Hace 40 años
Siete millones votaron por Perón
El 23 de septiembre de 1973 arrasó en las urnas la fórmula de la derecha peronista, Perón-Perón. El retorno del propio Perón a la presidencia fue abriéndose camino a partir de las negociaciones del líder con Lanusse y Balbín desde 1971. La alternativa clasista del PST cosechó casi 200.000 votos.
Escribe: Mercedes Petit
El definitivo regreso del ex presidente, luego de 18 años de exilio, se produjo el 20 de junio de 1973. Se lo recuerda porque ese día se produjo la masacre de Ezeiza. Se instaló con su tercera esposa, Isabel, y su secretario personal, José López Rega, en la casa de la calle Gaspar Campos (Vicente López). De inmediato comenzó a mover los hilos de una especie de “golpe de estado” (como lo definía el PST), que rápidamente terminó con aquel período de “Cámpora al gobierno, Perón al poder”. Luego de 49 días en la Casa Rosada, el “tío” renunció y el tablero político se reacomodó hacia la nueva presidencia de Perón.
Candidato de los militares, la gran patronal y el imperialismo
Masivamente los trabajadores anhelaban a Perón en la presidencia. Con sus heroicas luchas, y en particular a partir del Cordobazo de mayo de 1969, habían derrotado sucesivas dictaduras. Luego de aquella semiinsurrección obrera y estudiantil, fue un militar, el general Lanusse, quien comenzó a negociar directamente con Perón y también con Balbín un gran acuerdo para frenar el ascenso revolucionario de los trabajadores1.
El 13 de julio de 1973 la cúpula militar celebró la decisión de Perón de echar a Cámpora, quien, tironeado por derecha e izquierda, encabezaba un gobierno muy débil a pesar de tener el respaldo de más de cinco millones de votos2. Lo mismo hizo la gran patronal, y en un primero momento circuló la posibilidad de una fórmula Perón-Balbín, definida como “muy linda” por Perón.
El gobierno imperialista yanqui, según lo publicó The New York Times el 29 de julio de 1973, definió a “Juan Domingo Perón, no como una amenaza, sino como la mejor esperanza para la estabilidad política y el progreso económico para la Argentina”3.
Más de siete millones de votos
El presidente Lastiri, yerno de López Rega, convocó a elecciones presidenciales para el 23 de septiembre. Lo hizo manteniendo, salvo su artículo 158 que impedía la candidatura de Perón, un reglamento antidemocrático pergeñado por los militares, que había sido combatido duramente por el peronismo. Incluía el requisito de presentar cientos de miles de firmas para obtener la legalidad electoral, el proscriptivo piso del 3% para mantenerla, y la proscripción al PC, que se quejó pero… proclamó su apoyo a la fórmula Perón-Perón.
El 23 de septiembre el Frejuli sacó 7.359.139 votos, el 61,85%, un récord aún no superado. La fórmula de los radicales, Balbín-De la Rúa, sacó 2.905.719 (24,42%), y Manrique-Martínez Raymonda el 12,19%. En cuarto lugar salió el PST, con la fórmula Coral-Páez, con 181.474 (ver recuadro).
Los primeros pasos
El 12 de octubre asumió Perón, quien habló desde la Casa Rosada detrás de un grueso vidrio blindado (dos semanas antes, los Montoneros habían acribillado a balazos al jefe de la CGT, íntimo de Perón, José Rucci).
Los hechos eran contundentes respecto al carácter del nuevo gobierno. Los tres comandantes en jefe de las fuerzas armadas lo habían visitado esa mañana en Gaspar Campos (no hicieron lo mismo con Cámpora). El presidente yanqui Richard Nixon le envió una afectuosa carta personal. Quedó confirmado en el gabinete José López Rega. También los de economía, reafirmando así la política antiobrera del pacto social negociado con los empresarios. Perón había dicho, sobre el pacto social iniciado con Cámpora, que “están locos los que esperan que sea denunciado” y en la plaza pidió “paz y más trabajo”. Mantuvo los salarios congelados, no se convocaron las paritarias y siguió avanzando una reforma a la Ley de Asociaciones Profesionales que fue denunciada incluso por la Juventud Peronista, que llegó a hacer un acto en contra en el Luna Park. Se aprobó en el Congreso una Ley de Prescindibilidad para los empleados públicos. Le dio un préstamo de 10 millones de dólares a Pinochet.
“Perón no es el mismo del 46”
Así decía la contratapa de Avanzada Socialista Nº 80, del 8/11/1973. Sin duda eran comprensibles los sentimientos de los trabajadores peronistas, que equivocadamente confiaban en Perón. Pesaban en su memoria las conquistas de la década del cuarenta, así como la sangre derramada y los sacrificios hechos por su retorno. De todos modos, el PST sistemáticamente dialogaba con esos trabajadores, alertando que no habría nuevas conquistas por la vía de la conciliación de clases y la confianza en Perón y los patrones.
Decía aquél artículo: “La patronal no está dividida como en el 46, sino unida, por encima de sus diferencias, en el Pacto Social, que Perón apoya; el peronismo sindical no es la fuerza que surge arrolladoramente, sino que es la actual dirección frenadora y odiada por todas las bases obreras; la situación económica no permite a Perón dar concesiones a los trabajadores si no es mediante la expropiación al imperialismo y la oligarquía (cosa que Perón no está dispuesto a hacer en forma consecuente). El imperialismo yanqui no ve por el momento como enemigo a Perón, sino que se intercambian saludos.
“Por eso no podemos depositar ninguna confianza en el actual gobierno creyendo que vendrán soluciones desde arriba. Para lograr solución a los problemas más urgentes debemos cambiar la confianza por la organización y la movilización.”
La confianza en Perón y en la conciliación de clases (incluso cuando fueron impulsadas con consignas de “socialismo”, como lo hicieron los Montoneros) llevaría una vez más a los trabajadores a callejones sin salida y nuevas y peores dictaduras.
1. Después del Cordobazo, de Ediciones El Socialista, reproduce los textos del PRT-La Verdad y del PST sobre ese período.
2. Véase El Socialista Nº 249, 10/7/2013.
3. Texto completo en AS Nº 76, 15/9/73.
El Socialista 25/09/13