¿Existe todavía el MERCOSUR?: Competitividad vs. Proteccionismo
Carlos Santiago (especial para ARGENPRESS.info)
Las medidas “en espejo” que Brasil está comenzando a aplicar, similares a las de Argentina, interponiendo controles a las importaciones, plantean nuevas alternativas negativas para el MERCOSUR cuya vigencia evidencia un continuo desflecamiento de sus bases constitutivas. En el cono sur cada vez es más dificultoso el comercio entre los países integrante del acuerdo regional, afectando la situación especialmente a Uruguay que advierte como se borra con el codo todo lo escrito y sostenido en elocuentes e inútiles discursos, viviendo dificultades crecientes para colocar las exportaciones, especialmente las de origen industrial.
El avance del Mercosur como bloque tuvo un gran potencial de desarrollo, en cuanto instrumento de integración de sus miembros en la economía globalizada. Sin embargo, desde mediados de 1998 el auge del Mercosur se diluye fuertemente, como consecuencia de sendas crisis macroeconómicas que experimentan los cuatro países de la región.
En esta situación de crisis, todos los países del bloque tomaron decisiones unilaterales que muchas veces resultaron perjudiciales para el resto de los socios, generándose así un mayor clima de desconfianza y malestar. En ello Argentina marcó el camino aplicando una serie de trabas a las exportaciones de los demás miembros del acuerdo regional que, de diversas maneras, ha afectado a Uruguay. La “militancia” anti uruguaya del director de comercio de Argentina, Guillermo Moreno, que en base a comunicaciones verbales a impedido un fluido comercio entre los dos países a redundado, determinó, incluso, que productos perecederos se perdieran durante largas esperas en los galpones.
Por todo ello parece perder vigencia, en esta nueva coyuntura, en que Brasil tiende a irse sumando a la Argentina en la “defensa” de algunos sectores internos, el analizar los instrumentos utilizados en el Uruguay, con la finalidad promover la competitividad de las actividades productivas residentes, y estudiar en qué medida las mismas favorecen, perjudican, o son neutras desde el punto de vista de la integración profunda de los países del bloque. Porque, parece evidente, que el proteccionismo a ultranza, que está implícito en las políticas de Argentina y ahora de Brasil, poco tiene que ver con las bases constitutivas del MERCOSUR, afectando de manera severa a sectores de la economía uruguaya que no han logrado diversificar sus mercados como lo han hecho quienes exportan materias primas agropecuarias qué tienen un abanico de 140 destinos de sus productos en la totalidad del planeta.
El cambio continuo que hacen Argentina y Brasil en torno a la libertad que tienen los demás países del bloque para ingresar a esos países con productos industrializados ya ha provocado en nuestro país graves consecuencias. Todos debemos recordar el episodio de las bicicletas, en que las trabas argentinas determinaron el cierre de una planta de fabricación de los rodados, con años de vigencia en nuestro medio y que incluso era reconocida a nivel continental por los productos que producía.
En los últimos tiempos las dificultades que está ampliando Brasil ha determinando un achicamiento productivo de las industrias de armado de vehículos, de distinto porte, que durante los últimos años se habían instalado en Uruguay, entendiendo que nuestro territorio tenía un valor estratégico que les permitiría montar vehículos para comercializar en la región. Ello determinó crisis en estas empresas, inclusive, quebrando sociedades y alejando del país a inversores extranjeros que se habían interesado en el negocio.
Sobre el tema la Cámara de Industrias de Uruguay sostuvo que Argentina impone trabas que perjudican notoriamente a empresas uruguayas, agregando que dos proyectos de inversión en el puerto de Nueva Palmira corren riesgo de no concretarse debido a que Argentina frena el visto bueno con argumentos irreales.
En tanto, el Gobierno de Paraguay asegura que no puede exportar energía eléctrica a Uruguay porque Argentina dilata las autorizaciones y pretende cobrar un peaje que consideran excesivo y que no corresponde, por el libre comercio establecido por el MERCOSUR.
