El Ferrocarril una cuestión nacional: 1º de marzo de 2011 – Día de los ferroviarios
Juan Carlos Cena (especial para ARGENPRESS.info)
Tren de pueblo
Ya no atraviesa los campos /tampoco se oye el fragor /de esa mole impresionante, movida por el vapor. /Solo queda en la memoria /el silbato de los trenes, /vacío de pasajeros,/silenciosos los andenes. /La trocha ya no se ve, /cubierta está de maleza, /ruinosas duermen las vías/bajo un manto de tristeza./Sobre rieles oxidados, vagones abandonados,/morada de muchos pobres /se divisa en los poblados.
Lejos llevaron las ruedas, /los sueños, las ilusiones, /que quizás fueron truncadas como están las estaciones./Se perdió en el horizonte,/el humo del viejo tren, borradas están las huellas/del viajero en el andén.
Marta Ofelia Manna – Docente. Provincia de Santa Fe
Oficialmente se estipuló que el día 1º de marzo sería el día del ferroviario, como símbolo por la nacionalización de los ferrocarriles en nuestro país. A nosotros, los ferroviarios, nunca nos preguntaron cual debería ser nuestro día. A pesar de este descuido, esa fecha es un tiempo que debe olvidarse. Cuando lo recuerdan los falsos festejadores lo hacen ninguneándolo. Distorsionando su esencia y su verdadera naturaleza. Ocultan de quiénes son los ferroviarios y que papel les tocó jugar en el devenir de la construcción de la patria en el transcurso de más de 150 años. Por eso, dicen los detractores, hay que negar el papel de constructores, no sólo del ferrocarril sino el rol en la construcción y organización del movimiento obrero argentino.
Como de sus instituciones sociales, precursores del mutualismo, centros culturales, clubes, establecimientos educacionales, hospitales, entre otras fundaciones. Cobijaron en su seno a todas las corrientes políticas e ideológicas desde sus nacientes.
Es por eso es que han tratado de borrar de todas las maneras posibles del quienes son. Por eso dicen desde muchos lugares que no hay nada que recordar. Menos en estos tiempos donde el olvido aún mantiene un cierto campo conquistado sobre la memoria.
Dura lucha es la que ha protagonizado y protagonizan tercamente los memoriosos ferroviarios, en el intento por hacer recular ese vacío negro, llamado olvido. Primero en la cabeza de los nuevos ferroviarios y luego en la sociedad.
La historia de los ferroviarios es un testimonio de pugnas, de abnegaciones, sacrificios, rebeldías, muertes y desapariciones. Desde sus inicios el movimiento obrero ferroviario fue duramente reprimido. Nunca lo doblegaron. Todos los gobiernos de todos los signos trataron de sujetar y domesticar a los trabajadores ferrucas.
Estimamos que en 1888 comienzan las luchas parciales y luego la huelga de 1896. Este fue la primera huelga en el orden nacional, masivo del movimiento obrero argentino protagonizado por los ferroviarios contra los ingleses. Discutida, preparada y emprendida desde una Sociedad de Ayuda Mutua situada en Tolosa provincia de Buenos Aires, donde la polémica entre anarquistas y socialista fue de un altísimo nivel. Tan de nivel político e ideológico fue que el intelectual José Ingenieros, confeccionabas los volantes de la huelga. Es para preguntarse el papel del intelectual, hoy. Desde donde deben actuar, desde los palcos o con todo el cuerpo
La huelga del 6 de enero de de 1912, La Fraternidad, Sociedad de Maquinistas y Foguistas de Locomotoras, con casi 7.000 afiliados pertenecientes a 18 líneas férreas, se declaró en huelga. Eran otros tiempos. Un maquinista es llevado preso por haber sufrido un accidente. Su recorrido era Buenos Aires – Rosario del ferrocarril Central Argentino (inglés).
La más dura fue la del año 1917, hubo una violenta represión, en Mendoza con mujeres ejecutadas por ser solidarias. Casi le cuesta el gobierno a Yrigoyen.
