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¿Hacker o comunicador social?

Assange

¿Hacker o comunicador social?

Guillermo Navarro Jiménez (especial para ARGENPRESS.info)

En sus esfuerzos por desprestigiar la decisión del gobierno ecuatoriano de conceder asilo a Julian Assange, los medios de comunicación social privados, no tienen reparo alguno en acudir a dos de sus armas predilectas: la conformación de matrices de opinión y el uso de titulares, que les permitan avanzar en su propósito político.

La estrategia de las matrices de opinión tiene dos objetivos:
1. Instituir en el imaginario ciudadano que Julian Assange es un «hacker», esto es un delincuente informático, por lo que y en consecuencia no cabe la concesión de asilo, puesto que en el marco jurídico de las Américas, éste no se aplica en los casos de delincuentes; y,
2. Impedir se recuerde que la difusión de los cables del servicio diplomático de los Estados Unidos de América fue un hecho comunicacional, en ejercicio del derecho a la libertad de expresión.
Para el logro de esos propósitos, como es común a toda matriz de opinión, se reitera en forma constante y uniforme el calificativo de hacker y se omite toda referencia a la difusión de los cables como un ejercicio de la libertad de expresión. Actitud que nos obliga a analizar los dos objetivos en forma separada.
Assange, ¿delincuente informático?
Todo iniciado en el lenguaje informático sabe bien que el calificativo de hacker se limita hoy a aquellos que efectúan intrusiones en los sistemas informáticos de terceros, esto es sin autorización legal para ello, en el objetivo de obtener información útil para alcanzar sus objetivos ilegales. Igualmente, los comunicadores sociales están enterados que bajo esa concepción lo utilizan todos los medios de comunicación social desde hace más de 30 años. En consecuencia, cuando los medios privados del Ecuador asignan a Assange el calificativo de ‘hacker’ su propósito es instituir en la opinión pública, en el imaginario ciudadano que Assange es un delincuente informático, lo que presupone que Assange que robo la información de los cables del servicio exterior de los Estados Unidos de América, para luego difundirlos, como lo afirmó, por ejemplo, taxativamente y muy suelto de huesos Emilio Palacio el día de hoy, lunes 20 de agosto, en el programa de entrevistas de Radio Democracia, en el que igualmente participaron Francisco Rocha y Mauro Cerbino.
Acusación absolutamente falsa si se recuerda que fue el soldado norteamericano Bradley E. Mannig, analista de inteligencia del Ejercito de los Estados Unidos, quien filtro a Wikileaks más de 200.000 cables diplomáticos de las embajadas estadounidenses de todo el mundo, que luego fueron difundidos Wikileaks y por varios medios de comunicación social, entre ellos el diario El Comercio de la ciudad de Quito y El Universo de la ciudad de Guayaquil. Filtración de cables a los que adicionó el soldado Manning un video del ejército de los Estados Unidos en el que se ve cómo un helicóptero estadounidense mata a un grupo de civiles en Irak, entre ellos dos periodistas iraquíes de la agencia Reuters, y otros documentos clasificados acerca de las guerras de Afganistán, conocidos como los Diarios de la Guerra de Afganistán, y de Iraq[1].
Por lo antes expuesto, es irrebatible nuestra aseveración de que Julian Assange no cometió un acto intrusivo para acceder a la información, puesto que ésta le fue proporcionada por el soldado Bradley Manning, como incluso lo sostienen las autoridades militares de los Estados Unidos en la acusación formulada en contra Bradley Manning[2], sobre la base de la cual procedieron a confinarlo en varias prisiones de los Estados Unidos en condiciones infrahumanas y sin respeto al debido proceso, como ha sido denunciado[3]. Como también lo es nuestra afirmación de que los medios de comunicación social privados del Ecuador, en forma premeditada, han conformado una matriz de opinión para tratar de imponer en la opinión pública ecuatoriana la convicción de que Assange es un delincuente informático. El reiterado uso del calificativo «hacker» o del calificativo «delincuente informático» del que han abusado en los últimos días lo comprueban la información y las opiniones difundidas por el diario El Comercio, así como los titulares a los que acudieron, en sus ediciones del 18 y 19 de agosto del 2012, ejemplos de los cuales se exponen inmediatamente:
Información:
1. 18 de agosto, página 2: «El anuncio del ‘hacker’ australiano de leer mañana un comunicado desde el balcón de la embajada …»
