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Piedra libre por Soria y otros menemistas reciclados K

Piedra libre por Soria y otros menemistas reciclados K

Emilio Marín (LA ARENA)

El cristinismo engrosó con Río Negro las provincias bajo su administración. Pero el ganador, Carlos Soria, es de las peores expresiones que provienen del menemismo. Y no es el único de ese origen en las nuevas filas K.

Carlos Soria es el gobernador electo de Río Negro. Corrió con los colores del Frente para la Victoria y colectó 49,9 por ciento de los votos. Venció con amplitud al radical K y ministro de Educación, César Barbeito.
Para el radicalismo será una sensible pérdida porque, con cambios de orientación (el mandatario, Miguel Saiz, es de la disminuida rama radical K), venía gobernando el distrito desde 2003.
El gobierno nacional se asegura un mayor apoyo político de cara a las presidenciales. De todos modos una eventual victoria de Barbeito también le habría caído bien, con ese mismo propósito.
Soria, actual intendente de Roca, tuvo el domingo su noche de gloria, aclamado por sus votantes de Bariloche. A su lado tenía al también rionegrino y senador, Miguel Pichetto, y al ministro del Interior, Florencio Randazzo, que le levantaba el brazo derecho.
El viaje y el gesto de Randazzo patentizaban el acuerdo político del triunfante candidato y la administración nacional, pues es el funcionario que ha cumplido con ese ritual en Chaco, Tucumán, etc. Corroborando que el resultado había caído bien en Olivos, Soria contó que la presidenta lo había felicitado. «Les manda su cariño y afecto», dijo con voz ronca.
¿A cualquier precio?
El resultado en Río Negro demuestra que, en un sentido, no sirvió para nada la excelente columna de Horacio Verbitsky (Página/12 del domingo 25 de septiembre, «La vergüenza de haber sido»). Allí se demolía la carrera política de Soria, recordando los servicios prestados a José Luis Manzano durante el menemismo y sobre todo a Eduardo Duhalde, que lo apañó como diputado nacional y luego ministro, para catapultarlo en 2002 a la jefatura de la SIDE.
En ese tiempo, recordaba HV, Cristina Fernández denunció a Soria de espiar a Néstor Kirchner y a ella. Más grave, el jefe de los espías aseguraba que los piqueteros estaban infiltrados por las FARC y alentaba la represión policial. Las balas llegaron en junio de 2002 con los asesinatos de Kosteki y Santillán.
Tan elocuente como la nota es la foto que la ilustra. Soria aparece sonriente al lado del criminal nazi Erich Priebke, posteriormente extraditado a Italia como genocida de 335 italianos en la masacre de las Fosas Ardeatinas, durante la Segunda Guerra Mundial. Soria lo defendió en 1994 cuanto pudo.
Los cristinistas deberían reflexionar, como les recomendaba Verbitsky: no se puede perseguir la victoria a cualquier precio. Con Soria se traspasaron esos límites políticos y éticos.
Piedra libre
El ganador no era el único menemista reciclado: Miguel Pichetto también tiene esa procedencia. En 2002, durante el interinato de Duhalde, el senador presidía el bloque justicialista en la Cámara Alta y acordó el proyecto de «ley antiterrorista» impulsado por Miguel Angel Toma y Jorge Matzkin.
La iniciativa del jefe de la SIDE y el de la cartera de Interior legalizaba el espionaje interno y de «inteligencia» de las Fuerzas Armadas. Convertían a éstas en fuerza policíaca, modificando la ley de Inteligencia Nacional que prohibía tales actividades. Pero con tal de seguir al pie de la letra los planes de George Bush tras el atentado del 11-S, había que aprobar leyes antiterroristas.
Pichetto presentó dos años más tarde un proyecto propio, que también daba una amplia interpretación al concepto de «organizaciones terroristas», siguiendo la línea del Comando Sur estadounidense.
Esas iniciativas legales no prosperaron en eso de fundir el «terrorismo internacional» y «terrorismo doméstico», pero de todas maneras, con Néstor Kirchner en la presidencia, en marzo de 2005, el Congreso aprobó dos leyes antiterroristas propiciadas por Washington. Sería bueno revisarlas y anularlas.
Otras caras
No hay que ser injustos con Río Negro, creyendo que los menemistas reciclados viven sólo al sur del Río Colorado. Los hay de muchas partes. Por ejemplo, aunque es nacido en Santa Fe, Mendoza aporta a Juan Carlos Mazzón, alias «el Chueco», socio y viceministro de Interior con Manzano, y rosquero con Octavio Bordón durante muchos años.