Así, hasta el advenimiento del gobierno peronista, donde somos movilizados militarmente en 1950 a través de una célula militar. Momento en que Eva Perón concurre a los talleres Remedios de Escalada para disuadirlos, no logrando tal cometido. Muchos de esos compañeros que le dijeron no a Eva, más tarde, en 1955, integraron la Resistencia Peronista. Eran jóvenes peronistas en esa huelga, pero tenían metido dentro de su ser la pertenencia: la de corresponder a la clase obrera.
En el año 1955, después del golpe del 16 de septiembre comienza a implementarse una política de estado en forma permanente y sistemática contra el ferrocarril, para consumarse era necesario además, elaborar una política represiva para ahogar todo reclamo o resistencia a plan contra los ferrocarriles. En el año 1958 nos movilizaron militarmente, en 1960 nos aplicaron el Plan Conintes (plan de conmoción interna sancionado durante el gobierno de Perón, donde Frondizi se opone. Pero bajo su gobierno es reglamentado y aplicado con todo rigor convocando a los militares.
Dura huelga resistente fue la de 1961, fueron 42 días de paro. Otra vez Frondizi nos moviliza militarmente. Cruda fue la lucha del riel en 1961, férrea fue la resistencia ferroviaria cuando intentan aplicar el Plan Larkin para dejar vía libre a la industria del transporte automotor.
Todos atentaron contra el ferrocarril, menos durante en el gobierno del doctor Arturo Illia, nuestro reconocimiento y homenaje. Todos los gobiernos boicotearon a los ferrocarriles hasta la fecha
La dictadura de Onganía, que desplazó al doctor Illia, militarizó a los ferroviarios mediante el decreto 5324, todos teníamos grado militar.
El golpe de estado de Onganía tuvo como política de estado controlar militarmente a los ferrocarriles. Como decía militarizó a los ferroviarios, dejó miles de ferroviarios en la calle, intervino sus sindicatos históricos como la Unión Ferroviaria y La Fraternidad. Dos generales, incontables coroneles y de otros grados menores desembarcaron en la Ciudadela Ferroviaria. Los ferroviarios les contestaron organizándose a través de las Comisiones Clandestinas Ferroviarias, donde nunca se supo quienes la integraban.
Durante el gobierno del doctor Cámpora como una muestra lo que vendría, el ferrocarril fue copado por la agrupación que comandaba Norma Kennedy y el C.D.O de Brito Lima. Luego se fueron, pero aparecieron los perros de la triple A.
Luego, ahí no más, la dictadura cívico militar de 1976 les propinó un fuerte golpe a los ferrocarriles y a los ferroviarios que resistieron valientemente la ofensiva cívico militar.
La primera huelga contra el golpe fue el mismo día 24 de marzo en el depósito de locomotoras de Alta Córdoba, encabezada la resistencia por el compañero Negrini, un maestro libertario. Luego es detenido y encarcelado en la base del Chamical, lo devuelven destrozado por las torturas. Otra vez la Clandestinizacion de los ferroviarios y la organización de sus resistencias. Donde confluían todos los oficios, todas las ideologías, todos los sindicatos. Mientras otros perduraban en sus sillones por el consentimiento de los dictadores. La represión continuaba, la resistencia era cada día más resistente. Honra y honor a esos compañeros. Como resultados miles compañeros cesanteados y 90 compañeros desaparecidos.
La dictadura militar de 1976, a través del genocidio, crea un vacío generacional entre los ferroviarios, compañeros desaparecidos por todo el territorio, se instala el terror, a pesar de ello los ferroviarios nunca dejaron de luchar. Resistieron de mil maneras diferentes dejando como saldo más de 90 compañeros desaparecidos y 40.000 cesantes. Los ferroviarios demostraron que la clase obrera resistió.
El advenimiento de las democracias relativas o las frágiles democracias continuaron con el mandato de la destrucción de los ferrocarriles. Durante el gobierno de Ricardo Alfonsín se intentó implementar el Plan Terragno. Dividiendo a los ferrocarriles en cuatro partes, era tupacamarización de la empresa ferroviaria.
