La policía militar arrasa el campamento de protesta en la plaza Tahrir provocando nueve muertos y 1.200 heridos
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by Ricard González
Por segundo día consecutivo, el centro de El Cairo fue escenario de duros enfrentamientos entre jóvenes revolucionarios y fuerzas policiales. En su intento por desalojar cualquier resto de acampada de protesta en la plaza Tahrir y sus aledaños, la Policía Militar volvió a actuar con brutalidad, provocando la muerte de nueve personas y heridas de diferente consideración amás de 1.200 manifestantes.
Esta vez, la línea del frente de batalla se situó en la calle Kasr al Aini, que conecta Tahrir con la sede del Parlamento y del Gobierno. Sobre las 12 del mediodía, las fuerzas de seguridad lanzaron una ofensiva para dispersar a los manifestantes y «limpiar» el centro de la ciudad de la veintena de tiendas de campaña que aún permanecían en la plaza, vestigios de la segunda ola revolucionaria que se desató el 19 de noviembre.
El Gobierno niega estar empleando la violencia contra los manifestantes
Ni tan siquiera los dos hospitales al aire libre situados en la mítica plaza se libraron de la ira policial y, como las tiendas, quedaron totalmente calcinados. Entre los rescoldos aún humeantes se podía ver varios botes de yodo. «Cuando vimos acercarse la carga policial, médicos y heridos nos metimos en la mezquita. Al salir, todo el material estaba en llamas», explicó a Publico Mohammed Mursi, uno de los médicos voluntarios del dispensario situado a la entrada de la mezquita Makram.
Tras la ofensiva, y con la plaza aún invadida por el humo y un fuerte olor a plástico chamuscado, una grúa construyó en la boca sur de Kasr al Aini un muro de unos tres metros de altura con bloques de hormigón, la misma estrategia que utilizaron hace tres semanas las autoridades para bloquear la calle Mohamed Mahmud, la que daba acceso al Ministerio de Interior.
En un extremo del muro, se encuentra otra de las víctimas del último estallido de violencia: la sede del Instituto Científico de Egipto, fundado en 1798 por Napoleón y que contaba con uno de los fondos bibliográficos más importantes del país.
Los incidentes provocan el incendio del valioso Instituto Científico de Egipto
Según fuentes gubernamentales, la práctica totalidad de los 200.000 documentos que albergaba, algunos de ellos de gran valor histórico, fueron destruidos por un incen-dio provocado por la explosión de un cóctel molotov.
Lluvia de objetos
Mientras policías y grupos de civiles lanzaban una lluvia de objetos contra los manifestantes desde el tejado de la Cámara Alta, ayer por la tarde se celebraron los funerales de algunas de las nueve víctimas mortales. Entre ellas se cuenta a Emad Effat, un clérigo de Al Azhar, la principal institución religiosa del Islam sunita.
Como los otros «mártires», Effat, conocido por su apoyo público a la Revolución desde su inicio, murió a causa de un disparo, que le perforó el pecho. Miles de personas asistieron al funeral del religioso, en el que se corearon eslóganes contra la Junta Militar.
En el frente político, los disturbios pueden haber dejado tocada de muerte la legitimidad del Gobierno del primer ministro Kamal Ganzuri, que juró su cargo hace sólo diez días. En un acto cargado de cinismo, Ganzuri ofreció ayer por la mañana una rueda de prensa en la que aseguró que las fuerzas de seguridad no estaban utilizando la violencia para dispersar los manifestantes.
Fin al Consejo Consultivo
Una de las víctimas del último espasmo revolucionario puede ser el Consejo Consultivo, un órgano creado para poner fin a la crisis de finales del mes pasado, que se saldó con 47 muertos. Formado por varios líderes políticos, su finalidad es ejercer de interlocutor entre la Junta Militar y los partidos políticos durante el maratoniano proceso electoral en curso.
En una reunión extraordinaria, el consejo instó el viernes a las autoridades a poner fin a la represión. A causa del caso omiso de la Junta, varios de sus miembros presentaron ayer su dimisión, entre ellos su vicepresidente, Abu Ela Mady, fundador del Partido Wasat, una formación centrista. Varios partidos políticos, entre ellos los Hermanos Musulmanes, condenaron la represión policial.
Quizás para frenar el goteo de renuncias en este órgano, la cúpula castrense emitió anoche un comunicado en el que se comprometía a cumplir las demandas del consejo.
Entre ellas, «medidas para detener la violencia entre manifestantes y fuerzas del orden»,una comisión de investigación de los hechos y el juicio en tribunales civiles de todos los detenidos durante las últimas horas.
Kaos 17/12/11