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La gallina de los huevos de oro: ¿Para qué lo mataron a Bin Laden?

 

Paradojas del Imperio yanqui
La gallina de los huevos de oro: ¿Para qué lo mataron a Bin Laden?

Si los halcones militares lo tenían bajo control y monitoreado desde su fuga de Afganistán en el 2001, y si lo habían utilizado durante veinte años como la imagen del «cuco» para imponer un «nuevo orden internacional» con la «guerra contraterrorista» ¿Para que matar a la gallina de los huevos de oro?.

Por Manuel Freytas

IAR Noticias, martes 10 de Mayo 2011
Que Bin Laden hubiera sido asesinado en una cueva y en la más absoluta clandestinidad, cerraría lógicamente con la situación y el status de mayor «terrorista buscado» de la historia.

Que el jefe de Al Qaeda haya sido realmente  asesinado viviendo tranquilamente en una residencia acompañado de sus mujeres y un cortejo como cualquier jeque árabe, no cierra lógicamente.

Mejor dicho, no cierra la versión oficial de «Bin Laden encontrado» y asesinado, y cierra, adquiere sentido, la hipótesis «Bin Laden monitoreado y protegido» por la propia CIA. 

¿Que pasó camino del Foro? Bin Laden fue muerto sin defensa por un comando operativo de fuerzas especiales. Le perforaron la cabeza y ni siquiera se enteró que murió. ¿Quién dio la orden?

Este es un punto clave. La orden, así coinciden las usinas conservadoras,  la dio la Casa Blanca sin consultar con los niveles estratégicos del Pentágono. O sea la orden, la dio Obama. El gerente negro, despreciado y considerado un «inútil» en temas militares por los halcones, se «cortó solo» con su entorno que diseñó en secreto la operación militar.

Y hay algo concreto: Todas las usinas conservadores expresaron en lenguaje cifrado su desacuerdo con la ejecución de Bin Laden y con la desaparición de su cadáver.

El proyecto histórico de los neocon militaristas que controlan el Comando Estratégico (USSTRATCOM), el ámbito de decisiones de la Junta de Jefes de Estado Mayor, nunca fue matarlo a Bin Laden, sino conservarlo como una «carta en la manga» para cualquier eventualidad de complicación estratégica, sea en la política exterior de EEUU como en su frente interno.

A su vez, la imagen «fabricada» de Bin Laden centralizaba y unía en un solo mando al mosaico heterogéneo de los grupos (con jefes y niveles de decisión propia) que conforman la Red Al Qaeda controlada por la CIA desde la década de los ochenta.

Muerto Bin Laden, hay muchas dudas respecto del futuro de la «red terrorista», y lo peor es que se produzca una diáspora atomizante, que se exprese como un debilitamiento del control de la CIA sobre los sectores radicalizados islámicos.

¿Para que matarlo a Bin Laden? Bush hijo y los neocon, con Cheney y Rumsfeld a la cabeza, siempre jugaron a Bin Laden como un «comodín» y su objetivo de máxima no pasaba por matarlo sino por encarcelarlo en una prisión de máxima seguridad, y seguir jugando «amenazas terroristas y conspiraciones con el jefe de Al Qaeda vivo.

¿Es posible que los ultra halcones que controlan históricamente el Pentágono y el Complejo Militar Industrial, es decir, la industria de la guerra, la que, si se desplomara derrumbaría al Imperio estadounidense, hayan cambiado su estrategia sin ninguna razón de fondo?.

Si los halcones militares lo tenían bajo control y monitoreado desde su fuga de Afganistán en el 2001, y si lo habían utilizado como la imagen del «cuco» para imponer un «nuevo orden internacional» con la «guerra contraterrorista» ¿Para qué matar a las gallina de los huevo de oro?.

Y hay que aclaran un punto clave. La Red Al Qaeda es irrelevante y casi no existe como fuerza combatiente en los teatros de conflicto o de ocupación militar. En Afganistán y Pakistán los que combaten contra EEUU y la OTAN son los talibanes.

Al Qaeda (como buen invento de la CIA) sólo opera en el terreno de los atentados y las «amenazas terroristas», donde la acción psicológica supera claramente a las acciones operativas (solo veinte atentados contra centenares de «amenazas» en 20 años).

Esos atentados y esas «amenazas» (con Bin Laden como la figura «terrorista» centralizadora) sirvieron al Estado imperial para imponer un «nuevo orden» controlado unilateralmente por EEUU a escala global.