Luego llegó lo que llegó, el gobierno de Menem. Lo que no pudieron implementar ni las dictaduras cívicos militares ni las democracias frágiles, a este plan siniestro lo puso en ejecución este gobierno genuflexo de los poderes internacionales con la complacencia de los dirigentes gremiales y el parlamento, Obedeció y cerró los ferrocarriles. Expulsó a 85.000 ferroviarios a la calle, el ferrocarril fue saqueado, desintegrado, anulado, pasto de comerciantes y corruptos, políticos y gremialistas cipayos. Aún hoy continúa el saqueo, viene por las tierras y las propiedades.
Se eliminaron más de 40 policlínicos instalados en todo el territorio ferroviario, aparecieron más de 1.200 pueblos fantasmas, se eliminaron los trenes aguateros, sanitarios, y el tren de las artes, sí, teníamos un tren que surcaba la geografía ferroviaria recogiendo como arqueólogos las manifestaciones culturales del interior del país, el manto de la mediocridad comenzaba a cubrirnos. Además, por si esto fuera poco, desapareció la industria ferroviaria nacional, estatal y privada, y todas las escuelas de capacitación
Los ferroviarios resistieron esta embestida contra la corriente de la opinión pública que disfrutaba, ¡venía lo privado!, todo iba a derramarse, las copas se iban a desbordar de ganancias. Los jóvenes ferroviarios resistieron en la gloriosas huelgas de 1991 y 1992, contra la traición de los dirigentes gremiales, los diputados y senadores, que antes habían jurado defender hasta la muerte a los ferrocarriles como el senador Menem. La clase política en general aplaudieron a dos manos estas miserabilidades, como hoy.
Este día, el de los ferroviarios, será seguramente un día de nostálgicas recordaciones para los veteranos, que engrosan el ejército de desocupados y jubilados allá por la década de los 90, comenzaba la diáspora ferroviaria.
La nostalgia es la cita sutil con el pasado /y una forma del sueño.
Esa corriente oculta y silenciosa /que se opone al olvido con decoro.
Es el domingo triste del recuerdo. Raúl González Tuñon
Se intentará que no sea un día triste en esta larga diáspora, a pesar de ello, los ferroviarios, recordaran lo que fueron y lo que fue el ferrocarril aquel, el deficitario. El recuerdo regresará en ese ¿té acordás? Que momento. Es el primer paso que da la memoria, es el primer tranco dará para ganarle al olvido. Será la terquedad de la memoria. Una de las características de los ferroviarios fue siempre su porfía y la alegría.
¿Quienes somos?
Los trabajadores del riel somos nada más ni nada menos que la carnadura imprescindible de ese medio de transporte que es el ferrocarril. Porque entre ese objeto metálico que es puesto en movimiento llamado tren, y ese carnal que lo prepara orgulloso y lo encaballa para que se deslice por las enrieladuras de nuestro territorio, se establece una relación biunívoca vital, substancial: Ocurre lo real maravilloso entre el hierro en movimiento y ese ser humano, toda una correspondencia casi mágica. No se puede dividir esa relación que nace desde su parición.
Viene desde cuando el vapor de agua, al intentar liberarse, transformó ese esfuerzo en una fuerza descomunal. Todo ocurre en esa relación indivisible que existe entre el trabajo y el hacedor del trabajo que es el obrero, en este caso: el ferroviario. El ferroviario es parte inseparable del ferrocarril. El es el ferrocarril. Hierro con carnadura, unidad vigorosa. Por lo tanto, eso es el ferrocarril. Armonía que se transforma en una misteriosa relación, como ese adiós que guarda el tren,
A tantas historias, tantas preguntas, damos tantas respuestas. Es necesario aclarar que trabajar en el ferrocarril no es lo mismo que ser ferroviario. El ferroviario incorporó a su Ser ese inmenso objeto metálico en movimiento, como su Sujeto: él es el ferrocarril, es de su pertenencia, no como una propiedad privada, sino porque él es parte constitutiva del ferrocarril, no está añadido, adosado, sino contenido; el ferrocarril y el ferroviario constituyen un conjunto integrado, armónico. Por eso, caminar por las playas de maniobras o recorrer sus rincones es como recorrer el patio y las comisuras de su casa.
