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El debate es por los ingresos de los trabajadores

El debate es por los ingresos de los trabajadores

Julio C. Gambina (especial para ARGENPRESS.info)

Son notorias las dilaciones en las negociaciones paritarias, las que ya debieran estar resueltas a esta altura del año. Es una situación convergente en la discusión por los ingresos populares, sean de trabajadores en situación regular, o irregular.

Los primeros discuten en paritarias los ajustes salariales, y con cierta dificultad incorporan entre sus reivindicaciones otras cuestiones atinentes a la relación de trabajo, como las condiciones de la actividad y el medio ambiente laboral.
Los segundos intentan ajustar los “beneficios”, o monto de los subsidios de los diferentes planes, ya que sus montos aparecen congelados ante una variación de los precios que se aleja de aquellos que mide y difunde el INDEC.
Inflación
El aumento de los precios es uno de los temas en discusión. Recordemos que en el INDEC se tienen en cuenta los precios regulados, que existen, aunque en cuenta gotas.
Resulta muy difícil para los compradores (consumidores) conseguir esos productos a precios regulados, puesto que éstos no suponen la producción en cantidades suficientes para el conjunto de la demanda de esas mercancías. La realidad es que en el mercado coexisten precios regulados y desregulados. El Indec asume la variación mensual sobre la base de los precios regulados y los compradores gastan en función de lo que consiguen, en general, productos que teniendo precio regulado, solo se consiguen a precio desregulado.
Pero además de los problemas inflacionarios, existen problemas estructurales que conviene considerar. Uno remite a la distribución del ingreso del conjunto de los trabajadores. El otro alude a la representación social y sindical de los trabajadores.
Distribución del ingreso y representación
La estadística con base en estudios del Observatorio de Derecho Social de la CTA y el Taller de Estudios Laborales TEL, según un texto de Horacio Meguira , señala “que el salario real del conjunto de los trabajadores percibido en el mes de diciembre de 2011, era similar al salario percibido en el último trimestre de 2001 (entre ambos períodos se experimentó un incremento del 1,8%).
Continúa diciendo que en el mismo período, el PBI experimentó un incremento del 90,6 por ciento.” Por otra parte se resalta que “El promedio de ingresos del conjunto de los ocupados, provenientes de su ocupación principal, al cuarto trimestre de 2011, ascendía a $ 3198 mensuales.” Es un monto insuficiente para una canasta de consumo que oscila en torno de los 6.000 pesos.
Queda claro que el gran crecimiento económico de estos años sirvió para mejorar los indicadores sociales, medidos en términos de baja de la tasa de desempleo e informalidad, de pobreza; pero no así en la calidad de los ingresos de los trabajadores y los sectores populares que justifican sus ingresos por el gasto de los trabajadores. El crecimiento de la renta ha sido apropiado principalmente por los propietarios de medios de producción, y entre ellos los empresarios más concentrados.
El otro problema estructural mencionado alude a la representación social y sindical de los trabajadores, un tema recurrente en el movimiento de los trabajadores, ya que desde el propio nacimiento de las organizaciones sindicales, la fragmentación fue la norma.
Para no irnos muy lejos podemos recordar las divisiones de la CGT en los 80´, la aparición de la CTA en los 90´ con la esperanza y expectativa de incluir a los trabajadores informales, pasivos y activos; incluso la afiliación individual.
La realidad política de la Argentina mostró la reciente ruptura de la CTA y ahora, nuevamente existen expectativas de fractura de la CGT. Este proceso de rupturas acontece por diferencias políticas en la estrategia de defensa de los intereses de los trabajadores.
¿Qué mueve la historia?
La Presidente aludió en estos días que las mejoras económicas son más producto de la política económica, del “modelo” en curso, que de las diferentes acciones reivindicativas realizadas, sean paros, cortes o movilizaciones.
Es un gran tema para discusión sindical, social y política, incluso, para discutir el origen del ciclo político de crecimiento argentino. El interrogante es si podría haberse instalado la política económica de fines del 2001 y comienzos del 2002 sin movilizaciones y reclamos de los trabajadores regulares e irregulares.
Sin el clima de movilización del 2001 es impensado el no pago de la deuda y la renegociación del 2005 y 2010; como tampoco es pensable haber salido de la convertibilidad sin el clima de protesta vigente a enero del 2002.
Lo que pretendemos señalar es que la dinámica sociopolítica precede a las políticas de Estado, y claro, la política económica puede sostener esa demanda, o contrarrestarla.
La coyuntura económica y política, cuando se agrava la situación mundial, con desaceleración de la economía, algo que también ocurre entre los países emergentes, sea Brasil o China, también impacta y preocupa en la Argentina, y por eso resulta de interés el seguimiento de la disputa estructural y coyuntural de la distribución funcional del ingreso, entre trabajadores y empresarios, y aquella que se opera entre trabajadores beneficiarios de planes sociales y previsionales y los recursos en baja gestionados por el Estado.
Es en la crisis capitalista que se presenta el riesgo de una nueva dinámica de la ofensiva del capital sobre el trabajo, y del Estado capitalista sobre los trabajadores. Pero es también la crisis la oportunidad para oponer la resistencia, y en especial la ofensiva de los trabajadores para oponer otro plan de organización económica de la sociedad.
Es evidente que existen tensiones en la Argentina del 2012 y que como siempre será la confrontación de los proyectos contrarios lo que determine el rumbo en el presente y en el futuro cercano. Como varias veces interrogamos, será interesante conocer quién vence a quien en la coyuntura por la disputa del ingreso. La respuesta está en la iniciativa política y los consensos que se obtengan en uno u otro de los polos de la contradicción.
Julio C. Gambina es Doctor en Ciencias Sociales de la UBA. Profesor de Economía Política en la Universidad Nacional de Rosario. Presidente de la FISYP. Integrante del Comité Directivo de CLACSO. Director del Centro de Estudios de la FJA y como tal integrante del Instituto de Estudios de la CTA y del Programa de Formación, Investigación y Asistencia Técnica del Encuentro Sindical Nuestra América, ESNA.
16/05/12