La destrucción de Libia y la indiferencia del mundo.
El Imperio y sus cómplices aumentan los bombardeos y asesinan a cientos, quizás miles, de civiles inocentes; y El Diario de la Historia: Se retracta Galileo ante la amenaza terrorista de la hoguera.
Carlos Rivero Collado Para Kaos en la Red 10-6-2011
1-. Creadores de la civilización
¿Qué derecho tienen estos gobernantes, cubiertos de sangre inocente desde las orejas hasta los tobillos, escondidos en sus lejanas mansiones de la Casa Blanca, Downing Street y el Elíseo, insolentes pero cobardes, para ordenar la destrucción de naciones de cultura milenaria y el asesinato en masa de sus ciudadanos?
Cuando los gobiernos imperiales de Estados Unidos, Inglaterra y Francia eran aún lejanos proyectos surgidos del crimen y el terror, la civilización había florecido en el país al que hoy llamamos Libia.
Las pinturas rupestres de Tadrart Abacus tienen una antiguedad de, al menos, 12,500 años.
Hace unos diez mil años, la zona costera de Libia vio florecer una cultura neolítica basada en la agricultura y la domesticación de animales que, al igual que en la zona de Tehuacán, México, era autóctona porque no había tenido contactos, que se sepa, con los pueblos que en el Valle de Ali Kosh, en el actual Iraq, habían practicado la agricultura desde hacía varios siglos.
Tan creadores de la siembra, pues, fueron quienes habitaban Ali Kosh, como quienes vivían en la zona de Tehuacán, próxima a la Puebla de hoy, o en la zona costera de Libia. Éstas fueron las cunas de la civilización, las naciones en las que se conoció la agricultura organizada por primera vez en la historia de la humanidad.
Cuando aquello, cientos de miles de kilómetros cuadrados que hoy pertenecen al Desierto de Sahara eran sabanas fértiles, casi fértiles o semiáridas.
La nación Berebere, de la que desciende el presidente Muamar el-Gadafi, habitaba estas sabanas y estaba formada por agricultores y pastores. Cuando hace unos cuatro mil años esas tierras se convirtieron en desiertos, como habían sido antes de que el fin de la última glaciación produjera una intensa actividad de lluvias y fertilizara el desierto, las tribus originarias del sur del país fueron absorbidas por los Bereberes y se establecieron en El Magreb, región que va de Libia a Marruecos y a la que siglos después se le añadió Mauritania. Hace unos 2,500 años ya El Magreb tenía más de cuatro millones de habitantes.
Miles de bereberes sirvieron en los ejércitos de los faraones y algunos alcanzaron posiciones relevantes. Hace unos tres mil años, uno de ellos llegó a ser el faraón Shishonk I. Por más de dos siglos, Egipto fue regido por las dinastías 22 y 23, llamadas Dinastías Libias, con faraones bereberes.
El país que están destruyendo estos insolentes esbirros nucleares que tantas masacres han perpetrado, es, pues, una de las cunas de la civilización.
2-. Una conspiración imperialista
La historia reciente de Libia es conocida. Después de una monarquía que estaba al servicio del gran capital internacional, se produce una Revolución dirigida por Muamar el-Gadafi, un coronel nacionalista que se inspiraba en el líder egipcio Gamal Abdel Nasser.
Despues de unos años en que se vinculó al gobierno libio con el terrorismo internacional, mil veces menos mortal que el del Imperio y sus aliados, Gadafi logró un acercamiento con la comunidad internacional que a través de Naciones Unidas le había impuesto severas sanciones económicas al país en 1993, las que fueron suspendidas diez años después.
Gadafi puso fin, además, al programa nuclear de su país para complacer a las potencias que tienen los mayores arsenales nucleares del mundo y se arrogan el derecho de ser las únicas que pueden amenazar a la humanidad con el terrorismo nuclear … y perpetrar inmensas masacres como las de Hiroshima y Nagasaki.