Este operador «todo terreno» era armador de listas del PJ en Mendoza y luego a nivel nacional, metiendo baza en la negociación durante el menemismo por la nefasta privatización de YPF y los derechos de las provincias (de allí su primer vínculo con el entonces mandatario santacruceño).
«El Chueco» tuvo su formación política, como el cardenal Jorge Bergoglio, en la derechista «Guardia de Hierro» de los años 70, enemiga de la JP Regionales. Con Cristina siguió en la función de armador y operador donde lo había puesto Kirchner: Coordinador General de Asuntos Político Institucionales de la Unidad Presidente.
Las listas del FPV perdedoras en junio de 2009 y las ganadoras en las primarias del 14 de agosto pasado fueron armadas por él, claro que bajo supervisión y orden del ex presidente y la presidenta, respectivamente.
Algunos de estos reciclados son gente madura, de 60 o más años. Pero otros son jóvenes, como el salteño Juan Manuel Urtubey. El gobernador, que revalidó títulos en abril pasado con una buena victoria, fue una creación del menemista gobernador Juan Carlos Romero. Bajo su tutela fue secretario de Estado del Gobierno de la Provincia (1995-1996), secretario de Estado de Prensa y Difusión y vocero de Gobierno de la Provincia (1996-1997) y coordinador general Programa Familia Propietaria (1996-1997). Después fue legislador provincial y electo en 1999 diputado nacional, siempre con el dedo romerista. Así obtuvo en 2002 la presidencia de la Comisión de Asuntos Constitucionales, en Diputados. Después se recicló K aunque sin perder la línea menemista del desmonte y la sojización de Salta, ni las constantes visitas a la embajada norteamericana y los peligrosos acuerdos con la DEA.
El motonauta
Sin minimizar lo negativo de que el gobierno nacional y provinciales tengan componentes como los citados y otros como Amado Boudou, ex Upau-Ucedé y Universidad neoliberal CEMA, por lejos el mayor reciclado K es Daniel Scioli.
Hay que refrescar su carrera política, porque la otra, la motonáutica con ocho triunfos mundiales, no tiene mayor relevancia desde 1997, cuando de la mano de Menem ganó las internas del PJ porteño y una diputación nacional.
Luego Eduardo Duhalde, su segundo padrino, lo puso como ministro de Turismo. Viajó así por todo el país y el extranjero, pero sus mayores escalas estuvieron en la provincia de Buenos Aires, preparando el terreno para cosas mayores.
El acuerdo Duhalde-Kirchner de fines de 2002 lo ubicó en la fórmula que compitió en abril de 2003 contra Menem-Romero. Y aunque llegaron segundos, aquellos terminaron ganando por la deserción de estos escuálidos triunfadores.
Como vice del patagónico, el ex motonauta incurrió en todas las derechadas previsibles, como prometerles a las privatizadas una importante alza de tarifas. Su simpatía por la «mano dura» policial lo convirtió -dentro del gobierno- en el mayor socio del seudo ingeniero Juan Carlos Blumberg. En 2004 le prestó el Congreso para su acto y su lobby sobre todas las bancadas pidiendo el endurecimiento general de penas.
En 2005 Kirchner se peleaba con Bush, Vicente Fox y Alvaro Uribe en la Cumbre de las Américas en Mar del Plata, mientras el reciclado seguía trenzando con el embajador Lino Gutiérrez (después siguió con James Earl Wayne y la actual, Vilma S. Martínez).
Aspiraciones
Scioli toma a la gobernación platense como base para sus aspiraciones presidenciales. En algún momento creyó que el momento había llegado para 2011, pero la muerte de Kirchner y los cambios políticos que fortalecieron a CFK, le cerraron el paso. Piensa que 2015 será un buen momento y hace «buena letra» con la presidenta, mientras refuerza su sector interno.
Contra ese poder poco podrá hacer el cristinista Gabriel Mariotto, candidato a vicegobernador. Lo lógico sería su neutralización y dilución por Scioli y sus hombres, como el ministro Ricardo Casal, de antecedentes negativos como alcaide del Servicio Penitenciario de la dictadura.
Lo bueno es que Scioli no oculta su trayectoria. Es capaz de ir a inaugurar tres veces Expoagro (de Clarín y «La Nación»), avalar proyectos de Casal para criminalizar la infancia, saludar a su mentor Menem por la escandalosa absolución en la causa armas y felicitar a sus amigos Miguel Del Sel (PRO) y José Manuel de la Sota.

Además de gobernar la principal provincia argentina es la máxima autoridad del Consejo Nacional del PJ. De todos los reciclados, éste es el más taimado y peligroso.

Argenpress 27/09/11