cara), también amplía la difusión de información y reclamos. Así surgió la ahora famosa bloguera Yoani Sánchez, que comenta críticamente las dificultades cotidianas y el burocratismo, manteniendo cierta distancia con la gusanería.
Este es el marco en el cual en el mes de julio el gobierno aceptó la mediación de la Iglesia Católica y el canciller español para comenzar a liberar a 52 presos políticos, de los cuales ya varios han viajado a España. Es un logro importante en el terreno de los derechos humanos. Pero no olvidemos que el español y otros gobiernos que reclaman por libertades, son los representantes de las multinacionales que están haciendo suculentos negocios con la actual dictadura, que logra el milagro de que millones de personas trabajen casi gratis.
Tanto entonces como luego de los anuncios del Parlamento, casi todos los comentaristas, incluyendo a los yanquis, han insistido en que son pasos encaminados a fortalecer la inversión de capitales en la isla. Y, agregamos, también son parte del gran objetivo del gobierno: fortalecer su control político de la situación, que se les complica por las dificultades económicas y sociales que se les vienen acumulando.
Por una nueva revolución socialista
En uno de sus temas, Viva Cuba Libre, los raperos Los Aldeanos dicen que “con Ernesto Che Guevara, comandante de verdad, estoy firme”. Nunca más oportuna y necesaria la apelación a Guevara. Recordar la batalla contra la burocracia y los privilegios que caracterizaba su gestión dentro de los primeros años de gobierno. Sus críticas a la creciente subordinación de Cuba y el castrismo a la burocracia del Partido Comunista de la Unión Soviética. Y su frase tan célebre: “revolución socialista o caricatura de revolución”. Fidel la fue negando en los hechos y en las palabras. Recordemos, por ejemplo, cuando les dijo a los sandinistas en 1979 que no hicieran de Nicaragua otra Cuba, que no avanzaran hacia la ruptura con la burguesía y la revolución socialista. Y la negó definitivamente cuando, en la década de los noventa, inició el camino directo de la restauración capitalista.
Por eso, ya no alcanza con el rechazo al bloqueo y con la imprescindible solidaridad con el pueblo cubano. Se plantea la pelea por una nueva revolución socialista, para revertir el cambio económico-social hacia el capitalismo impuesto por los Castro, junto a la lucha política, a una revolución contra el régimen dictatorial para imponer libertades políticas para todo el pueblo.
Alentamos la movilización obrera, popular, estudiantil y campesina para exigir un salario digno, terminando con los 10 o 15 dólares del actual sueldo estatal. Por un mínimo de 250 o 300 cucs, aboliendo el sistema perverso de la doble moneda. Basta de tiendas y mercados para ricos y otros para pobres. Basta de salarios especiales y privilegios para la burocracia gobernante. Más inversión en salud y educación. No a las empresas capitalistas, sean mixtas o totalmente privadas. Por la reestatización de las empresas bajo control y administración obreras, en el marco de un plan único centralizado.
Plenos derechos para la movilización y organización independiente de los trabajadores, los campesinos y estudiantes. Derecho a disentir, protestar y hacer huelga. Plena independencia de los sindicatos respecto del Estado y el gobierno. Por la democracia obrera, para hacer sus reclamos y cambiar a los dirigentes y formar nuevos sindicatos.
Plenas libertades para el pueblo cubano, nada para los gusanos de Miami. Basta de presos políticos; contra el régimen de partido único y por la libre formación de partidos políticos. Total libertad para entrar y salir del país a todos los cubanos. Libre uso de Internet, no a la censura a la música, el arte y la información. Libertad para los jóvenes, con derecho a organizar centros estudiantiles y exigir libremente sus reclamos.