2. 19 de agosto, página 1: «El gobierno británico ha desplegado una ofensiva para justificar el no otorgamiento del salvoconducto al ‘hacker’ «.
3. 19 de agosto, página 5: «Sin embargo, pocos días después, las cosas se complicaron para el ‘hacker’.»
Opinión:
1. 18 de agosto, página10, José Ayala Lasso: «»El asilo concedido a Assange. Hemos visto, con sorpresa y desagrado, como el gobierno ‘compró pleito ajeno’ desde el momento en que Assange hizo públicos los wikileaks, cometiendo un acto ilegal, cargado de implicaciones políticas».
2. 19 de agosto, página 10, Jorge Ribadeneira: «Claro, si el asilado es nada menos que Julian Assange, el ‘hacker’ y personaje de los wikileaks …» no hay
3. 19 de agosto, página 13, Gonzalo Ruíz Álvarez: «Si Assange acude a ese Tribunal (Corte de la Haya. La nota es nuestra) no hay garantía de celeridad ni un fallo favorable al pirata informático».
Títulos y subtítulos:
18 de agosto, página 3: «Al ‘hacker’ ya lo esperaban en la embajada»
18 de agosto, página 2, subtítulo: «Los amigos del ‘hacker’ lo encuentran deprimido».
18 de agosto, página 2, subtítulo: «De un momento a otro, el asilo al ‘hacker’ australiano se volvió primera plana mundial».
19 de agosto, página 5, subtítulo: «Dos suecas que admiran la labor del ‘hacker’ australiano son quienes lo acusan de supuestos delitos sexuales en el verano 2010».
19 de agosto, página 12: «Assange, el pirata sin puerto»,
Citas que nos eximen de cualquier comentario adicional para demostrar que los grandes medios privados de comunicación del Ecuador han conformado una perversa matriz de opinión que incluye información falsa, en el sólo propósito de que la opinión pública ecuatoriana adhiera a la falacia que han construido: Julian Assange es un delincuente informático, un hacker, por lo que y en consecuencia, no procedía la concesión del asilo por parte del gobierno ecuatoriano en el marco jurídico americano. Para ello, por cierto olvidaron u ocultaron deliberadamente, que la concesión del asilo en el marco jurídico europeo, en donde se decide el salvoconducto, el asilo también se otorga cuando se presume que podrían afectarse los derechos fundamentales del solicitante. Derechos fundamentales entre los que se incluyen el derecho a la vida y el debido proceso, causales invocadas por el gobierno ecuatoriano para la concesión del asilo a Julian Assange, lo que a más de descubrir el falaz comportamiento de los medios privados explica el por qué de la ineficiencia mediática de su matriz de opinión.
Assange y la libertad de expresión
Toda mentira que pretende manipular la opinión pública exige incluir en la información proporcionada por lo menos una parte de la verdad, afirma el filosofo alemán Hanz Magnus Enzenberger. La manipulación, entonces, sobre esa base de veracidad, despliega todo su arsenal: mentiras a medias, mentiras abiertas, subinformaciones, desinformaciones, etcétera. Sea cual sea el medio de manipulación utilizado, el objetivo es siempre el mismo, adecuar la opinión pública para que se allane al objetivo de la manipulación. En el caso que nos preocupa, la manipulación de los medios de comunicación social no podía abstraerse a la premisa antes mencionada. Por ello, los coautores de la matriz de opinión, para tratar de revestir de veracidad su segunda falacia, a saberse que Assange no es un defensor de la libertad de expresión, no pudieron dejar de negar la condición de periodista, de defensor de la libertad de expresión que caracteriza a Assange, como ilustran los textos producto de la traición del subconsciente de los detractores de Assange que se citan a continuación:
1. Marco Aráuz, editor general del diario El Comercio, en su columna «¿Gracias amigo Julian? publicada en la edición del l9 de agosto, expresa: «Hay razones para pensar que fue una estrategia trabajada con anticipación y dirigida a aprovechar lo mejor de Assange: : su supuesta aura de defensor de la libertad de expresión».
2. Jorge Ribadeneira columnista del diario El Comercio, por su parte en la misma edición del 19 de agosto no puede dejar de mencionar: «… Todo mientras Assange se siente bien al ser considerado en Carondelet como periodista venerado y proclama que «fue un triunfo»….».
Citas que vuelven importante advertir como Julian Assange obtuvo la información de los cables de las embajadas de los Estados Unidos y si tenía o no derecho a difundirlos. Respecto a su fuente de información, como quedó ya mencionado, supuestamente le habría sido entregadas por el soldado Manning, si damos fa a las aseveraciones del (Buro Federal de Inteligencia (FBI por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos.
