Colombia. Prensa del sistema
O estás conmigo o eres terrorista
Dick Emanuelsson – Ingrid Storgen (especial para ARGENPRESS.info)
A partir de los hechos por todos conocidos, que daban cuenta de la “captura” del periodista francés Romeo Langlois, por las FARC-EP, no deja de mencionarse el tema que adquirió estatus de funcionalidad extrema para los medios oficiales del mundo.
Y escribimos “captura” entre comillas, porque de no hacerlo así estaríamos cayendo en el mismo error de la prensa comprada. Error por supuesto no inocente ni mucho menos desinteresado, sino que está siendo sostenido a cuatro manos como para lograr lo que siempre buscaron: apagar el incendio que representa la guerra en Colombia, con un galón de gasolina.
Foto: Una de las personas más amenazadas en Colombia, Carlos Lozano, director del semanario VOZ, responde a preguntas de colegas sobre el misil de un avión de Mirage. Ése estaba escondido entre ramos de bananos en la paila de un camión estacionado al frente de la redacción del periódico. Fue desarmado por agentes antiexplosivos. si hubiera explotado, habría volado cinco manzanas. VOZ ha enterrado varios colegas, víctimas del terrorismo de estado en el país suramericano solo por proteger el derecho de libre expresión, también para «La Llama de Verdad». Pero debe preguntarse ¿Que sector de la sociedad colombiana posee de un misil de Mirage?
Debemos recordar que toda prisión, sea ejecutada por quien sea, suena a hecho lamentable. De no haber situaciones conflictivas mediante, no existiría más ese dolor para nadie.
El caso del periodista francés, es un caso por demás delicado. Y si bien es un periodista muy reconocido por el cual sentimos un profundo respeto, cometió o le hicieron cometer tremendo error.
Todo corresponsal y mucho más cuando está cubriendo un enfrentamiento bélico, sabe muy bien que no puede estar vestido con ropas militares que representen a alguno de los bandos enfrentados. Esa es una premisa indiscutible que parte en primera instancia, desde la lógica y la protección de su propia persona y luego da vueltas por los recovecos de las leyes internacionales.
En este caso se transgredieron esas premisas, Langlois vestía uniforme del ejército colombiano; si lo hizo presionado sería muy bueno saberlo como para poder enterar a la opinión pública acerca de las circunstancias en que se desarrolla la noticia en ese país en guerra no declarada por el estado, pero existente en todas sus formas.
Si lo hizo bajo otros argumentos sería otra historia que habría que desmenuzar muy bien.
De momento nos preguntamos qué hubiera pasado si su uniforme hubiera sido el de la guerrilla y lo hubieran tomado prisionero, las fuerzas regulares. Hubieran dicho, inmediatamente, “periodista guerrillero capturado por las fuerzas militares con miles de toneladas de explosivos en su bolsillo…”
De todas maneras esto hay que saberlo y urge.
Foto: Periodistas de Cadena Caracol se vistieron con camuflaje por un día. ¿Ético?
Urge también un profundo debate tal como se está proponiendo -y no precisamente desde el estado terrorista colombiano-, acerca de la forma de ejercer allí la tarea informativa.
Ahora bien, ¿cuáles son las herramientas con las que contamos como para comenzar a dar ese debate?
Si lo inicia la guerrilla, bueno, creemos que aquí debería terminar esta nota… superaría la capacidad de asombro de los lectores el aluvión de improperios que se lanzarían contra la organización que el 27 de este mes, cumplirá 48 años de resistencia.
Si lo iniciamos quienes nos manifestamos contra esa guerra absurda, sin dudas seremos los eternos “tentáculos de las FARC” tal como nos denominaran hace pocos días desde El Espectador [1], prensa que por estar en el lugar exacto donde se desarrolla esa guerra podría hacer un excelente aporte para la paz, si tuviera al menos un gramo de ética y moral informativa -y humana- (aunque sabemos que carece de esos principios).
Si el debate pretendemos que lo inicie esa prensa, pues ¡olvídate! Sería como esperar a los reyes magos en enero.
Entonces seguimos preguntándonos, debatir ¿Con quiénes? ¿Cómo? Los de la prensa alternativa, sabemos donde está la punta de esa madeja infernal que azota a un pueblo hermano. Nosotros no tenemos interés alguno por esa guerra más que el de poder dar la noticia que hable de su final.
No nos impulsa otro interés que no sea el hecho de cubrir la información que llega a nuestros correos y da cuenta de un estado tan genocida como pocas veces se ha visto en América Latina y que ahora se está recreando también en Honduras y seguirá en Guatemala y así hasta que les de la gana y Washington deje de ordenar sobre los destinos de nuestras patrias.
Lo que sí, tenemos que debatir entre nosotros, es como llegar a la mayor cantidad de lectores, como crear más herramientas que nos permitan salir al encuentro de tanta ridiculez como la que venimos observando desde hace tantos años, porque no hacemos sino comunicar sobre el sufrimiento de un pueblo, pretendiendo llegar a la mayor cantidad de personas y eso no nos resulta para nada fácil.
No contamos con la tecnología de los grandes multimedios, no contamos con financiamiento que nos permita trasladarnos a los lugares en conflicto, no contamos con nada más que la bronca que nos embarga cuando sabemos que en lo que va del año lo único que escuchamos de Colombia es la noticia que habla de muertos, desaparecidos, perseguidos y amenazados. Cosa que la prensa oficial no reproduce jamás.
Que no lo hace porque a sus amos no le conviene que esa guerra termine, sino todo lo contrario. En el caso de que terminara, más de uno no sabría en que agujero meterse porque quedaría descubierta la mentira utilizada durante tantos años de conflicto entre hermanos.
Nuestros medios escasos y sostenidos a pulmón, son atacados permanentemente, como periodistas somos constantemente demonizados y ni que hablar de los medios que verdaderamente utiliza la guerrilla para informar sobre sus acciones.
En los últimos días, con la soberbia más absurda, hasta atribuyeron a la guerrilla alguna cuenta en la red social Twitter, cosa que sería muy fácilmente detectable para bloquear inmediatamente y “cazar” al guerrillero que debajo de un árbol pasa sus horas twitteando, entre balacera y bombazos.
Uno se pregunta hasta dónde puede llegar la información de los grandes medios; qué cerebro imaginativo tendrá quien se lanza a largar ese tipo de noticias y quién podría creer semejante ridiculez.
Sin embargo se emplean largas horas/aire para “comunicar” a la opinión pública internacional sobre los pasatiempos de los muchachos en esta era informática donde todo toma estado público, pero lo toma según el ángulo donde se revuelcan los intereses oligárquicos.
Quedamos a la espera de la libertad del corresponsal Romero Langlois, así como quedamos esperando el esclarecimiento de una situación confusa.
Si esperamos que sea la prensa del sistema la que aclare, andamos por la ruta equivocada.
Para ellos que conocen nuestra integridad profesional, seguiremos siendo “terroristas”, aunque para justificar tendrían que probar, pero también sabemos que no sería tarea difícil ya que cuando quieren, “plantan” las pruebas o hacen hablar a algún computador reventado por toneladas de bombas descargadas desde aviones con la más alta tecnología.
En el mundo de los massmedios nada es imposible, excepto hablar de moral profesional.
Esa que a nosotros nos sobra.
[1] Tentáculos de las FARC en internet
http://www.elespectador.com/noticias/judicial/articulo-345141-tentaculos-de-farc-internet.
Argenpress 14/05/12