Por un plan económico nacional que arranque por recuperar el monopolio del comercio exterior, elimine el sistema bimonetario actual y dé aumento inmediato y sustancial de salarios. Por una nueva planificación económica con democracia obrera, que ataque la diferenciación social, la corrupción de los de arriba y revierta la restauración capitalista. Recuperar las conquista en salud y educación logradas en los primeros años de la revolución. El gobierno de los Castro y el PC no está al servicio del pueblo cubano, hay que reemplazarlo con la movilización, por un gobierno de los trabajadores, para lograr el verdadero socialismo con democracia obrera. Para ello alentamos la construcción de una nueva dirección revolucionaria, un nuevo partido socialista que retome las banderas del Che y de la primera revolución socialista.
1. Para ampliar datos, véase Correspondencia internacional Nº 27, junio-set. 2009: “¿Se viene el fin del bloqueo?”, en www.uit-ci.org
2. Omar Everleny Pérez Everleny y otros: Miradas a la economía cubana. Edit. Caminos, La Habana, 2009.
3. Véase declaración de la UIT-CI en El Socialista Nº 163, 7/4/2010 en www.izquierdasocialista.org.ar
Las empresas mixtas en Cuba
La vanguardia en hacer negocios han sido las multinacionales españolas y canadienses. Los yanquis quedaron relegados por el bloqueo. En la última década, Venezuela ha jugado también un papel importante, junto con China.
• En níquel y cobalto (Cuba ocupa el primer y segundo lugar mundial en reservas), se destaca la empresa cubana-canadiense Metalúrgica de Moa, con la multinacional Sherritt, que incluye las operaciones de extracción y procesamiento del níquel, la refinería en Alberta (Canadá) y la empresa que comercializa en Bahamas. Comenzó en 1992, cuando ya no se refinó el mineral en la antigua URSS, y supera el 40% de la exportación total del níquel.
• El turismo ha sido uno de los rubros más dinámicos y en crecimiento, a partir de su reestructuración en los noventa con las empresas extranjeras. Se destacan las grandes corporaciones Cubanacan y Gaviota, con participaciones de capitales cubanos, privados y estatales, en primer lugar del ejército (FAR) y las cadenas Gran Caribe, Horizonte, entre otras. El 48% de las aproximadamente 42.000 habitaciones son administradas por empresas extranjeras. Entre las empresas españolas más importantes están Sol-Meliá y el grupo Barceló. Empresarios privados cubanos abastecen el 68% de los insumos de las instalaciones turísticas. En este rubro hay gran expectativa hacia la apertura al turismo estadounidense. En febrero de 2010 se reunieron en Cancún empresarios yanquis con el ministro cubano de Turismo, Manuel Marrero, para intercambiar planes ante un futuro cambio en las relaciones. El estadounidense Kirby Jones, presidente de la compañía Alamar, destacó: “No hay limitantes para que cadenas hoteleras extranjeras, incluidas las de Estados Unidos, puedan administrar un hotel en Cuba”, dijo Marrero (adn.es, marzo 2010).
• En explotación petrolera, en 1999 se abrieron 112.000 km2 de su zona de exclusión en el Golfo de México para empresas extranjeras. Participan Repsol- YPF, Petrobrás, Ocean Rig (Noruega), Petrobrás con Sherritt Gordon (Canadá, primera en petróleo y gas). Energas (cubana-canadiense) produce electricidad con el gas de los pozos de la zona norte de La Habana. Además, intervienen empresas de Francia, Reino Unido, España y China.
• En telecomunicaciones, la primera empresa mixta comenzó en 1994 con la mexicana CITEL. Luego entró la italiana STET, que se fue transformando en el principal socio extranjero, con un 28%. En 1997 entró la Sherritt en telecomunicaciones.
• En tabaco y producción de habanos, existe Habanos SA, fundada en 1994. Empresa mixta en partes iguales, entre la estatal Cubatabaco y Altadis, empresa española, propiedad del grupo inglés Imperial Tobacco Group. Es una multinacional que tiene el 80% del mercado mundial de puros. Está en 5 continentes y 150 países (datos del portal de la empresa).
• En la construcción se destaca la participación de capitales israelíes, por ejemplo, la empresa mixta entre la cubana Cubalse SA y la empresa israelí Grupo GM. Además, desde 1992, la empresa israelí Waknine y Beresousky controla el 68 % de la comercialización de la industria citrícola cubana.