Fue la época en que Gadafi era recibido, en la mayor cordialidad, por los gobernantes de los países que hoy están destruyendo a Libia. O sea que hasta que comenzaron las protestas contra su gobierno Gadafi era, para las potencias capitalistas, un buen aliado.
El error de Gadafi fue no sólo dar señales de debilidad ante sus enemigos –lo mismo que está haciendo ahora Chavez con el narcoterrorista y genocida Juan Manuel Santos– sino, por el contrario, el de mantener su enemistad con el Estado de Israel que hoy domina la política internacional del Imperio a través de la ultrasionista Hillary Clinton, y, por extensión, de otras potencias. Detrás de toda esta guerra contra Gadafi está el sionismo … y nadie lo menciona.
Ya hoy se sabe que decenas de agentes provocadores del sionismo y de varias potencias capitalistas se radicaron en Bengazi desde hace varios años y, con amplios recursos económicos, obtuvieron el apoyo de los elementos desafectos al gobierno. La guerra de Libia es el resultado de una conspiración internacional dirigida, en la sombra, por el sionismo, y perpetrada por el Imperio y sus principales secuaces –los gobiernos de Francia e Inglaterra–, no de un levantamiento popular como los de Túnez y Egipto.
La campaña que la prensa capitalista, dominada en parte por el sionismo, le ha hecho a Gadafi rebasa todos los límites de la infamia. Ahora esa prensa falaz dice que por órdenes de Gadafi se le entregaron grandes cantidades de Viagra a los soldados libios para que perpetraran violaciones sexuales, como si los jóvenes soldados necesitaran estimulantes para hacer eso. ¿Se imaginan ustedes a un soldado que trata de defender a su patria de los traidores, armados hasta los dientes, que se le han vendido a los imperios y que, al mismo tiempo, tenga que perseguir a las mujeres para violarlas? Se puede hasta confundir y dispararle a las mujeres y violar a los enemigos.
Hace unos dos meses le dieron gran cobertura a una loquita que llegó a un hotel de Trípoli, atestado de periodistas extranjeros, diciendo que la habían violado dieciséis soldados y uno de ellos era un sobrino de Gadafi. La pregunta que uno se hacía ante aquel hecho era: ¿Y qué necesidad tienen dieciséis jóvenes soldados de violar a una sola mujer en un país en el que hay veinte mujeres jóvenes por cada joven soldado? Ahora ya no se habla de la loquita después que cumplió su papel de difamar a los héroes que defienden a su patria y a su gobierno constitucional de la agresión extranjera.
Se dijo también que Gadafi tiene una gran fortuna personal depositada en bancos extranjeros y no se le ha podido descubrir ni una cuenta de cinco dólares. Las 780 millones de libras esterlinas que Hillary Clinton le promete a los rebeldes proceden de los fondos del gobierno libio confiscados en otros países, no de cuentas personales de Gadafi ni de ninguno de sus familiares. Si hubieran estado a nombre de ellos ya la prensa sionista hubiese publicado esos documentos con gran despliegue.
También lo acusaron de cometer numerosas masacres de la población civil y hasta ahora las únicas de las que hay evidencias son las realizadas por la OTAN.
4-. Las palabras de un héroe
Hace tres días, este martes 7, Gadafi hizo una emotiva alocución desde su refugio secreto, que fue transmitida por radio, mientras los aviones del Imperio y sus aliados dejaban caer su terror a cincuenta metros de distancia.
Con la voz cortada por la emoción, dijo entre otras cosas:
–Los cobardes no atemorizarán al pueblo libio.
–Trípoli ha sido atacada por bizantinos, romanos, españoles, italianos y malteses y aún está resistiendo (Nota: le faltó decir “y por los barcos de guerra del naciente imperio yanqui que nos bombardearon por órdenes del presidente Jefferson de 1801 a 1805”)
–Sólo tenemos una alternativa: quedarnos aquí y vivir o morir.
–No nos rendiremos. Son ustedes los que tienen que irse, no nosotros. Regresen a sus países y pídanle perdón a Dios.