Como ya lo dijimos y repetimos como método de comprensión estratégica, EEUU, con la administración Bush tras el 11-S, no solamente instaló un nuevo sistema de control político y social por medio de la manipulación mediática con el «terrorismo», sino que además inauguró un «nuevo orden internacional» (sustitutivo de la «guerra fría» con la ex URSS) basado en la «guerra contraterrorista» que sirvió de justificación a las nuevas estrategias expansionistas del Imperio norteamericano y de las trasnacionales capitalistas.

Como se sabe, los «planes contraterroristas» son el principal rubro de facturación de los presupuestos armamentistas a escala global y conforman la mayor tasa de rentabilidad de las corporaciones de la guerra que giran alrededor de los complejos militares industriales de EEUU, Europa y Asia.

En el 2004, la Unión Europea (amparada en la figura «amenazante» de Bin Laden y Al Qaeda) se sumó a la estrategia norteamericana diseñando y poniendo en práctica un plan «contraterrorista» que trasladaba a territorio europeo la cruzada militar y de seguridad contra el «eje del mal», que iniciara la administración Bush tras los atentados del 11-S.

Tanto Washington como las potencias de la Unión Europea han mantenido históricamente denuncias constantes de «ataques terroristas islámicos» en planes de ejecución, pero que efectivamente no han sucedido en Europa o EEUU, desde el 7 de julio de 2005, fecha del atentado terrorista al metro de Londres.

Puede decirse que Bin Laden fue el ícono, la imagen mediática aglutinante, debajo de la cual se construyó una nueva metodología de conquista militar de mercados que ensambla en un solo bloque al sistema capitalista USA-UE más allá de sus diferencias sectoriales.

¿Qué sentido tiene matarlo a Bin Laden? Las hipótesis ultra conservadoras son contundentes y no dejan lugar a dudas. Bin Laden fue asesinado por la «impericia» y las ambiciones electoralistas de Obama y de su entorno.

Bin Laden concentraba y centralizaba la estrategia con el «terrorismo» en un solo comando, su muerte descentraliza y descoordina el control sobre los grupos de la Red Al Qaeda.

La muerte de Bin Laden quebró un sistema de relojería  con funcionamiento probado y efectivo durante veinte años. Y Obama lo hizo, murmuran para sí los halcones.

Y sin ninguna duda, la «guerra contraterrorista» se quedó sin su principal efecto motivador. Y se produce un fenómeno inversamente proporcional, el que lo mató a Bin Laden fue el Imperio norteamericano. Y el que más lamenta la muerte de Bin Laden es el Imperio norteamericano.

Y el costo real y efectivo (para el Imperio) de la desaparición del «terrorista más buscado», todavía está por verse.   

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Bin Laden siempre estuvo «bajo control»  en Pakistán
Como opera la CIA para controlar las amenazas y los ataques de Al Qaeda

Bin Laden, estuvo siempre «monitoreado» por satélite y tecnología informática. Esto (y la infiltración de Al Qaeda) le permitía (y le permite) a la CIA interceptar los atentados antes de que sucedan. De esta manera controlan el «terrorismo» y manejan las «amenazas» para imponer la «guerra contraterrorista» a escala global. Muerto Osama, la estrategia continúa.

Por Manuel Freytas

IAR Noticias, Lunes 10 de Mayo 2011

Nada cierra en la historia de Obama y de la Casa Blanca, convertidos en los únicos narradores de la muerte de Osama  y de su «sepultura» en el mar por un supuesto «comando especial» que presuntamente lo ejecutó en 38 minutos, y luego hizo desaparecer, sin registrar pruebas fotográficas o filmaciones de su cadáver en diferentes posiciones.

Por distintas causas se multiplican las dudas a escala global. Desde los que piensan que la operación fue un montaje y que el muerto no es Bin laden hasta lo que piensan que el líder de Al Qaeda fue asesinado a sangre fría por pura especulación político-electoral de Obama y su equipo presidencial.

Un salvavidas de plomo. No cierra por ningún lado. Y entre las propias usinas conservadoras de EEUU (que consideran a Obama un «inepto» en cuestiones militares) se  refuerza la sospecha de que el entorno del gerente negro se «cortó solo» en la operación. Que incluso ya generó un conflicto con Pakistán.

En medio de una gran presión internacional,  finalmente  Obama anunció que no presentará las fotos que muestran a Osama bin Laden con un agujero de bala en su cabeza, desatando un acalorado debate en EEUU sobre si deberían ser mostradas al público.

El presidente determinó que su difusión crearía un riesgo para la seguridad de EEUU, señaló el vocero de la Casa Blanca, Jay Carney.

