«La primavera árabe empezó en el Sáhara», Ali Salem Tamek
La vida de Ali Salem Tamek (Assa, 1973) es todo un manifiesto. Marruecos lo ha encarcelado en seis ocasiones, ha mantenido 29 huelgas de hambre y cuando nació su hija la llamó Zaura (Revolución). El activista saharaui obtuvo la libertad provisional el 14 de abril, tras pasar 18 meses encarcelado junto con seis compañeros por haber visitado los campamentos de refugiados de Tinduf. Tamek, vicepresidente de Codesa, la asociación de derechos humanos que preside Aminatu Haidar, defiende que el campamento Dignidad, brutalmente desmantelado por Marruecos en noviembre, fue el detonante de las revueltas prodemocráticas en los países árabes.
– Usted defiende la hipótesis de Noam Chomsky de que la resistencia pacífica en el Sáhara inició las revueltas. ¿En qué se basa?
Chomsky es un filósofo que ve las cosas de forma objetiva y por ello considera que Gdeim Izik [el campamento Dignidad] fue la chispa de las revueltas, pues se trató de un ejemplo de lucha pacífica de una población por sus derechos. Gdeim Izik no se produjo en una isla y es lógico que haya tenido una repercusión en su entorno. En los 29 días que duró el campamento se produjeron además formas nuevas de organización de la población. También se debe tener en cuenta que estamos hablando de 34.000 saharauis, un número muy importante para un pueblo pequeño.
– El campamento empezó para reclamar el acceso de los saharauis a sus recursos y el fin de la marginación.
La explotación de los recursos naturales del Sáhara es un aspecto fundamental y una de las cuestiones de fondo del conflicto. Estamos hablando de unas riquezas, la pesca, los fosfatos, de las que los saharauis no se benefician, pese a que la legalidad internacional, el dictamen Corell [de la ONU] y los propios servicios jurídicos del Parlamento Europeo [en su informe sobre el acuerdo de pesca] establecieron que su explotación por parte de Marruecos es ilegal.
– ¿Cómo repercute esto en los saharauis?
Cuando la UE ofrece 144 millones de euros [por los cuatro años del convenio] al régimen marroquí por el acuerdo pesquero y aplaude todo lo que hace, está contribuyendo a mantener la ocupación. Cuando España vota a favor de este acuerdo inmoral, lo que consigue es aumentar la pobreza en los territorios ocupados. Mientras Marruecos lleva a cabo este robo, esta estafa contraria a las leyes internacionales, nuestros niños padecen déficits alimentarios debido, según médicos especialistas, a que no comen suficiente pescado. Los saharauis hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que no descuide este asunto y preste atención a la cuestión de la explotación de nuestros recursos naturales.
– Hace apenas dos meses, la ONU ha decidido de nuevo no imponer a Marruecos un mecanismo de observación de los derechos humanos en el Sáhara.
Sí, cuando la creación de ese mecanismo debería ser la medida más elemental para paliar la catástrofe humana que padecen los saharauis. Este mecanismo podría tener además un efecto psicológico fundamental en la población, eso por no hablar de que Naciones Unidas podría acceder a información de los abusos de primera mano. Pero la responsabilidad de que la ONU siga sin imponer esta vigilancia la tiene fundamentalmente Francia, aunque también el Gobierno español, que agrava así la responsabilidad que lleva acumulando años. Sin embargo, quiero señalar que la cuestión de fondo de los derechos humanos en el Sáhara es política: los abusos no se solucionarán mientras los saharauis no accedamos a la autodeterminación.
LaClase 29/06/11