–¡La victoria es del pueblo de Libia! ¡No nos rendiremos!
Sólo personas muy cobardes pueden no sentir respeto por un líder que prefiere la muerte a la derrota frente a la agresión terrorista de las potencias mundiales.
5-. El motivo esencial
Libia posee las mayores reservas de petróleo del continente africano y las novenas del mundo, alrededor de 42,000 millones de barriles. Antes de la guerra tenía una producción de casi dos millones de barriles diarios, o sea que sus reservas durarían más de 60 años, de mantener esa producción diaria. Lo que más les interesa a las potencias capitalistas es que la producción del petróleo libio es la más económica del mundo, en algunas zonas es de sólo un dólar por barril, y el producto, por supuesto, se vende a precios de mercado. Las ganancias de los pulpos transnacionales del petróleo serían, pues, fabulosas.
El Diario de la Historia, Amsterdam, Países Bajos Unidos, 25 de junio de 1633. En un juicio que se celebró en el gran salón de la Congregación del Santo Oficio, en el convento dominico Santa María Supra Minerva, en Roma, el pasado día 22, Galileo Galilei, el más prominente científico de la humanidad, abjuró de sus ideas en cuanto a que el Sol sea el centro del universo y la Tierra se mueva a su alrededor, o sea la doctrina heliocéntrica expuesta el siglo pasado por Nicolai Copérnico, defendida por Johannes Kepler, divulgada por Giordano Bruno, planteada, originalmente, hace más de dos mil años, por Pitágoras, y mantenida, después, por Leucipo, Demócrito de Abdera, Eudoxio de Cnidos y Aristarco de Samos.
Galileo fue sentenciado a tres años de reclusión en las cárceles del Santo Oficio y a leer una vez a la semana los siete salmos penitenciales.
Al d 161a siguiente, su sentencia fue conmutada a confinamiento en el jardín de la Trinidad del Monte, a merced de Su Santidad Urbano VIII y de Su Eminencia, el Cardenal Francesco Barberini.
Se cree que de no haberse comprometido antes del juicio a su abjuración, hubiese sido condenado a la hoguera, como le sucedió a Giordano Bruno en 1600, y a decenas de miles de personas a las que la Iglesia ha acusado de herejía.
La sentencia prohíbe, además, la impresión, tenencia y divulgación de su libro “Diálogo Sobre los dos Sistemas Principales del Mundo”, publicado el año pasado. Uno de los argumentos que se expusieron contra él fue que hace dicisiete años se había comprometido con el Cardenal Bellarmini a no defender la doctrina heliocéntrica y la publicación de su libro, en 1632, fue una violación de aquel acuerdo.
Toda Europa ha estado pendiente de este proceso en que se ha impuesto, una vez más, el poder criminal de los jefes de la Iglesia Católica, no sólo en los Estados Pontificios, que abarcan casi todo el centro-sur de Italia, sino en otros países, como España, Francia, Portugal, Milán, Florencia, Venecia y en las colonias españolas y portuguesas del Nuevo Mundo.
La teoria errónea
Como se sabe, la Iglesia defiende las ideas de Aristóteles en cuanto a que la Tierra sea el centro del universo y todos los demás cuerpos celestes giren alrededor de ella, ideas que después fueron sostenidas por Claudio Ptolomeo y aceptadas por San Agustín, ideólogo del catolicismo.
En la actualidad, sin embargo, tales ideas pudieran ser anticuadas ya que muchos intelectuales se inclinan a creer que la Tierra y los otros planetas que giran alrededor del Sol y el Sol mismo forman parte de un universo infinitamente mayor del que el Sol quizás sea sólo un cuerpo celeste más. Con la ayuda del telescopio, Galileo ha observado a miles de estrellas que pudieran ser como nuestro sol.
