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El PST antes y después del golpe

El PST antes y después del golpe

 

Algunos de los compañeros del PST asesinados y desaparecidos: Adriana Zaldúa, Alberto Senar, Ana María Guzner Lorenzo, Ana María Martínez, Arturo Apaza, Benito Cosme Choque, Carlos Agustín Falcón, Carlos Alberto Moreno, Carlos Povedano, César Robles, Charles Grossi, Chela de González, Daniel Marcos Rovella, David Ostrowiecky, Donaldo David Molina, Eduardo Villabrille, Alejandro Efraim Ford, Federico Alvarez Rojas, Gladis García, Gustavo Sampichiatti, Héctor V. Santos, Hilda G. Leki de Alvarez, Hugo Frigerio, Irene Nélida Peña, José Guillermo Suárez, Juan Carlos Nievas, Juan José Giampa, Julio Martín Manza, Lidia Agostini, Mario Rodríguez, Melita Martin, Mónica De Olaso de Ford, Oscar Lucatti, Oscar Mena, Patricia Claverie, Ramón Pablo Villanueva, Rubén D. Boussas, Carlos Scafide,Víctor R. Aranguren.

En marzo de 1976, el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) contaba con aproximadamente 4.000 militantes, en su mayor parte trabajadores (2.000 estaban organizados en la Juventud Socialista de Avanzada). Se había convertido en uno de los partidos trotskistas más grandes del mundo. Bajo la dictadura, desde la más completa clandestinidad, siguió activando en los lugares de trabajo y estudio, y en los barrios obreros. Su objetivo, ser el partido revolucionario que acompañe a la clase obrera en la lucha por el gobierno y el socialismo, continúa hoy.

Escribe: Mercedes Petit

 

Desde su fundación en 1972, el PST* se fue transformando en una fuerza importante entre los delegados, activistas y dirigentes obreros que enfrentaban a los gobiernos de Lanusse, primero, y del peronismo, después. En las elecciones de septiembre de 1973 (cuando Perón ganó con siete millones de votos) su fórmula presidencial, integrada por Juan Carlos Coral y José F. Páez, sacó más de 200.000 votos.

Tenía un peso importante en gremios como metalúrgicos, SMATA, bancarios y docentes. En marzo de 1975 volcó sus mayores esfuerzos en el apoyo a la huelga metalúrgica de Villa Constitución. En junio, sus dirigentes obreros cumplieron un papel de vanguardia impulsando la movilización y la coordinación de las fábricas de la zona Norte del Gran Buenos Aires, que detonaron el Rodrigazo y provocaron la caída del ‘Brujo’ López Rega y de Rodrigo.

Esa presencia en los sectores más combativos de los trabajadores dio lugar a que la represión se ensañara con el PST desde 1974. En 1975 ya parte de la actividad partidaria se desarrollaba en la semiclandestinidadLas vísperas

En 1976 la lucha de la clase obrera argentina acorralaba al gobierno peronista de Isabel Martínez y su ministro de Economía, Mondelli, quienes insistían en los intentos de aplicar el plan de ajuste y entrega que exigía el FMI. El PST estaba en primera fila impulsando los conflictos y el plan de lucha para derrotarlos. Al mismo tiempo, denunciaba el peligro golpista, que iba tomando cuerpo a medida que Isabel mostraba su impotencia para derrotar a los trabajadores. Las acciones cada vez más aisladas e irresponsables de la guerrilla llevaban agua al molino represivo

La lucha contra la dictadura

Apenas instalada en la Casa Rosada, con uno de sus primeros decretos, la junta militar prohibió la existencia del PST. Los demás partidos políticos fueron “congelados”. Nuestro partido fue proscripto, la mera pertenencia al mismo era delito. Hubo que pasar por varios años a la clandestinidad total. A pesar de la represión, la actividad militante se siguió desarrollando en esas extremas condiciones. Se retomó la publicación del periódico (con distintos nombres: La Yesca, Opción y Palabra Socialista), que se difundía en las empresas y en los barrios con todo tipo de recaudos.

En reuniones breves, a veces de unos minutos, en bares o lugares de movimiento de gente, con suma puntualidad, los militantes se encontraban, intercambiaban materiales (camuflados en paquetes de cigarrillos y otros envases), informes políticos y las novedades y orientación para la militancia en los distintos frentes.

En los tempranos conflictos que empezaron a golpear a la dictadura, entre los portuarios, en los subterráneos y trenes, allí estaban los militantes del PST. Al mismo tiempo que se visitaba y defendía a los compañeros que poblaban las cárceles del país, se hacía en el extranjero, con los exiliados y partidos trotskistas hermanos, una importante campaña de denuncia del genocidio, exigiendo la libertad de todos los presos y que cesaran las “desapariciones”. En las difíciles condiciones de la tortura y la prisión, los militantes del PST mantuvieron consecuentemente su moral y política revolucionarias.

La pelea sigue

La resistencia contra la dictadura fue ganando fuerzas. Finalmente, los genocidas fueron echados por la movilización obrera y popular en 1982. Pero el PST siguió legalmente proscripto. Hubo que seguir la tarea de construir el partido revolucionario con el MAS, que fue creciendo y avanzando por el camino que venía abriendo el PST. A fines de los ’80, luego del fallecimiento de Nahuel Moreno, hubo un largo período de crisis en las filas de nuestra corriente. Actualmente, entre otros grupos que en la Argentina y otros países reivindican la trayectoria del PST, seguimos la tarea construyendo el MST-El Socialista.

* El PST surgió de la fusión del PRT (La Verdad), que dirigía Nahuel Moreno, con un sector del viejo Partido Socialista, encabezado por Juan Carlos Coral.

El Socialista 15/03/06

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