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Los costos de negarse a investigar la deuda

Fondos buitres:

Los costos de negarse a investigar la deuda


Eduardo Lucita (LA ARENA)

Hoy se están pagando los costos de la decisión de no investigar la deuda. Se debería realizar ese trabajo, comenzando por anular aquella que implica cesión de soberanía, y dejar de gastar enormes cantidades de recursos escasos litigando en los Estados Unidos.

El embargo de la Fragata Libertad y el fallo de la Cámara de Apelaciones de Nueva York favorable a los fondos buitres han puesto en problemas al gobierno nacional, que sin embargo muestra una relación Deuda/Producto Bruto Interno y de pagos sólida. En realidad se trata de los costos de haberse negado a investigar la deuda.

En febrero de este año el juez Thomas Griessa resolvió darle a los tenedores de bonos que no aceptaron el canje igual tratamiento que a los bonistas que ingresaron a los canjes del 2005 y 2010. El 3 de octubre pasado la Fragata Libertad quedó retenida en un puerto de Ghana a pedido del NML Capital Limited, un grupo liderado por el multimillonario Paul Singer, que representa a fondos de inversión, a lo que hizo lugar un juez del país africano. El 24 del mismo mes la Corte de Apelaciones de Nueva York confirmó la decisión del juez Griessa por medio de un fallo que por primera vez resultó favorable a los fondos buitres.

El precio de los bonos nacionales se derrumbó, el «riesgo país» un indicador que en realidad no indica nada, trepó fuertemente mientras que el costo de los seguros contra un eventual «default» creció al valor mas elevado desde el 2009.

¿Qué default?

Nadie cree posible una nueva cesación de pagos de Argentina, sin embargo la presidenta se vio obligada a ratificar que seguirá pagando religiosamente, como hasta ahora. Cierto es que la carga de los servicios sigue siendo pesada, según el presupuesto para el 2013 los vencimientos serán de 8.000 millones de dólares y se tomará nueva deuda por unos 15.000 millones de dólares más. Sin embargo la relación Deuda/PBI es de las más bajas del mundo, 41,5 por ciento, y en relación a las exportaciones es del 10 por ciento. La porción considerada exigible (que está en poder de tenedores privados) es de solo el 13 por ciento del PBI, ratio que será del orden del 8 por ciento a fines de año. Poco más de la mitad de la deuda pública nacional es interestatal (Anses, BCRA, Banco Nación) mucho más manejable en lo inmediato a futuro se verá. Conviene recordar que ningún país «defoltea» en su moneda.

Roces con el imperialismo

Si este es el cuadro, ¿qué es entonces lo que está pasando? Por un lado sin ser un gobierno antiimperialista, el gobierno K tiene cada vez mayores roces con los organismos internacionales. Es tal vez el único país que habiendo privatizado su sistema de seguridad social lo reestatizó. Por otra parte cuestiona al FMI y a las calificadoras de riesgo; a los Tratados Bilaterales de Inversión (TBI), aunque no los denuncia; se diferencia discursivamente en el G-20 y en la FAO; recibe cuestionamientos en la OMC y el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi); disputa con la justicia norteamericana por los fondos buitres; pone límites al giro de utilidades. En América latina tiene una política de relaciones que impulsa la Unasur y ha denunciado fuertemente los golpes en Honduras y Paraguay. Estas realidades pesan más que las prebendas que les otorga a las multinacionales, que haber tocado la campanita en Wall Strett, que pagarle al contado y por adelantado al FMI o aprobar a pedido la Ley Antiterrorista.

Desde que el Estado nacional reapropiara la acciones de YPF en poder de Repsol y que el representante en la ONU fuera uno de los pocos que no se retiró del recinto cuando tomó la palabra el presidente iraní, estos roces se han acrecentado. Mas ahora que reabrió negociaciones con Irán.

No se trata de visiones conspirativas, tan caras al peronismo, pero no es descabellado pensar que este ataque de los fondos, las acusaciones de gobierno «chavista» (algo difícil de sostener) o que las acciones legales se sucedieran -a la velocidad de un rayo- en el mes previo al 8N, no estén combinadas y que en realidad apunten al 7D.

El precio de no investigar

Pero también están pesando las consecuencias de no haber en su momento investigado o auditado la deuda. Por el contrario se optó por lo que la propia presidenta califica como » la reestructuración de deuda externa más importante de que se tenga memoria».

Sin duda el «default» argentino fue de los más grandes de la historia, como también lo fue la quita lograda, los bajos intereses y la extensión de los plazos obtenidos. Pero para hacer atractivo el «exitoso» canje, que alcanzó una aceptación del 93 por ciento, se incluyeron cláusulas verdaderamente nocivas, que quienes integramos «Economistas de Izquierda» criticamos duramente en su momento. El ajuste de intereses por el CER para bonos en pesos y la emisión de bonos con cupones atados al PBI han resultado sumamente onerosas. Pero si hay algo que al menos quién esto escribe no tuvo en cuenta en aquel momento, es la condición por la que los bonos del canje se emitieron aceptando tribunales de otros países. En lo que ahora vemos ha sido una clara cesión de soberanía jurídica.

Al 30 de junio pasado la deuda pública alcanzaba, según cifras oficiales, a 182.741 millones de dólares, este importe incluye la deuda con el Club de París, 6.467 millones, pero no los intereses devengados. Tampoco están incluidos los más de 11.000 millones de los bonistas que no aceptaron el canje (mayoritariamente fondos buitres) y los pagos que deben hacerse a fin de año por el cupón-PBI. Sumada, esta deuda es notablemente superior a los casi 150.000 en que quedó luego del canje.

Auditoría

Otro cantar hubiera sido si aprovechando el default, que duró 38 meses, se hubiera investigado la deuda, auditado todas sus partes, delimitando qué debía efectivamente pagarse y qué no. Suele argumentarse que luego de tanto canje y reestructuraciones las huellas de la deuda están borradas, hay que demostrarlo, pero si así fuera al menos se podría enjuiciar y meter presos, como en Islandia, a algunos funcionarios que comprometieron al país por muchas décadas. Así el gobierno hubiera ganado autoridad moral para enfrentar a los buitres de afuera y de adentro.

Con el Club de París es distinto porque esa deuda es virgen de todo canje, por lo tanto no hay excusas para no investigarla, más aún cuando hay serias dudas de que porciones de esos préstamos hayan ingresado efectivamente al país.

Recuperar soberanía

Hoy se están pagando los costos de aquella decisión. Argentina deberá más pronto que tarde investigar la deuda (comenzando por anular aquella que implica cesión de soberanía); denunciar los TBI ya vencidos y anular los restantes (como ya lo han hecho Bolivia, Ecuador y Venezuela, Brasil nunca adhirió); retirarse del Ciadi y dejar de gastar enormes cantidades de recursos escasos litigando en los Estados Unidos.

Se afectarán intereses muy poderosos, pero será un acto de soberanía.

Eduardo Lucita es integrante de EDI-Economistas de Izquierda.

Argenpress 12/11/12