Ante los prelados y cardenales de la Congregación, Galileo leyó un documento que, en parte, dice:
Entre la vida y la muerte
–Yo, Galileo Galilei, hijo del difunto Vincenzo Galilei, florentino, de edad de setenta años, comparezco ante este Santo Tribunal y de rodillas ante Vuestras Eminencias, juro que siempre he creído, creo y con la ayuda de Dios creeré en el futuro todo lo que sostiene, predica y enseña la Santa Iglesia Católica Apostólica y Romana.
–Mas, dado que tras una prohibición absoluta que me fue impuesta judicialmente por este Santo Oficio para que abandonara por completo la falsa opinión de que el Sol es el centro del universo y permanece inmóvil, mientras que la Tierra no se halla en el centro y se mueve, y para que no sostuviera, defendiera ni enseñara de ningún modo, ni de palabra ni por escrito, dicha doctrina, y tras haberme notificado que esa doctrina es contraria a las Sagradas Escrituras, yo escribí e hice imprimir un libro en el que discuto esa doctrina ya condenada, y aduzco en su favor argumentos de mucha fuerza, sin ofrecer a la vez refutación, y por esta causa el Santo Oficio me ha declarado vehemente sospechoso de herejía, es decir, de haber sostenido y creído que el Sol está en el centro del universo y es inmóvil y que la Tierra no está en el centro y se mueve.
–Por eso … con sincero corazón y no fingida fe, abjuro de los errores y herejías dichos, y los maldigo y detesto, como en general a todos los demás errores y a todas las demás sectas que de algún modo sean contrarios a lo que dice la Santa Iglesia. Así Dios me ayude y estos Santos Evangelios que con mi mano toco.
Un amigo del genial físico experimental y astrónomo que estaba esperándolo a la salida del juicio, ha dicho, en privado, que cuando bajaba las escaleras del convento, Galileo se le acercó, miró hacia el firmamento, hizo una mueca, y, refiriéndose al movimiento de la Tierra alrededor del Sol, casi al oído le murmuró:
—E pur si muove …
El genio
Galileo Galilei nació en Pisa, el 15 de Febrero de 1564. A los veinte años, como estudiante universitario, descubrió la Ley del Péndulo mientras observaba el movimiento de una de las grandes lámparas de la catedral. Midió el tiempo que se demoraba la lámpara, que se mecía, en ir de un extremo a otro con el ritmo de su pulso y se dio cuenta que cada movimiento se hacía en un tiempo exacto.
Un año después, basado en la Ley Hidrostática que hace diecisiete siglos descubriera Arquímides, inventó un instrumento al que llamó balance hidrostático para medir la gravedad específica de los objetos pesándolos sobre el agua.
A los veinticinco años de edad, lo nombraron profesor de matemáticas en la Universidad de Pisa. Refutando a Artistóteles, quien planteaba que cuerpos más pesados caen a una velocidad mayor que los de menor peso, y usando para su experimento la inclinada Torre de Pisa, descubrió que cuerpos sólidos de pesos distintos caen a la misma velocidad.
Lo nombraron, entonces, profesor de la Universidad de Padua y, tras el invento del telescopio en nuestro país, en 1608, por Hans Lippershey, se dedicó a la astronomía, estudiando la superficie de la luna, las manchas del sol, las estrellas de la Vía Láctea, y descubriendo las cuatro lunas de Júpiter a las que llamó Las Mediceas, en honor a su protector, Cósimo II de Médicis, Gran Duque de Toscania, su patria. Fue, a partir de entonces, que La Inquisición tuvo a su cargo la batalla contra sus descubrimientos, de los que sólo se han podido exponer unos cuantos en esta breve crónica.
El brillante estilo de sus libros, ensayos y cartas es único en la historia de la literatura científica.
La opinión de varios intelectuales, en esta ciudad libre de la opresión religiosa, es que la retractación de Galileo Galilei no significa que haya dejado de creer en la verdad, sino que este genio, previendo que, a pesar de su edad, aún le queden por hacer esenciales aportes a la cultura, que no podrán divulgarse ahora pero serán conocidos en el futuro, no podía permitir que su vida terminase antes que su obra .