El presidente del Consejo de Comercio Exterior de la Cámara de Industria, Rafael Sanguinetti, abundó diciendo que Uruguay sufre el efecto de conocido como “medidas Moreno”, en alusión a lo que el secretario de Comercio argentino, Guillermo Moreno, impone a las importadoras de su país.
“Tenemos una gama de impedimentos para el libre comercio con Argentina, tenemos las medidas Moreno, persona que se ocupó de hablar con los grandes importadores para que ellos no compraran nada que viniera de afuera, eso hizo que desapareciera de nuestra cartera de exportación todo lo que sea preparaciones como productos de panadería, jugos de frutas, etc”, explicó Sanguinetti.
A esto se le suma el efecto de las demoradas “licencias automáticas” que han perjudicado a empresas uruguayas que ya desistieron de exportar a Argentina para no quedar expuestas a meses de espera y pérdida de negocios.
”También el tema de las licencias no automáticas, que es una sofisticación más formal, dentro de un marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que no lo respetan. En Argentina exigen para la vestimenta, por ejemplo, licencia previa, esta es una especie de si lo se no venga; o sea, hay que inscribirse, luego presentar datos, luego la licencia y posteriormente que su cliente de Argentina la consiga para así poder empezar a negociar”.
El responsable de comercio exterior de la Cámara de Industrias agregó que existen otros sectores exportadores uruguayos que también sufren trabas. “Otro capítulo son los plásticos, otro rubro que ha sido castigado fue el del papel, el de las auto partes, etc, es brutal la explícita postura argentina de defender la pequeña y mediana industria. Ahora, la nuestra ¿dónde está?”, se preguntó Sanguinetti.
Esas trabas contradicen el espíritu y la letra del tratado del MERCOSUR que dispone libre circulación de bienes entre los países socios. “El MERCOSUR ya no existe, es un marco en el que se reúnen para hablar del libre tránsito de los trenes. Yo sé que hay grandes temas para arreglar aún con Argentina y con otros países, pero el comercio, que es la base del bloque regional, desapareció”, señaló el presidente de CIU.
Sanguinetti dijo que la reacción de Argentina no se justifica porque las exportaciones uruguayas llegan a una porción chica del mercado de ese país.
¿Nueva Palmira cancelada?
También trascendió otro problema de trabas argentinas. Se divulgó que dos proyectos de inversión en el puerto de Nueva Palmira corren riesgo de no concretarse debido a que Argentina no da su visto bueno alegando que faltan “informaciones técnicas”.
El delegado uruguayo ante la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU), Luis Hierro López lo confirmó a la prensa.
El ex vicepresidente de la República calificó a ambas iniciativas como “muy importantes”, ya que “permitirían que el país tenga servicios portuarios de primera calidad”, y sostuvo que la actitud de Argentina “conspira contra el espíritu de cooperación” que sería esperable entre ambos Estados.
La situación hasta aquí someramente descripta muestra una clara contradicción en aspectos que hacen a nuestra política comercial, en la que Uruguay ha puesto el acento en mejorar la competitividad, tratando de sostener la cotización del dólar sintonizando en ello, casi con clara simultaneidad, con la política que está aplicando Brasil. Sin embargo mejorar la competitividad de nada sirve en contra el proteccionismo de Argentina y Brasil, dos de los principales destinos de nuestras exportaciones.
Si los países vecinos no abren las válvulas al ingreso de nuestros productos, sectores de nuestra producción, especialmente la industrial, se verá en mayores dificultades. Pero además nuestro gobierno debería replantearse la concreción de políticas activas sobre el funcionamiento del decadente MERCOSUR.
¿O no?
Carlos Santiago es periodista (Columnista de Bitácora, suplemento del diario LA REPUBLICA, de Uruguay).
21/09/11