Cristina, Macri, Scioli, De la Sota, Binner…
Todos ajustan
La presidenta reconoció por primera vez los efectos negativos de la inflación, aunque culpó a los gobernadores. Ahora, las acusaciones entre ellos pasan por quién es el responsable de la misma y del ajuste en curso. Cristina acusó a Macri, De la Sota y a Scioli por aumentar impuestos, tarifas y las naftas. De esa manera, dice, fogonean la inflación. Estos le contestaron diciendo que la culpa la tiene el gobierno nacional. “Si hay alguien que ajusta es usted”, le señaló el mandatario cordobés.
Lo cierto es que todos los gobiernos -tanto el nacional con Cristina Fernández a la cabeza, como los provinciales, presididos por distintos referentes opositores- son los culpables de ir descargando un ajuste sobre el pueblo trabajador. En eso coinciden, más allá de sus matices y bravuconadas. Todo en un año electoral, donde los problemas de los trabajadores y demás sectores populares se acrecientan.
El gobierno nacional empezó a aplicar un ajuste al ritmo de la crisis capitalista mundial y la de su propio “modelo”, al que tilda de “redistribuir la riqueza”. Pero la realidad demuestra lo contrario: su objetivo pasa por seguir otorgándole la mejor parte de la torta -que se achica cada vez más para los de abajo- a los grandes empresarios, usureros internacionales y multinacionales. Destinando para ello la plata de la Anses, el Banco Central y demás organismos estatales. Y en ir desmontando distintas políticas sociales conquistadas por el Argentinazo (como el congelamiento durante años de las tarifas en los servicios públicos y en el transporte de pasajeros en Capital y provincia de Buenos Aires) y en dejar de otorgar alguna concesión más y no aumentar los montos de las ya implementadas desde hace años, como la asignación por hijo, que ya fue devorada por la inflación en un 60%.
El ajuste nacional se palpa en salarios y jubilaciones por debajo de la inflación; asignaciones familiares que no se pagan a todos los trabajadores; el impuesto al salario; las reducciones en los presupuestos de salud y educación; el congelamiento de los planes sociales y en la asfixia a las provincias y municipios con recortes de la coparticipación. Los gobernadores, en la misma sintonía, empezaron a aumentar los impuestos (como el ABL en Capital o ingresos brutos en distintas provincias), las naftas como en Córdoba, el subte, el transporte de colectivos y otras tarifas en distintos puntos del interior (incluída Santa Fe, gobernada por un delfín del supuesto “progresista” Binner). “La inflación no solo se compone de la leche, el pan y la carne”, graficó Cristina, reconociendo que esos productos básicos, en el “país de las vacas gordas”, están cada vez más ausentes en las mesas populares por el flagelo inflacionario. O se tiene que trabajar más horas para comprarlos.
La prueba de que el ajuste es nacional está dada por la lucha de los trabajadores en todo el país. Por aumento de salarios, contra los despidos (ya hubo más de 100 mil en la actividad privada en el último tiempo) y contra la carestía de la vida. O para que paguen los salarios y aguinaldos en término, como en Santa Cruz o en Ushuaia (ver esta misma página). Los saqueos a fin de año no fueron “organizados”, sino fruto de la desesperación ante gobiernos que no dieron nada en las fiestas, congelando todos los planes sociales. En Rosario hubo cuatro muertos y en Bariloche seis detenidos. Sin embargo, Binner tuiteó: “Feliz Navidad, buen 2013 y larga vida para todos”, en una despiadada obnubilación electoralista, demostrando que de progresista no tiene nada.
A esto se suma la entrega de los recursos naturales, del petróleo, el oro y los minerales; los pagos puntuales de la deuda externa en desmedro de la deuda interna con el pueblo; la continuidad de la entrega menemista privatizadora y la impunidad para las multinacionales que siguen llevando sus ganancias al exterior con la complicidad oficial, sea de la presidenta o de los gobernadores e intendentes.
Cristina y la oposición se “pelean”, pero a la hora de los bifes no tienen empacho en pactar. Esto se vio a fines del año pasado, donde el kirchnerismo acordó con el PRO de Macri distintas leyes en pos de negocios inmobiliarios, fomentando las ganancias de las patronales de la construcción. El aumento del ABL, por ejemplo, fue aprobado por Proyecto Sur de Pino Solanas, obligando a que el MST (fervoroso integrante de ese espacio) tuviera que desmarcarse, cuando a los cuatro vientos señala que Solanas es la alternativa al “bipartidismo”. A todo esto, Victoria Donda (FAP de Binner) se pasea por las playas marplatenses con Prat Gay, de la Coalición Cívica, llamando a unirse con los radicales para enfrentar al macrismo y al kirchnerismo. Es decir, con los mismos que ya gobernaron con la Alianza junto a Cavallo y al servicio del FMI. Pino Solanas comparte esta política de “unidad”, mostrando por adelantado las frustraciones que prepara la centroizquierda para sus votantes.
Ante el ajuste nacional, se nos plantean dos tareas. Una, enfrentarlo con lucha y movilización. Por eso estamos reclamando que se le dé continuidad al paro general del año pasado con un plan de lucha nacional. Contra el ajuste de Cristina y los gobernadores. Segundo, impulsar un plan económico al servicio de los trabajadores y el pueblo, opuesto tanto al que impone el peronismo kirchnerista, como la oposición patronal. Postulando al Frente de Izquierda, con medidas alternativas y de fondo. Preparando al FIT para dar pelea electoral contra todas las variantes patronales. La salida viene de la mano de los luchadores y la izquierda.
El Socialista 16/01/13