• Pérez Villanueva proporciona datos bastante precisos sobre los empresarios privados cubanos. Veamos dos casos. En 1993 se formó la Corporación Cuba Ron SA, para la producción, comercialización y exportación del tradicional Havana Club, formada por empresarios cubanos y la francesa Pernod Ricard (la del whisky Chivas Regal). Hoy, Havana Club llega a 100 países y la empresa está entre las 20 de mayor venta en el mundo en el rubro.
La cerveza más popular, Bucanero, pertenece a Coralsa, Corporación Alimentaria SA, asociada a la canadiense Cerbuco. La misma empresa privada cubana está en las industrias cárnicas con la española Porvalca, de Valencia. La producción y comercialización de los más importantes refrescos y aguas minerales las poseen Coralsa, asociada con la multinacional suiza Nestlé. Además de abastecer al turismo y consumo popular locales, está exportando al Caribe y al Mercosur.
Más golf y negocios
El grupo británico Esencia Hotels&Resorts, con la empresa cubana Palmares S.A., van a ampliar sus canchas de golf. Esencia Hotels&Resorts es parte de Havana Holding, que tiene el control de la marca Floridita (uno de los bares símbolos de la Habana, donde se sirve el daiquirí) en todo Europa. El 1º de agosto se anunciaron negociaciones para la construcción de 16 campos de golf nuevos, vendiendo en esas áreas viviendas de lujo a extranjeros. Cuatro estarían muy avanzados y se ubican así: dos entre La Habana y el balneario de Varadero (a 140 kilómetros de allí), en la costa noroeste; uno en Pinar del Río (occidente) y otro en Holguín (oriente). Esencia Hotels&Resorts ya había anunciado en 2008 su proyecto Carbonera Country Club Resort, cerca de Varadero, con una inversión de 400 millones de dólares para levantar 730 viviendas en torno a una marina y un campo de golf de
18 hoyos.
Otros proyectos conocidos son los de una sociedad británico-española en Bahía Honda, Pinar del Río, una empresa canadiense en Jibacoa (cerca de La Habana) y una compañía privada vietnamita, también en una zona cercana a la capital. Este turismo de lujo tiene grandes expectativas hacia el mercado yanqui.
La crisis de la agricultura
El 80% de los productos alimenticios que consumen en Cuba son importados (casi la mitad desde los EE.UU.). La reapertura del capitalismo comenzó en el campo en 1994, con la entrega de tierras a cooperativas y personas privadas. Como era previsible, no revirtió la baja o casi nula producción agropecuaria que existía bajo la conducción burocrática y subsidiada de la economía de los tiempos del “socialismo real”, que permitía al gobierno cubano abastecerse de alimentos relativamente baratos.
Con el correr de los años se fue agravando la crisis del campo y la vulnerabilidad del sector externo. Desde 2008, Raúl Castro pretendió atacarlas con una campaña para aumentar la productividad agrícola impulsando a fondo la entrega de tierras en usufructo a propietarios privados, de manera individual o como cooperativas (que ya había comenzado en 1994-5).
En dos años se entregaron un millón de hectáreas de tierras ociosas, de un fondo de 1.763.000 seleccionadas para cultivar, que son aproximadamente la mitad de la tierra no utilizada. Los resultados han sido mínimos y el ministerio amenazó con retrotraer las concesiones a quienes no cumplieran con las metas fijadas. Pero hubo campesinos que denunciaron que no cuentan con el imprescindible apoyo para maquinarias o insumos básicos, como fertilizantes o semillas. Es decir, están describiendo el círculo vicioso que forma el capitalismo para ahogar al campesino. Por supuesto, el ministro Olivera calificó las medidas de “revolucionarias”, opuestas a cualquier “apertura capitalista” (Clarín, 27/6/10). Raúl Castro y sus analistas económicos, para justificar la crisis de productividad agrícola -que se suma a la de la industria-, hablan de “vagancia” y la costumbre a las “gratuidades”. En realidad, no hay productividad porque el pueblo trabajador en Cuba nunca ha participado de los planes de la producción, ha sufrido el burocratismo y la falta de libertades, nunca ha podido discutir democráticamente sus condiciones de trabajo, ni en la ciudad ni en el campo. Ahora, a esto se suma la explotación capitalista, los salarios de hambre, la falta de apoyos e incentivos. La baja producción, el robo y el mercado negro son formas de resistencia de las masas.
