El 8 de abril de 1973 moría un gran artista: Recordando a Pablo Picasso
Se lo considera el pintor más importante del siglo XX. Estuvo firmemente
comprometido con la lucha de la España republicana contra los fascistas de
Franco. Y nos dejó su obra más conocida, el Guernica.
Escribe: Mercedes Petit
Pablo Picasso nació en 1881 en la isla española de Málaga. Estudió en la Escuela de Arte de Barcelona, y luego vivió en Madrid. Llegó a París en 1900, y desde entonces alternó su estadía entre Francia y España, hasta la caída de la República. Se fue transformando en uno de los principales protagonistas de los grandes cambios que dieron lugar al “arte moderno”. También fue el más prolífico. Cuando murió había hecho 1.900 cuadros, 3.200 cerámicas, 7.000 dibujos, 1.200 esculturas, y 20.000 bocetos. Desde joven colaboró en escenografías de teatro y ballet y escribió varios textos de poemas. Por su ateísmo, su pasión republicana y su característica de artista multifacético tuvo puntos en común con otro grande de entonces, el andaluz Federico García Lorca, asesinado en 1936 por los franquistas. A Lorca le gustaba viajar por el mundo, a Picasso no.
En París se vinculó a los surrealistas, y habría sido André Bretón* quién lo ayudó a vender a un buen precio su cuadro Las señoritas de Avignon. Lo había pintado en 1907 y daría inicio, en medio del rechazo y el escándalo, al cubismo y al arte abstracto del nuevo siglo. En julio de 1925 la revista La Révolution Surréaliste lo publicó por primera vez, junto a otro de sus cuadros cubistas, La Danza.
Más allá de cuán afín haya sido a los surrealistas, sin duda Picasso confluía con ellos en la total libertad para la creación artística y su compromiso con la realidad social. Alguna vez dijo: “No, la pintura no existe sólo para decorar las paredes de las casas. Es un arma que sirve para atacar al enemigo y para defenderse de él”
Una lucha apasionada contra el franquismo
La vida y la obra de Picasso estuvieron indisolublemente ligadas a la causa republicana y al combate contra el fascismo. En 1934 integró el Comité Antifascista de Intelectuales de Izquierda, fundado en París por el físico Paul Langevin, junto a André Guide e Irene Joliot-Curie, entre otros. En 1936 el gobierno republicano lo nombró director del Museo del Prado de Madrid. Produjo enseguida un folleto con 18 aguafuertes, titulado Sueño y mentira de Franco, una sátira contra el levantamiento, publicado en enero de 1937. Toda su actividad y producción artística se orientó a recolectar apoyo material para el bando republicano.
El 26 de abril de 1937 en el País Vasco fue destruida la ciudad de Guernica, arrasada por bombardeos de aviones italianos y alemanes, aliados a Franco. El gobierno republicano ya había pedido a Picasso una obra para exhibir en junio de ese año en la Exposición Internacional de Artes y Técnicas de la Vida Moderna a realizarse en París.
En dos meses de trabajo febril, con infinidad de bocetos previos, Picasso produjo su obra más famosa y desgarradora, el Guernica (véase El Socialista Nº 64, 25/4/07).
En 1944 se afilió al Partido Comunista Francés
La derrota republicana ante el fascismo llevó a Picasso a adoptar a Francia como una “segunda patria”. Sin abandonar nunca sus raíces españolas, colaboró con la resistencia francesa. A partir del triunfo del Ejército Rojo en Stalingrado contra los nazis en febrero de 1943, iba creciendo la influencia del Partido Comunista francés dentro de la resistencia y el prestigio de Stalin ante los luchadores antifascistas. En octubre de 1944, dos meses después de la liberación de París. Picasso se afilió al PCF, como muchos otros artistas e intelectuales en aquellos años. Entre 1945 y 1947 el PCF integró plenamente el gobierno de Francia. Junto con el italiano, eran los dos más grandes partidos comunistas de Europa y el mundo capitalista.
Picasso no modificó su creatividad artística absolutamente libre. Su obra siguió siendo prácticamente desconocida en la URSS, y nunca viajó allá. Tampoco se impregnó en lo más mínimo del “realismo socialista”, esa monstruosidad seudoartística que imponían Stalin y sus burócratas. A fines de los cuarenta y comienzos de los cincuenta participó activamente en los congresos mundiales por la paz que impulsaba el stalinismo. Quizá lo que más perdure de aquel período es su convicción pacifista y la célebre palomita, que fue utilizada en miles y miles de afiches de los partidos comunistas en todo el mundo.
Un gran artista y un hombre libre
En el terreno del arte mucho le debe el siglo XX a Picasso, uno de sus más grandes exponentes. Nunca se transformó en un “stalinista”, no perdió su convicción de luchador por la libertad. El dibujo que hizo como homenaje a Stalin cuando murió en 1953 dio lugar a un sonado escándalo y fue repudiado por los burócratas del PCF.
Cuando en 1956 se produjo la sangrienta represión a la insurrección de los trabajadores húngaros por parte de las tropas de la URSS, Picasso condenó esa represión junto a otros intelectuales que enviaron una carta a L´Humanité .Cuando en 1968 las tropas de la burocracia soviética invadieron Checoslovaquia, ya soplaban otros vientos. Los tres principales partidos comunistas de Europa, el francés, el italiano y el español, fueron críticos. Nacía lo que se llamaría el “eurocomunismo”. Picasso, ya con 85 años, seguía pintando y dibujando, sin obedecer órdenes de nadie.
Por eso, más allá de los conocimientos o gustos en el terreno de las artes plásticas de cada uno, podemos decir desde estás páginas “gracias maestro, por su Guernica y por su vida de artista libre y comprometido”.
* Bretón visitó a León Trotsky en México en 1938, y ambos publicaron un Manifiesto por un arte revolucionario independiente (véase El Socialista Nº 45, 27/9/06) Su lema “toda libertad en el arte” coincidía con la creatividad libre que durante toda su vida practicó Picasso.
El Socialista 01/04/14
——————————————–
Su retrato de Stalin horrorizó a los stalinistas
El 5 de marzo de 1953 murió José Stalin, el máximo jefe de la dictadura instaurada en la URSS desde los años 20. El semanario cultural del PCF, Les Lettres Françaises, dirigido por Luis Aragón, publicó un número especial de homenaje al “Gran Benefactor de la Humanidad” que incluía un retrato pedido a Picasso.
El dibujo desató un escándalo. Al día siguiente L’Humanité, el diario oficial del PCF, lo calificó como una caricatura insultante y blasfema, y exigió que fuese destruida toda la edición de la revista. El artista había hecho algo para ellos imperdonable: retratar a Stalin como un ruso común y corriente, un sencillo ser humano.
Picasso se lamentó diciendo que las condolencias se agradecen “aunque la corona no sea bella”. El fundador del surrealismo André Bretón disfrutó del escándalo. El pintor también surrealista Salvador Dalí calificó al dibujo como “el mejor retrato de Stalin que existe”.
El Socialista 01/04/14