Para juzgar si tenía o no derecho Assange para difundir la información recibida, recurriremos a lo que dispone la Convención Americana de los Derechos Humanos, en su artículo 13, numeral 1, texto en el que indica que: «Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística o por cualquier otro procedimiento a su elección». En consecuencia, de acuerdo a esa disposición hemos de coincidir que el señor Assange tenía el derecho a recibir la información sobre los cables de las embajadas de los Estados Unidos y a difundirlos, directamente a través de la página web de su organización, de medios de comunicación impresos o por cualquier otro medio. En consecuencia, la pretensión de los medios de comunicación social del Ecuador de no considerar su acción como una labor comunicacional ejercido sobre la base del derecho humano a la libertad de expresión es improcedente, insostenible, cuanto más que los diarios El Comercio y El Universo intervinieron en esa cruzada, escamoteando, por cierto, parte de ella.
Siendo ello así, resulta evidente que los medios de comunicación social privados no podían reconocer que Julian Assange ejerció su derecho a la libertad de expresión, puesto que ello los obligaba a respaldarlo, si optaban por guardar coherencia con las acidas posiciones asumidas por estos medios en los últimos tiempos en el campo de la libertad de expresión. Razón a la cual debemos agregar un segundo elemento, el ineludible reconocimiento de que fueron esos medios los que validaron la información proporcionada por Assange, cuando la difundieron, información que hoy la califican como de ilegal procedencia. Ilegalidad que proponen para evitar se recuerde que tanto el diario el Comercio como el Universo habían escamoteado a la opinión pública muchos de los cables que les había entregado la organización Wikileaks, sin mediar restricción contractual alguna como lo demostró el diario público ecuatoriano El Telégrafo; y, para tratar de deslegitimar los contenidos de los cables que habían ocultado a la opinión pública, por ser contrarios a sus intereses.
Lo anteriormente expresado, a más de explicar las razones que incidieron para que los medios impresos del Ecuador conformen una matriz de opinión que trata inútilmente de ocultar la condición de defensores de la libertad de expresión de Wikileaks y Julian Assange, permite también reconocer la necesidad imperiosa que tienen directivos y comunicadores sociales de deslegitimar la información proporcionada por wikileaks, dado que ésta permite identificar a los recaderos de la embajada norteamericana que dirigen y laboran en los medios de comunicación social del Ecuador y varias ONG’s, entre éstas FUNDAMEDIOS, hoy, enemigos acérrimos de quien puso al descubierto sus actividades, por cierto, poco consecuentes con el país que dicen defender.
Es por ello y por su afán de servir al imperio y a sus objetivos políticos en contra de la decisión del gobierno del Presidente Correa, que los grandes medios de comunicación privados pusieron en marcha la falaz matriz de opinión con la que pretenden negar el derecho a recibir información y a divulgarla a Julian Assange. Conducta reprochable que debe ser rechazada por todos los ciudadanos que hemos sido objeto de esa burda manipulación.
¿A quién verdaderamente defienden los medios de comunicación social privados?
Lo antes expresado vuelve pertinente formularnos esta interrogante, puesto que los medios de comunicación social privados ni remotamente plantean como problema central la defensa de la soberanía nacional amenazada por la «ayuda memoria» remitida por la embajada de Gran Bretaña en Quito, y peor la defensa de la soberanía nacional. Se limitan a cuestionar abierta o solapadamente la concesión del asilo a Julian Assange, bajo el argumento falaz de que no se trata de un perseguido político, sino de una persona judicialmente indiciada por presuntos delitos sexuales, que, además es un delincuente informático. En suma, se suben al carro del agresor, no obstante lo cual proclaman un supuesto amor a la Patria. ¿Será que son ingleses?.
Notas:
1) http://es.wikipedia.org/wiki/Bradley_Manning
2 ) Véase: http://www.publico.es/internacional/318413/detenido-un-militar-de-eeuu-que-colgo-en-la-red-documentos-secretos
3 ) Véase: http://www.salon.com/2010/12/15/manning_3/

Argenpress 21/08/12