Un pacto para mantener salarios de pobreza
Escribe: Juan Carlos Giordano
La foto sonriente de Cristina, Funes de Rioja (UIA), Moyano y Yasky tras fijar el mínimo en 2.300 pesos en el Consejo del Salario, muestra hacia dónde apunta el “triunfo” del gobierno: a consolidar salarios de pobreza. Prueba que el crecimiento es sólo para los de arriba. Mientras tanto, las luchas por salarios y condiciones de trabajo siguen. Hay que repudiar este pacto antiobrero entre gobierno, grandes empresarios y burócratas sindicales y llamar a que se reabran las paritarias para lograr salarios dignos.
Cada vez que se va a reunir el Consejo del Salario se prepara cuidadosamente la escena. Los empresarios ofrecen menos (en este caso el 18%), los burócratas sindicales “piden más” (41%) y luego viene el gobierno salvador que termina avalando una cifra que “satisface a todos”. En este caso, una que está más cerca de lo que pretendían las patronales, que las poses combativas de los dos Hugos (por Moyano y Yasky), “el negro y el blanco”, como los bautizó alguna vez Cristina. El propio Tomada tuvo que apelar a una vil mentira para disimular semejante pacto antiobrero: dijo que se llegó al acuerdo “tras una dura negociación”.
Lo cierto es que el aumento se acordó por “u-na-ni-mi-dad”, de un día para otro y sólo beneficia a 300 mil trabajadores. Días previos, ante la negativa de los empresarios de llevar el mínimo a 2.600 pesos, como pedía Moyano, éste les dijo que eso representaba solo 86 pesos por día. “Yo les pregunto si pueden vivir con esa cifra”. ¡Pero acordó por $ 76! Otro tanto hizo Yasky, quien en nombre de uno de los sectores burocráticos de la CTA, firmó por primera vez este acuerdo-pobreza, lo que no venía haciendo desde 2005. Otro dato “histórico”.
Cristina señaló que en ocho años el mínimo subió un 1.050 por ciento. Si a pesar de ello hoy está en solo 2.300, es porque el kirchnerismo solo usa ese porcentaje de pantalla para mostrar “las virtudes de su modelo”, comparando con lo peor de la crisis de 2001 para que le den favorables. Lo que no puede ocultar que la mayoría de los salarios están por debajo de lo que necesita una familia tipo para vivir dignamente.
Un techo para 2012
La cifra de los 2.300 no fue casual. Si se otorgaban algunos pesos más hubiera obligado a reabrir las paritarias, ya que muchos convenios firmados hubieran quedado por debajo de ese monto. El gobierno quiere usar este 25% de aumento en el mínimo como techo para las paritarias del año que viene. Cristina ya dio la orden a su gabinete para que trabaje para eso. Eso es lo que hay que rechazar desde ahora.
Son varios los sindicatos que están peleando para reabrir las paritarias. Los empleados de Maestranza lograron un 28% a principio de año que ya no les alcanza, reclamando ahora 3.500 de básico. Lo mismo hace el sindicato del Caucho, que cerró meses atrás por un básico de 2.300 y el gremio del Vidrio, acordando un insuficiente 20%. También están peleando docentes en varias provincias.
Hay que repudiar este pacto contra los trabajadores, con el objetivo de mantener los salarios a la baja, cuyos máximos responsables son la CGT y CTA-Yasky. Porque lo hacen, además, a espaldas de los trabajadores. La inflación sigue siendo el gran ajuste que liquida los aumentos salariales, las subas en las jubilaciones y la asignación universal por hijo.
Hay que reclamar que se reabran las paritarias para pelear por verdaderos aumentos de salarios que se indexen periódicamente de acuerdo a la inflación real. Hasta alcanzar el valor de la canasta familiar. Para ello hay que reclamar asambleas y plenarios de delegados. Porque con el triunfo de Cristina, si no peleamos, los salarios seguirán perdiendo la batalla contra la inflación.
El Socialista 31/08/1