La policía griega, en entredicho
Más de medio millar de personas tuvieran que ser atendidas en los hospitales y cerca de 150 ingresadas.
«Nunca en mi vida había visto una brutalidad similar por parte de la policía. Y te aseguro que enfrentamientos con la policía he visto muchos». Michalis, uno de los indignados griegos de la Plaza de Syntagma, se lleva mientras habla la mano al hematoma que luce en el brazo izquierdo. «Un agente me pegó un porrazo», explica. «Y lo mío no fue nada».
Los durísimos enfrentamientos que el miércoles se vivieron en el centro de Atenas entre policías y algunos manifestante durante la multitudinaria concentración que reunió a miles y miles de personas en protesta contra el plan de austeridad han provocado que más de medio millar de personas tuvieran que ser atendidas en los hospitales y cerca de 150 ingresadas.
Y, sobre todo, ha lanzado serias dudas sobre la actuación de los agentes de las fuerzas de seguridad. Hasta el punto que el presidente de la Federación griega de Policías, Christos Fotopoulos, pidió ayer disculpas públicas por la actuación de algunos agentes. Mientras que el ministro de Protección Ciudadana, Christos Papoutsis, ha ordenado que se abra una investigación ante la sospecha de que algunos de los exaltados que desencadenaron la ola de violencia pudieran haber actuado en connivencia con lo agentes, a fin de darles la excusa perfecta para cargar sin piedad contra los manifestantes.
Varias fotografías y filmaciones, así como el testimonio directo de numerosos manifestantes, apuntan a que el miércoles a la policía griega se le fue salvajemente la mano. Un vídeo colgado en Youtube, por ejemplo, muestra a un grupo de policías en la Plaza de Syntagma, en medio de una nube de gases lacrimógenos, y a un hombre que se les acerca, mostrándoles que va desarmado y que tiene las manos vacías.
Uno de los agentes, sin mediar palabra, le suelta un porrazo en la cabeza y le deja tirado en el suelo con el rostro cubierto de sangre. Por no hablar de que los agentes ni siquiera respetaron los centros de primeros auxilios donde voluntarios de la Cruz Roja atendían a en la Plaza de Syntagma y en la estación de metro colindante a las decenas y decenas de heridos que no dejan de llegar con problemas de respiración a causa de las ingentes cantidades de gases lacrimógenos lanzados por la Policía, contusiones, quemaduras internas y externas provocadas por las bombas de humo. «Fue una salvajada». «Entraron a saco, lanzando lacrimógenos por doquier y sin importarles lo más mínimo que esto fuera un centro médico repleto de personas heridas», nos contaba ayer Florentia Karayannakou, una enfermera de la Cruz Roja de 40 años que el miércoles se encontraba en el dispensario de la Plaza de Syntagma. «Mira, mira lo que hicieron», añade mientras nos muestra el boquete con los bordes quemados que una bomba ha dejado en una de las tiendas de campaña que utilizaban para tumbar a la gente que les llegaba desmayada o con ataques de pánico.
En el pequeño ambulatorio habilitado en la estación de Metro de Syntagma se vivieron escenas parecidas. «Los policías lanzaba lacrimógenos a la gente que se refugiaba allí, a pesar de saber que había un puesto de socorro. Y como las ambulancias no podían entrar hasta la Plaza de Syntagma a buscar a los heridos más graves, tuvimos que trasladarles a los hospitales en metro», explica Florentia Karayannakou, corroborando el testimonio de otras muchas personas. El portavoz del Colegio de Médicos griego, Yianis Bascosos, y el presidente de la Federación de Médicos de Hospital, Dimitris Varnavas, no dudaron ayer en criticar duramente el lanzamiento por parte de la policía de gases lacrimógenos en los puestos de socorro de Syntagma, recordando que «en caso de enfrentamientos bélicos el ataque a los centros de asistencia médica se considera crimen de guerra».
Amnistía Internacional, por su parte, también denuncia el uso excesivo de gases lacrimógenos que hizo la policía griega, sobre todo cuando los violentos eran solo un pequeño grupo y la inmensa mayoría de los manifestantes se comportaron de manera pacífica. «La policía debe restringir el legítimo derecho de la inmensa mayoría de los manifestantes pacíficos que se reúnen en la plaza de Syntagma» , se quejaba John Dalhuisen, director adjunto de Amnistía Internacional para Europa y Asia Central. Algo en lo que también insiste la portavoz de la Comisión Europea, Pia Ahrenkilde, quien ayer aseguraba que la UE espera de Grecia, como del resto de estado miembros, «que respete el derecho de las personas a manifestar pacíficamente sus opciones».