El senador Lindsey Graham, republicano por Carolina del Sur, dijo que la decisión presidencial de no mostrar las fotos era una error que «prolonga este debate innecesariamente».

«Todo el objetivo de enviar a nuestros soldados al lugar, en vez de realizar un bombardeo aéreo, era obtener una prueba irrefutable de la muerte de Bin Laden», afirmó Graham.

El vocero de la Casa Blanca, acorralado por los periodistas, sugirió que el cadáver de Bin Laden al océano porque habría sido difícil conseguir un país que lo aceptara a tiempo. También especuló sobre el deseo de evitar la reacción del mundo islámico o que el lugar del eventual entierro se convirtiera en un santuario.

Muchos medios de EEUU compararon (como contraste) la muerte de Bin Laden con la muerte del máximo comandante militar del Talibán en 2007, el mulá Dadullah Akhund, por una coalición del equipo de las Fuerzas de Operaciones Especiales cuyo cadáver acribillado  fue exhibido a los periodistas.

También el Pentágono mostró  la foto del cadáver de Abu Musab al Zarqawi, presunto  jefe de Al Qaeda en Irak, tras asesinarlo  en un ataque aéreo en el país en 2006.

«Cuando los estadounidenses mataron al mulá Dadullah públicamente mostraron las imágenes en los medios y a todos», dijo un comandante talibán en la provincia afgana de Khost, en una conversación telefónica con Reuters el martes. «Si realmente han matado a Osama, ¿por qué no nos muestran la prueba?»

En el mundo musulmán, la presunta muerte de Osama bin Laden ya desencadenó una oleada de teorías de la conspiración, con  pakistaníes, afganos y árabes que dudan de la muerte del jefe de Al Qaeda.

Los talibanes de Afganistán, descreen del anuncio de Obama. «Los estadounidenses no han mostrado pruebas creíbles de la muerte del jeque Osama, y su muerte no ha sido confirmada o desmentida por fuentes cercanas a Osama bin Laden», señalaron luego del anuncio de la Casa Blanca.

En Abbottabad, muchos residentes locales afirman que la acción militar del lunes por la mañana hora local fue un operativo falso para humillar a Pakistán y aumentar las probabilidades de reelección de Barack Obama.

«Lo están inventando. Nadie ha visto el cuerpo», se burló Owais Khan, un abogado local citado por Reuters. Khan sostuvo que Bin Laden nunca hubiera escogido como refugio Abbottabad, una localidad rica y con gran presencia del ejército, a apenas 65 kilómetros de la capital de Pakistán.

El representante especial de EEUU para Afganistán y Pakistán, Marc Grossman, debió enfrentarse a preguntas «escépticas» sobre la veracidad de la muerte de Bin Laden durante su conferencia de prensa el martes en Islamabad. «No puedo responder a cada teoría de la conspiración» añadió nervioso.

No creer en el relato de Obama sobre la muerte de Bin Laden tiene que analizarse en el contexto de sentimiento antiestadounidense generalizado que hay en la región, dijo a la BBC Shadi Hamid, director de investigación del Centro Brookings en Doha, Qatar.

Según la BBC, en la propia localidad de Riyad, la ciudad donde nació Bin Laden, hay quienes sostienen  que el jefe terrorista nunca existió. «Honestamente, nunca he estado convencido de que existiera una persona como Osama bin Laden», dijo Osama al-Obeid, banquero saudí, citado por la cadena.

Lo concreto, es que no hay cadáver, no hay fotos ni videos ni hay pruebas testimoniales que certifiquen la muerte de Bin Laden.  Y en el lugar donde supuestamente vivía desde hace 5 años, nadie vio a Bin Laden.

Antes de la muerte de Bin laden, las nuevas mediciones indicaban que el gerente imperial, que combina el Premio Nóbel de la Paz con genocidios militares en masa en Irak, Afganistán y África, había ingresado en el ocaso, en el desprestigio, y en la falta de apoyo por parte de la mayoría de la sociedad imperial estadounidense.

Un sondeo del Washington Post y el Centro Pew, realizado después del anuncio de la muerte de Osama, indicó una escalada de nueve puntos en su nivel de aprobación popular.

A solo 48 horas del anuncio de la muerte de Bin Laden, la oleada de sospechas, especulaciones y teorías conspirativas que que difunden las cadenas internacionales  ya están convirtiendo la operación de asesinato de Bin Laden en un verdadero boomerang para Obama y la Casa Blanca.

IAR 10/05/11

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