Todas estas cuestiones son las que van construyendo nuestra identidad: somos trabajadores trashumantes montados sobre nuestra geografía. En ese andar hemos sido solidarios, sembradores y cosechadores de ideas, vertebradores e integradores de costumbres y cantares, y así. Identidad que se cimienta en el trabajo reiterado, en la relación social diaria, cotidiana, permanente, repetida, correspondencia que continua en el sindicato y en el barrio, así, sencillamente, nos vamos consolidando y elevando nuestra conciencia de trabajadores. En esa armonía se establecen códigos de comportamiento, como que hay que tener una actitud correcta frente al trabajo y colaborar en la cuestión laboral con el otro, que se le atrasa el trabajo porque no sabe o no entiende. Esta es una de las manifestaciones firmes del sentido solidario que destierra el individualismo y el egoísmo.
Pero es dable aclarar que, trabajar en el ferrocarril no es lo mismo que ser ferroviario. El ferroviario incorporó a su Ser ese inmenso objeto metálico en movimiento como su Sujeto: el es el ferrocarril, era de su pertenencia, no como una propiedad privada sino porque él era parte constitutiva del ferrocarril, no estaba añadido, adosado sino incluido; el ferrocarril y él constituían un conjunto integrado, armónico. Caminar por las playas de maniobras o recorrer sus rincones era como recorrer el patio y las comisuras de tu casa.
Marzo del 2011, tiempo surcado por las luchas que comenzaron en el siglo XIX. Más de cien años, tiempo que les costó a los explotadores pretender domesticar la rebeldía ferroviaria, no pudieron. Hoy la realidad lo confirma y nos permite afirmar que todo germina de nuevo, la clase obrera y los ferroviarios en forma particular, que en su dimensión dialéctica ésta siempre renace de sus cenizas demostrando que no hay un fin sino un recomienzo más dinámico. La clase obrera, la clase más antigua de la humanidad, nunca fue vencida a pesar de las persecuciones, genocidios, represiones, y las derrotas temporales.
También se va a cumplir otro aniversario del golpe de estado cívico militar de marzo de 1976. En ese período los ferroviarios fueron brutamente reprimidos. Hoy, los ferroviarios están de nuevo en el riel, como la clase obrera remontado la lucha en las calles.
Es que después de la derrota ferroviaria se intentaría la extinción de toda cultura obrera, empezando por la palabra. Los ferroviarios vivieron a través de la palabra por todo este tiempo; recorrieron el país montados en trenes de palabras. Ella fue y es la transmisora de ideas, historias, triunfos, derrotas, pero nunca acarreó historias de vencidos, porque siempre se resistió, siempre. Los ferroviarios nunca se dieron por derrotados ni aún derrotados, porque no estaban vencidos, conservaron la palabra, y mientras haya guardapalabras que las cobijen, la vida continúa.
Ellos, los que cercaron la Ciudadela Ferruca lo sabían, y se propusieron: ¡hay que arrebatarle la palabra a los ferroviarios! para vaciarles el lenguaje aquel. Nunca lo lograron. Por eso la lucha continúa en toda la geografía argentina…
Existen fenómenos que ocurren en el seno del pueblo, y hay que divulgarlos, porque son almacenamientos de vida. Durante la dictadura y los gobiernos democráticos serviles, los trabajadores ferroviarios escondieron el fuego sagrado de sus luchas. Cobijaron y clandestinizaron la palabra entre los rescoldos de las cenizas de la devastación ferroviaria. Los nuevos compañeros volvieron a soplar la brasa, es lo real maravilloso de la clase obrera, dando nacimiento a nuevos retoños tibios, que encarnan la certeza de que la lucha continúa.
Como dice el maestro Raúl Scalabrini Ortiz:”Luchar es, en cierta manera, sinónimo de vivir”, “El que no lucha se estanca, como el agua. El que se estanca, se pudre”.
Juan Carlos Cena es miembro fundador del Mo.Na.Re.FA. (Movimiento Nacional por la Recuperación de los Ferrocarriles Argentinos.
01/03/11