Categorías
General Internacional

Obama atragantado con Libya

Obama atragantado con Libya


La intervención en Libya esta signada por la paradoja. Todo lo que luce sí, es no. Una estrategia que cuestiona liderships, poder económico, capitalismo y humanismo. En tanto cada uno paga su cuota.
Orlando Sabini Para Kaos en la Red  9-4-2011

Decíamos que Gheddafi es un “hueso duro” de roer y que Obama podría “darle una mano” al Lider libio. Decíamos esto porque las noticias que recibíamos del país del norte africano no mostraban una clara y definida oposición al gobierno y que los rebeldes habían caído en el descrédito desde el momento que eran “culpables de la intervención”.

Derrotar al coronel implicaba una larga y sangrienta guerra. Si ésta no tenía éxito, el liderazgo, al menos moral, del coronel se vería reforzado.

A Casi un mes y medio de la intervención de los representantes del Imperio y la posterior de la OTAN la situación parecería haber entrado en un impasse.

La situación se desarrolló en varios planos: político, militar y “humanitario”.Cada uno de estos escenarios era y es complejo de por sí.

En el plano político debemos considerar los teatros de EE.UU, la UE, Africa y el Mundo Arabe.

EE.UU tiene un plan de política internacional, iniciada por Bush bajo un Proyecto Corporativo de lo que conforma el Imperio, “occidentalizar” el Mundo Arabe. Este es un paso fundamental para lograr la Globalización de la política Capitalista-Consumista en todo el orbe. El control sobre del petróleo como primer escalón para el control final de los recursos energéticos: agua, clima, materiales estratégicos. etc. es un camino iniciado en la década de los 70´.

Dentro de esta política están las demandas internas de las grandes Corporaciones de materiales bélicos, farmacéuticas, los Bancos, etc. que son los sostenedores del gobierno de EE.UU y su presidente, su fiel “empleado”. Por lo tanto este megaproyecto va más allá de algunas puntualidades como es el caso de Libya. La próximas elecciones presidenciales le exigen a Obama una visión acorde al Mega Proyecto y la situación del país africano podía transformarse en un traspié determinante en el resultado. Obama prefiere tomar distancia y retira sus fuerza manteniendo sólo las que representan a la OTAN.

Esto deja entrever que el objetivo Libya no era un proyecto “a priori” del gran representante Imperial y que más bien lo fue de Sarkozy aprovechando a los disidentes que se encontraban en París. Una oportunidad para retomar un rol de líder internacional que “los franceses desean” y se veía amenazado por Alemania y últimamente por esa actitud personal del premier “cabeza de asfalto” italiano. Italia y Libya era un eje económico con vinculaciones políticas de muchos puntos en común.

El éxito de este plan devolvería al eje París-Londres un papel relevante en la UE desde el punto de vista político y económico por cuanto Libya es una fuente importantísima de recursos: petróleo, gas, inversiones y es receptora de grandes proyectos tanto en lo militar como en tecnología.

El otro escenario es Africa en sí misma. Una gran influencia del líder libio y una gestión monopólica comercial de parte de China es estratégicamente inoportuna y en esto está el interés, también, de EE.UU.

En lo militar estamos frente a una lucha interna que, repetimos, se debió a la presencia de elementos “extraños” en la frontera con Egipto. Elementos de Al Qaeda y una presencia de los servicios especiales de EE.UU., Francia e Inglaterra para armar a los adeptos a los disidentes que solicitaron ayuda a Sarkozy y luego a Cameron.

Cabe acotar que Gheddafi había firmado compromisos militares y las fuerzas francesas y británicas eran parte de un convenio de adiestramiento militar que al momento se aprovechó para instruir a losdisidentes.

Gheddafi atacó duramente a estos grupos lesionando miembros de dos de los principales emiratos de la Cirenaica.

La intervención militar era posible y tal vez eficaz frente a un ejército libio en posesión de tecnología vetusta. Pero aquélla no contaba con el apoyo internacional ni tampoco de los disidentes. La intervención en Libya es un estigma que dejó impreso la colonización italiana, los enfrentamientos durante la segunda guerra y el mismo ataque a Gheddafi en 1986.

La solución OTAN ponía al resguardo la responsabilidad unipersonal pero las dificultades del mando político por un lado y el militar por otro no era fácil de superar. Dejar de lado a Italia que era uno de los objetivos se contraponía al uso de las bases en su territorio que son potencial y estratégicamente indispensables.

La “no fly zone” dejaba abierta la intervención en cuanto a que se autorizaba “cualquier medio” para defender a la población libia. La opción que aparecía más viable era bombardear los puntos estratégicos militares de Gheddafi. No hay cuarteles donde se concentran fuerzas relevantes sea de la fuerza aérea o fuerzas de tierra. Quedaba bombardear el bunker de Gheddafi y los tanques que se desplazaban contra los insurgentes.

