Sigue la pelea por el derecho al aborto
Hace 23 años, mujeres latinoamericanas reunidas en un encuentro feminista en Argentina propusieron el 28 de septiembre como fecha para organizar una gran campaña por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. ¿Por qué?
Escribe: Malena Zetnik
Porque la ilegalidad del aborto es una forma de violencia contra las mujeres que atenta contra la libertad para decidir sobre el propio cuerpo y la sexualidad. Pero a pesar de la prohibición, los abortos ilegales se siguen practicando, y la ilegalidad de la prohibición se constituye en una de las principales causas de muerte de mujeres gestantes en la región, la mayoría jóvenes, migrantes y pobres.
En cuanto a los derechos de las mujeres, uno de los distintivos del gobierno K en estos últimos diez años, ha sido su tajante oposición al derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Sin dudas, no se trata de un tema menor, puesto que el movimiento de mujeres ha venido desarrollando una gran campaña por la implementación de la educación sexual integral en las escuelas, el acceso gratuito a métodos anticonceptivos y la aprobación del derecho a la interrupción voluntaria del embarazo enfrentándose con ministerios de educación y salud provinciales y nacionales que hasta incluso obstaculizan el cumplimiento de las leyes que sus propios legisladores votaron. Es un dato muy significativo el incumplimiento sistemático en casi todo el país del Protocolo para la Interrupción de los Abortos No punibles que aprobó la Corte Suprema de Justicia para garantizar que no se judicialicen los abortos comprendidos en el artículo 86 del Código Penal (violación, mujer con incapacidad jurídica declarada o peligro de vida de la mujer).
Por eso, somos decenas de miles las mujeres que todos los años participamos del Encuentro Nacional de Mujeres y movilizamos posteriormente para que se termine con la muerte injusta de aquellas mujeres que quieren decidir sobre su propia vida. Aproximadamente 500 mil mujeres al año en Argentina interrumpen sus embarazos y cerca de 500 mueren, como denuncian incluso organismos internacionales, como Human Right Watch.
Con el Papa Francisco se profundiza la doble moral de la iglesia, del gobierno y de la oposición patronal. Aunque las que mueren son las pobres, las mujeres de todas las clases y cultos religiosos abortan. Y la ilegalidad del aborto es un gran negocio para clínicas privadas que pueden criminalizar a una mujer que entra con un aborto inseguro incompleto por la guardia, pero protege a aquella que paga en efectivo y con un alto costo, una intervención segura. Esa es la cruda realidad que pretenden tapar desde la presidenta Cristina, pasando por la cabeza de todos los bloques de la oposición y hasta el propio Papa.
La Iglesia Católica -que durante siglos permitía el aborto, como se señala, por ejemplo, en los escritos de San Agustín- quiere silenciar a las mujeres imponiendo como dogma para todos la prohibición del aborto. Dicen defender el derecho a la vida y proponen que las mujeres entreguen sus hijos en adopción, cuando en realidad se trata de otro de los grandes negocios de la Iglesia que maneja millones del estado administrando la vida de los pobres a través de hogares y comedores. Esos mismos espacios que son dirigidos por curas pedófilos como el recientemente encarcelado Grasi, o que tienen la bendición de curas como Von Wernich, capellán de la dictadura que avalaba las torturas, los asesinatos y el robo de niños.
Las mujeres, hoy más que nunca, salimos a pelear por nuestros derechos. El derecho al aborto no obliga a las mujeres a interrumpir su embarazo, sino que les permite elegir. Por eso, llamamos a la inmediata aprobación del proyecto de ley presentado por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, para que se lo considere una práctica médica, incluida en el Plan Médico Obligatorio y que solo requiera el consentimiento informado de las mujeres.
El Socialista 25/09/13