La restauración paso a paso
El gobierno cubano repite constantemente que “el socialismo es irrevocable”. Es la mentira oficial que intenta cubrir la superexplotación capitalista del pueblo cubano. Hay una enorme desigualdad social, surgida desde que, desde los años ´90, los Castro pusieron proa hacia la restauración.
Desde la década de los ´70 había elementos de apertura capitalista en Cuba Socialista, siguiendo los pasos de la dirigencia soviética. La disolución de la antigua URSS y la restauración capitalista en Rusia y todo el Este europeo a comienzos de los noventa, llevó al PC cubano a tomar el mismo camino
1.
Cuba sufrió el “periodo especial”, que fueron las enormes penurias vividas por el pueblo cubano como consecuencia del fin de los generosos subsidios y ventajas comerciales que habían recibido por casi tres décadas por parte de la burocracia soviética. En ese período se comenzaron a introducir los grandes cambios hacia la restauración. Manteniendo los rasgos monolíticos y represivos del régimen estalinista imperante, se demolieron los pilares de una economía socialista que habían sido impulsados durante 30 años, a partir de la expropiación de la burguesía, cuando el país era lo que llamamos “un estado obrero burocrático”. Cuba también comenzó el regreso al capitalismo, con rasgos comunes con los procesos de China y Vietnam.
Repasemos los tres pasos fundamentales.
1. En 1991, el Cuarto Congreso del PC Cubano resolvió abandonar el monopolio del comercio exterior. Lo ratificó la reforma constitucional de 1992. Las empresas estatales comenzaron a importar y exportar en forma directa e individual, y las empresas privadas o mixtas fueron autorizadas a hacerlo también. El economista oficial Omar Everleny Pérez Villanueva decía: “La eliminación del monopolio de la gestión del comercio exterior de conjunto con la apertura a la inversión extranjera, constituyó la premisa principal de la gradual descentralización de la gestión comercial externa” 2.
2. Esa “descentralización” fue la liquidación de la planificación económica, establecida por la Constitución de 1992, que sustituyó “el plan único de desarrollo económico” por “un plan que garantice el desarrollo programado del país”. Con ambas medidas, el mercado comenzaba a ser el principal mecanismo de funcionamiento del intercambio económico.
3. Se reestableció la propiedad privada de los medios de producción, base fundamental del capitalismo. La Constitución de 1992 suprimió el “carácter irreversible” que tenían “los bienes de propiedad estatal socialista”. La ley Nº 77 de inversiones extranjeras de 1995 garantizó la no expropiación, la libre remisión de ganancias y otras medidas que dinamizaron o inauguraron la penetración capitalista en áreas clave como el turismo, el níquel, petróleo y gas, telecomunicaciones, alimentación y construcción. Solo quedaron por fuera, como monopolio estatal, salud, educación y defensa en el aspecto militar. La desestatización de la tierra comenzó en 1994, a través de la UBPC (Unidad Básica de Propiedad Cooperativa).
Desde entonces, con idas y venidas, con el apoyo directo del imperialismo europeo, fundamentalmente España y Canadá, y crecientes expectativas de sectores burgueses yanquis, se viene reconstruyendo el capitalismo en Cuba. Esto ha significado un cambio colosal en el país. Quienes, por derecha o izquierda, sostienen que sigue el “mismo modelo económico”, que continúa aquel “socialismo real” inaugurado por la Revolución con más o menos reformas y cambios, se equivocan. En la Cuba capitalista actual, lo que no ha cambiado es la dictadura del partido único.