La opción de la entrega de armas a los opositores fue un tema largamente debatido. La posición mayoritaria evalúa la posibilidad de que las armas terminen en manos de Al Qaeda y otros grupos guerrilleros que pueden extender la zona de conflictos a países vecinos. Por lo tanto en la práctica sigue descartada.

Los primeros días tuvieron un éxito relativo, pero cuando las fuerzas del régimen comenzaron a utilizar los medios similares a los opositores (pick ups armadas) se hizo muy difícil distinguir los objetivos y los propios insurgentes se vieron bajo el fuego “amigo”.

La estrategia de los insurgentes fue involucrar a estudiantes y jóvenes trabajadores, enseñándoles el uso del armamento y un cierto comportamiento “militar”. Pero este “ejército” tiene varios problemas. No tiene una estrategia militar ni tampoco política y no tiene liderazgo. Abdel Fath Younis, ex-ministro del interior, reclama una conducción como un Ministro de Defensa o Comandante en Jefe; pero también Khalifa Hiftar un general de la artillería de la guerra contra el Chad reclama la conducción militar. Ambos sobrellevan un conflicto que se resume en la inexperiencia militar del ex-ministro y la inexperiencia política del general, además de la participación de ambos en compartir errores del líder revolucionario libio, el segundo se exilió en EE.UU., Virginia y estuvo en contacto con el Pentágono lo que no lo hace una figura “respetable” dentro el movimiento opositor y difícilmente pueda estar al frente de las acciones militares de los insurrectos.

Más allá de este conflicto los rebeldes, con sus limitados recursos militares, deberían poner en marcha una estrategia para aprovechar los puntos débiles del enemigo. Gheddafi proclamó una batalla puerta a puerta, casa por casa y ese es un error porque debilitó su imagen en poblaciones que debe recuperar. Por otra parte la situación del coronel es:

1)Irse al exilio en una nación africana

2)Escapar y correr el riesgo de caer bajo la Corte Penal Internacional

3)Rendirse y terminar ejecutado

4)Vencer

El éxito de la guerra es obligar al enemigo a hacer aquello que no quiere. Gheddafi sólo quiere la cuarta opción, pero sus hombres, sus leales están la misma disyuntiva y si no se les ofrece una posibilidad de perdón o amnistía seguirán combatiendo aunque la cuarta posibilidad es una utopía.

Esta guerra, como toda guerra, es sucia. Por un lado los opositores se mueven con una sed de venganza, por otro lado el régimen emplea mercenarios que practican el terrorismo; que atacan mezquitas, que practican el estupro, atacan hospitales, ambulancias.

Venza quien venza no se vislumbra un juicio justo y humanitario hacia los derrotados. Me temo que los horrores de esta guerra aún seguirán y afectarán a la mitad de la población que no ha intervenido.

La intervención de la OTAN no puede ser una acción “militarmente limpia”. Cada piloto fue instruido y capacitado psicológicamente para tirar sobre blancos humanos. Bombardear tanques o camionetas artilladas no son objetivos materiales estratégicos. En esta ocasión hay que tirar sobre personas.

El lanzamiento de misiles Cruise y Tomahawks es un sembradío de radioactividad. Las cabezas nucleares están constituidas por uranio empobrecido así como sus “aletas”. El uranio empobrecido es de una densidad que duplica la del plomo, cuando impacta perfora con contundencia y al explotar se desprende una temperatura de unos 10.000 oC. Un 30% se fragmenta y un 70% se convierte en gases tóxicos que se esparcen en un amplio radio.Mil misiles de este tipo pueden producir los efectos similares a los experimentados en Chernobyl. Es fácil deducir que una intervención “humanitaria” de este tipo dejará secuelas por mucho tiempo en una importante población.

Para finalizar echemos un vistazo al marco de este conflicto. El Mundo árabe.

En los últimos tiempos ganó la idea de un choque de culturas. Se trató de simbolizar estas dos posiciones entre el islamismo integralista y la democracia capitalista occidental. Esto tenía una connotación que se extendía a la emigración, sobre todo en la UE.

Francia que fue un líder en la integración y la formación de una sociedad pluricultural, hoy se ha sumado al bloqueo de los inmigrantes y a las normas que acotan su cultura. La intervención en Libya no es un cambio a esta política.

Hoy el Mundo Arabe se divide entre quienes se sienten insatisfechos de sus gobiernos y quieren cambios “árabes” y los islamista que manifiestan su odio hacia occidente.

Los que emigran van en busca de un trabajo o una integración a una sociedad?

En toda Europa está avanzando la derecha y eso responde a que para imponer una Globalización-Capitalista es necesario de gobierno “fuertes”.

El tiempo dirá quién tiene razón, en tanto el “humanitarismo” sigue haciendo estragos.

9/04/11