10 años sin sentencia firme
«Muchas veces he sentido el estigma en carne propia por ser la esposa de un detenido más de este país, he sido tratada con tánto desprecio, en un juzgado, en algún trabajo.Pero ¿porque tengo que esconder mi realidad? estoy plenamente orgullosa de mi marido, que no por ser un detenido perdió su calidez de ser humano, con un corazón que late muy fuerte, capaz de sentir y pensar». Parte de las intensas palabras de Inés, cuyo marido lleva más de una década preso sin sentencia firme en una causa armada.
Detenidos sin sentencias firmes hasta con mas de 10 años. Pero, ¿ a quien le importa?, si para esta sociedad el chorro es chorro y adentro la pasan bárbaro. Qué ingenuidad, como si el presupuesto destinado a las cárceles fuesen para mantener a los tantos detenidos del país. Solo disfrutan de dicho presupuesto aquellos que trabajan dentro del Servicio Penitenciario.
Pero no me voy a detener en esto, el tema en cuestión son las leyes que solo sirvieron como soluciones «parches» utilizadas como un instrumento de política de seguridad por los gobiernos de turno y gracias a esta famosa ley las cárceles están atestadas de detenidos, como ya he dicho, sin sentencias por años con una preventiva pudiendo ser en algunos casos inocentes. Me pregunto cuándo podremos hablar de resocialización, contención a los menores, buscar una forma de reinsertarlos dentro de esta sociedad, tantos a los que salen en libertad como a los jóvenes que son el futuro de nuestro país, parecería no haber oportunidades para nadie, pero como haberlas si cuando un chico de la calle se nos acerca, con tan solo ver su aspecto se le da vuelta la cara, alguien se detuvo alguna vez a preguntar a estos chicos como y porque llego a estar en la calle ? o a un detenido porque eligió esa vida? o a las tantas mujeres a la cual llamamos prostitutas porque venden su cuerpo?…. Cuantas cuestiones tenemos para resolver, parecería que a nadie le importa. Me duele ver esta realidad en mi país, el país del no te metas, jamás acepte el callar, el no hacer, porque a mí esto, no me toca, pero ojala pudiera hacer algo desde mi pequeño lugar, hay una frase que es una de mis preferidas y es la del Don Quijote:»Cambiar el mundo, amigo Sancho, que no es locura ni utopía. Sino justicia».
Solemos llamar pobre a aquellos que pasan necesidades, que viven en una villa miseria, ahora me pregunto quién son los pobres ¿ellos o aquellos que hacen caso omiso a estas cuestiones de necesidad y carencias que tenemos frente a nuestro ojos?, pobres aquellos incapaces de sentir dolor en el alma frente un niño que duerme en la calle, pobre todos los políticos que solo piensan en llenar sus bolsillos, pobre aquellos ricos que viven rodeado de tanto materialismo capitalista, una camisa burguesa de buena marca es más importante, pobres es una palabra amplia que no deja de sorprenderme, porque puedo utilizarla en tantos otros que no sean ellos, los carenciados.
Cuanta ceguera colectiva y dolorosa dentro de esta sociedad, sociedad ingenua la mi pueblo.
Muchas veces he sentido el estigma en carne propia por ser la esposa de un detenido mas de este país, he sido tratada con tanto desprecio, en un juzgado, en algún trabajo, pero ¿porque tengo que esconder mi realidad? estoy plenamente orgullosa de mi marido, que no por ser un detenido perdió su calidez de ser humano, con un corazón que late muy fuerte capas de sentir y pensar.
Cómo deseo desde lo más profundo de mi corazón que todo cambie para mejor, ver un mundo más justo, pero nunca dejare de soñar con ello.
Argenpress 22/10/12