1. Una excelente investigación del proceso cubano es De Martí a Fidel – La Revolución Cubana y América Latina, por Luiz Alberto Moniz Bandeira, Norma, 2008.
2. Reflexiones sobre la economía cubana. Edit. de Ciencias Sociales, La Habana, 2006.
“Todo es estatal”
Extrañamente, aunque no es así, desde los más diversos sectores se dice que en Cuba “todo es estatal”. Para los Castro y su gobierno, es parte de la lógica de mentiras cotidianas de que el “socialismo es irrevocable” y no hay “apertura” o reformas capitalistas. Intelectuales y académicos castro/chavistas lo repiten o lo dejan correr.
Desde la derecha y los sectores “críticos” del propio PC, que levantan una opción explícitamente socialdemócrata, se suman. En su caso, es funcional a su programa de apertura total, para que avance aún más la propiedad privada, para que las empresas mixtas dejen cada vez más lugar a las empresas privadas cubanas o de las multinacionales.
Esta es otra colosal mentira. Lo único que actualmente se aproxima a ser “todo estatal” es el empleo de los trabajadores cubanos. Ya hemos descrito el papel de empleador absoluto del Estado, para beneficio de los empresarios capitalistas. Pero esta mentira tiene consecuencias nefastas para los trabajadores. Como ellos viven en carne propia sus miserables salarios estatales, aunque trabajen en medio de los lujos del turismo en Varadero, reniegan cada vez más de la propiedad estatal y crecen sus expectativas en que sea beneficioso que haya cada vez más empresarios y propietarios privados de todo tipo en la isla. La creciente desigualdad social que existe en todos lados es atribuida por muchos cubanos a esa supuesta presencia generalizada del “estado”, y caen en la trampa mortal de abrigar esperanzas en las privatizaciones. La mentira oficial de que viven en “el socialismo” abona en el mismo sentido. Por supuesto, los burócratas y todos los empresarios, agradecidos.
¿Fracasaron el “estatismo” o la “utopía igualitaria”?
El castrismo, de la revolución a la traición
La crítica situación que vive el pueblo cubano reabre viejos debates o instala otros nuevos sobre lo que fue y es el castrismo.
Defensores actuales del gobierno cubano, en primer lugar el castro-chavismo, se suman a las versiones de derecha y socialdemócratas diciendo que en Cuba, como en la ex URSS, habría fracasado el “estatismo”. Son los que abandonan el punto clave del triunfo de 1959-60: la expropiación de la burguesía. Son los que siguen apoyando a la dictadura estalinista de los Castro y esconden con mentiras la transformación capitalista que impusieron en Cuba. En Venezuela defienden el capitalismo de economía mixta con las multinacionales que proclama el presidente Chávez con su falso “Socialismo del Siglo XXI”.
Otra versión la dan algunos progres ex castristas. Hace medio siglo eran fanáticos incondicionales de Fidel y acusaban de “contrarrevolucionario” a todo aquel que, como nuestra corriente morenista, pretendiera señalar cualquier crítica desde la izquierda. Tardíamente fueron descubriendo que en Cuba no había libertades, todo era monolítico, había problemas. Algunos, incluso, definen correctamente ahora que existe una dictadura estalinista, pero reescriben falsamente la historia1. Reconocen que hubo un largo período de avances de la revolución y gran mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores (este es un hecho que nunca nadie pudo negar, reconocido hasta por la madre Teresa de Calcuta). Pero lo dibujan como una “utopía igualitaria”, condenada a fracasar porque ya contenía una fatal centralización, ligada al estatismo, que la condenaba a ser represiva. Cuando eran castristas, no detectaron que existía una dictadura que controlaba monolíticamente aquel Estado.
La verdadera historia es que Cuba Socialista nunca fue “igualitaria”, porque nació con un aparato burocrático totalitario, su partido-ejército, que dio lugar al PC cubano y a las Fuerzas Armadas Revolucionarias, dirigidos por los hermanos Castro. Eran burócratas privilegiados, al estilo estalinista, con la diferencia que encabezaron una revolución y tenían recursos infinitamente menores, incluso para los privilegios. Siempre tuvieron mejores salarios, mercados especiales, nunca tuvieron que usar la libreta de racionamiento.
