Chile: Una nueva «revolución pinguina»
En Chile se está desarrollando un proceso de movilización estudiantil contra la privatización educativa que a la fecha tiene 200 colegios tomados, en oposición a las órdenes de desalojo del gobierno y sus medidas represivas.
La máxima expresión de descontento y repudio a las políticas de Piñera fue el día jueves 16 de junio, donde cerca de 100.000 secundarios, universitarios y profesores nos movilizamos en Santiago, 15.000 en Concepción y en otras ciudades del país.
También se sumaron organizaciones de trabajadores subcontratistas del cobre, que reclaman aumento salarial, la re-nacionalización del cobre y terminar con la tercerización. El miércoles 15 de junio quedó como un hito histórico de la movilización obrero-estudiantil, cuando 15.000 personas realizamos un acto clasista, junto a trabajadores del cobre.
En Chile, el endeudamiento por una carrera universitaria (privada o pública arancelada) llega a ser el doble de su costo inicial. Este fue el detonante de las movilizaciones. Los estudiantes nos movilizamos con cuatro ejes centrales: estatización de la educación en todos sus niveles, básica, media y universitaria; el pase escolar gratuito para cada estudiante de Chile; que los estudiantes de educación técnica tengan derecho a sindicalización y a un sueldo -igual trabajo, igual salario- y para frenar la privatización encubierta de la educación.
La Confederación de Estudiantes de Chile (CONFECH), dirigida por el Partido Comunista, se movilizó por becas y mayor financiamiento a la educación pública, maquillando el real problema de los estudiantes. Desde la ACES denunciamos que la salida no es más becas, ni más financiamiento, sino la eliminación de toda participación de privados en la educación. Y que el Estado garantice la educación gratuita para todos los estudiantes. La ACES levanta las banderas estudiantiles organizándose en asambleas con democracia directa. Elaboró aquel petitorio nacido de las bases, uniéndose con los sectores combativos que buscan una educación 100% Estatal, gratuita, laica y de calidad para todos los estudiantes del país.
La lucha es contra el actual modelo educacional, que fue impuesto durante la dictadura militar de Pinochet, sustentado durante la Concertación (PS-DC) y, ahora, endurecido por el gobierno de Piñera y su ministro de Educación del Opus Dei, Joaquín Lavín.
En 2006, la “revolución de los pingüinos” apuntó contra el modelo que mercantiliza la educación, por un cambio de la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (Nº 18.962), que fue promulgada en 1990 por Pinochet y publicada un día antes del fin del régimen militar. Las movilizaciones lograron cambiar la ley. Fue un avance. Pero la nueva Ley General de Educación no cuestionó el real problema educativo, que es la privatización y el lucro. Sigue delegando la responsabilidad de educar a los privados. Es decir, la educación continúa siendo un bien económico, existiendo una educación para los pobres y una educación de calidad para los ricos. Eso es lo que está combatiendo esta segunda “revolución de los pingüinos”.
La primera “revolución” fue una clara demostración de organización. La Asamblea Nacional de Estudiantes Secundarios (ANES) agrupó a estudiantes de todo el país e impuso como forma de discusión y votación los métodos de la clase obrera, es decir, asambleas de base con votación directa. Pero la dirección de la CONFECH rechaza estas enseñanzas e impone prácticas burocráticas, que no aceptan la participación de las bases, y divisionistas, dejando afuera de actos públicos a organizaciones críticas. Se unen a sectores lacayos del gobierno, como la Central Unitaria de los Trabajadores (CUT), dirigida por Arturo Martines, militante del Partido Socialista, y el Colegio de Profesores, cuyo presidente es Jaime Fajardo, militante del Partido Comunista. Aunque sabemos que la CONFECH, la CUT y el Colegio de Profesores juegan un rol antagónico desde sus direcciones, sus bases sí están dispuestas a organizarse y luchar.
Levantamos una coordinadora de secundarios, universitarios y trabajadores, bregando por la unidad obrero-estudiantil. Reivindicamos la ACES, como organización representativa de los estudiantes, con asambleas de base, movilizaciones y tomas de colegios. Levantamos junto a sectores combativos, como los compañeros de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, el petitorio de la ACES. Así podremos triunfar.
*Joaquín Araneda Castillo – Miembro de la ACES (Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios)
Adherente a la UIT-CI
22/06/11