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El pacto K-Monsanto

El pacto K-Monsanto

 

Ejecutivos de Monsanto reunidos con la Presidenta en Nueva York, anunciando la planta a radicarse en Córdoba: Jesús Madrazo, líder del Negocio Internacional de cultivos de la compañía; Bernardo Calvo, presidente de Monsanto Latinoamérica Sur, y Pablo Vaquero, vicepresidente de Monsanto Latinoamérica Sur. Foto: Télam. 2012
Ejecutivos de Monsanto reunidos con la Presidenta en Nueva York, anunciando la planta a radicarse en Córdoba: Jesús Madrazo, líder del Negocio Internacional de cultivos de la compañía; Bernardo Calvo, presidente de Monsanto Latinoamérica Sur, y Pablo Vaquero, vicepresidente de Monsanto Latinoamérica Sur. Foto: Télam. 2012

Escribe:  Liliana Olivero
Legisladora Izquierda Socialista – Córdoba

 

El plan de instalar una nueva fábrica de Monsanto en Córdoba, aprobada por Cristina Kirchner, desnuda que el gobierno justicialista es “nacional y popular” solo para los días de fiesta. El kirchnerismo, apoyado en este caso por su colega peronista De la Sota, finalmente pactó con la multinacional norteamericana para que siga saqueando al país.

 

La autorización del gobierno nacional y provincial a instalar esta fábrica de Monsanto no solo plantea los peligros ambientales que esta puede producir, sino que da otro paso en la legalización del saqueo y robo que hacen estas multinacionales al país.

Esta empresa yanqui es gran productor mundial de semillas modificadas genéticamente. Monsanto impone su dominio, como cualquier transnacional, no solo monopolizando la venta de sus productos, sino imponiendo sus patentes y cobrando las regalías. De esta forma privatizan las actividades de investigación, producción y desarrollo científico en sus manos, trabando todo progreso para la humanidad, poniendo el centro en sus ganancias. Esta es la consecuencia del sistema capitalista-imperialista que hace que por su rapacidad, se ponga la ganancia por encima de la salud de la gente y de la superación del hambre mundial.

Cristina Kirchner se saca la careta

La presidenta justicialista, que aburre con sus cadenas despotricando contra el “imperio” y las “corporaciones”, mostró que solo se trata de una pose para la “tribuna”, ya que su verdadera política es favorecer a las multinacionales.

En julio del año pasado, muy silenciosamente, el gobierno cedió a las exigencias de la estadounidense, luego de años de una disputa legal internacional de Argentina contra Monsanto por el cobro de regalías sobre la producción y ventas de soja y maíz. En el 2010, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea desechó el reclamo de la compañía estadounidense para cobrar regalías por las exportaciones de harina de soja desde la Argentina. Es un pleito que empezó en 2006 y que llegó a frenar envíos. Monsanto quería cobrar regalías -entre 15 y 18 dólares la toneladapor la harina producida en el país, a pesar de no contar con una patente para ello.

Aquí Monsanto no podía cobrar porque no había patentado su RR1 y miles de productores grandes y chicos seguían usando las semillas sin pagarle a Monsanto sus regalías. Esta pelea legal también la llevaron adelante cinco millones de productores de Brasil y miles de Paraguay, países donde existe el mismo problema.

La maniobra de Monsanto

Como Monsanto veía que no podía asegurarse en los marcos legales patronales el cobro de sus regalías, decidió concretar la maniobra de “crear” nuevas semillas como la RR Maiz 2 o la soja Bt RR2Y y las patentó para ahora sí cobrar “legalmente” sus regalías. Este fue el pacto gobierno K-Monsanto. No solo les aceptó patentarlas, sino que hasta les aprobó instalar una nueva fábrica en Malvinas Argentinas, municipio de Córdoba. Con este pacto se favorece el saqueo de esta transnacional del país y perjudica, en especial, a los pequeños y a los medianos productores.

Esta claudicación al imperialismo y a esta multinacional muestra a quién favorece el gobierno. Ratifica con este pacto la continuidad de Monsanto y demás empresas multinacionales instaladas en el país, que también producen semillas modificadas genéticamente como Syngenta, Dow, Pioneer (Dupont), Nidera o Bayer.

Por todo esto, debemos denunciar este pacto, exigir el no pago de regalías a Monsanto y a las demás multinacionales; ratificar la lucha para que se vaya Monsanto de Córdoba y de Argentina y que haya producción e investigación estatal de las semillas necesarias, dirigidas o controladas por el INTA o SENASA y con consulta a los pequeños productores y a los vecinos para evitar problemas ambientales (en la producción y en la aplicación) que afecten la salud de las personas.

El Socialista 13/02/13

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