Estos ex castristas ahora hacen campaña política diciendo que no va lo estatal, que no hay que expropiar, que hay que privatizar todo. En relación a la Cuba actual, no cuestionan para nada el retorno al capitalismo. Por el contrario, quieren liberalizar a fondo, hacia un “nuevo socialismo democrático”, que se lograría si se incorporara a un “diálogo de transición” a la gusanería de Miami. Se equivocaron en la década del 60, siendo furibundos castristas, y se equivocan en la actualidad, criticando por derecha el curso capitalista protagonizado por los Castro.
Lo grande de la revolución cubana fue su avance hacia la ruptura con la burguesía y el imperialismo, al calor de la movilización de los trabajadores y el pueblo. Fue esa revolución que empujó a los Castro a radicalizar la reforma agraria, congelar tarifas y alquileres, expropiar las destilerías, ingenios azucareros y bancos y romper con los yanquis. Aquella “centralización” fue un logro histórico: la puesta en marcha del plan económico nacional basado en la propiedad estatal, con el monopolio del comercio exterior y las nacionalizaciones. Y así se conquistaron aquella salud y educación que pusieron a Cuba Socialista en uno de los primeros lugares de América Latina.
Aquellas conquistas se lograron a pesar de que existía la burocracia privilegiada y represiva. La mejor prueba de lo que decimos la dio el Che Guevara, quien en todo momento combatió la burocratización y la denunció públicamente, con su visceral y genuino igualitarismo.
Los Castro se subordinaron a la burocracia mayor, el colosal aparato del Partido Comunista de la Unión Soviética. De su mano, se fueron apartando del camino revolucionario e internacionalista de los primeros años y del Che.
Nunca más impulsaron nuevos triunfos socialistas en América Latina, apoyando la “coexistencia pacífica” y el pacto de los burócratas rusos con el imperialismo. Apoyaron el aplastamiento de la revolución de los obreros checos en 1968. Se sumaron a la reaccionaria y suicida “vía pacífica al socialismo” de los partidos comunista y socialista en Chile, que abrió camino a Pinochet en 1972. En 1979, Castro llamó a los sandinistas a no hacer en Nicaragua una nueva Cuba. El 1981 apoyaron el golpe de Jaruselsky contra los obreros polacos.
Otra sería la realidad de Cuba y América Latina si todo el prestigio y poderío del castrismo hubiera estado al servicio de lograr nuevos países socialistas en el continente. Poniendo la riqueza latinoamericana al servicio de sus pueblos, no de las multinacionales y el imperialismo. Y sin monolitismo y partido único, con democracia y libertades para que las masas en lucha se organizaran, discutieran, rectificaran errores y fortalecieran los aciertos.
Incluso así, ante golpes o retrocesos, la moral y conciencia de los pueblos podría haber seguido avanzando, construyendo una alternativa socialista y revolucionaria. Hubo muchas oportunidades arruinadas. Por todo esto, nuestra corriente, a la par de defender incondicionalmente a Cuba Socialista, denunció siempre las traiciones de Fidel Castro.
Hoy en Cuba crece la bronca y el desencanto en el pueblo. Y así se instala el peligro de que se reproduzcan los retrocesos en la conciencia que se dieron en la ex URSS y Europa del Este, donde los avances restauracionistas, de la mano de la propia burocracia, no hicieron otra cosa que crear entre las masas fatales ilusiones en el capitalismo. El gran desafío es luchar por una nueva revolución socialista.
1. Véase, por ejemplo, el ensayo de la ex castrista devenida radical de “izquierda” Claudia Hilb: La izquierda democrática frente al régimen de la Revolución Cubana. Edhasa, Buenos Aires, 2010.
http://www.uit-ci.org
Mercedes Petit (El Socialista-Argentina)