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Ex altos jefes del gobierno de EEUU siguen su “lucha contra el terrorismo”, pero desde sus propias empresas de “seguridad”
Ernesto Carmona (especial para ARGENPRESS.info)
Desde el 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos presencia un auge de las corporaciones privadas dedicadas a hacer frente a “la amenaza del terrorismo”, en un festín de gasto público con el dinero de los contribuyentes, acelerado por una campaña mediática neoliberal para privatizar el aparato de seguridad nacional tras los ataques terroristas ocurridos (¿o craneados?) bajo el gobierno de George W. Bush, el 11/9/2001.
La puerta giratoria entre el sector público/privado no sólo permite que altos ejecutivos de empresas proveedoras de servicios de inteligencia pasen a ocupar cargos en el gobierno, como dirigir la Agencia Central de Inteligencia (CIA) o la National Security Agency (NSA), sino que ahora se sabe que ex jefes de esas agencias, ex ministros de Seguridad Nacional y otros ex altos capos de la comunidad de inteligencia” montaron sus propios mega-negocios para venderle sus servicios de seguridad al Estado norteamericano.
Desde 2007, aproximadamente el 70% del presupuesto de inteligencia nacional se destina a los contratistas privados, según informa Tom Shorrock, de Salon.com. Los contratistas se han convertido en «esenciales para las operaciones de espionaje y vigilancia de la NSA», escribió Shorrock.
Mientras los estadounidenses continuen convencidos de que existe una grave amenaza de ataques terroristas -en ausencia de “la amenaza comunista” de antaño- seguirán prosperando negocios como The Chertoff Group (TCG), una gran firma privada de consultoría especializada en ‘seguridad y lucha contra el terrorismo’, que según informó en 2010 el Huffington Post le vendió 118 millones de dólares a la Administración de Seguridad en el Transporte en escáneres corporales producidos por Rapiscan, una empresa sub-contratista y clienta del grupo.
Lo inverosímil de este “conflicto de interés” -eufemismo estadounidense por corrupción- es que el Grupo Chertoff haya sido fundado por un ex ministro de Seguridad Nacional de George W. Bush. Pero Chertoff Group tampoco está solo en la tarea de sacarle provecho a “la guerra contra el terror” (CT). Alex Kane identificó en AlterNet.org a otras cuatro empresas privadas que “le sacan provecho al miedo al terrorismo inducido por el gobierno”: Booz Allen Hamilton, Science Applications International Corporation, Center for Counterintelligence and Security Studies y Security Solutions International. Kane explicó quiénes son sus dueños y qué hacen.
Junto con recordar un informe del Washington Post que en 2010 documentó más de 1.900 empresas privadas dedicadas a la lucha contra el terrorismo, el informe de Kane en AlterNet cita una estimación de «por lo menos 6.000 millones de dólares al año «en beneficios para los contratistas privados de inteligencia”.
Conclusión de Alex Kane/AlterNet: «Sumándolo todo, existe una industria masiva dedicada a lucrar con el miedo al terrorismo inducido por el gobierno [y por los grandes medios informativos], a pesar de que los estadounidenses están más expuestos a morir en un choque de automóvil o un accidente con el mobiliario hogareño, que en un ataque terrorista».
En el Grupo Chertoff cobran y se dan el vuelto
Un detalle importante es que el TCG, constituido en 2009 para «abastecer de insumos» a la política gubernamental de contra-terrorismo, tiene en su liderazgo a distinguidos ex altos «combatientes CT». Estos son los principales capos del lucrativo negocio del Grupo Chertoff:
• El abogado Michael Chertoff, fundador y presidente del grupo, fue secretario (ministro) de Seguridad Nacional desde el 15 de febrero de 2005 al 21 de enero de 2009, nombrado por George W. Bush, y es co-autor de la Ley Patriota de Estados Unidos, el instrumento jurídico que sostiene el ministerio de Seguridad Nacional y la guerra CT. También fue juez del Tribunal de Apelaciones para el Tercer Circuito, fiscal federal y Fiscal General Asistente de Estados Unidos.
Después de las revelaciones de Edward Snowden, Mr. Chertoff apareció bastante en TV defendiendo el espionaje a escala mundial de la NSA. Por ejemplo, en ABC News el 4 de agosto 2013 dijo que los propósitos de los miembros de Al Qaeda en el Yemen contra 19 embajadas de Estados Unidos pudieron conocerse gracias a esos programas de espionaje masivo a través de todo el mundo. O sea, Chertoff participó en la creación del miedo al terrorismo, quizás en el fomento del mismísimo terrorismo de Al Qaeda y Ben Laden, el enigmático ahijado de la inteligencia estadounidense, y ahora disfruta de las lucrativas ganancias que le deja la lucha CT.
• Michael Vincent Hayden, general retirado de la fuerza aérea, fue director de la NSA entre 1999 y 2005, y director de la CIA hasta el 12 de febrero de 2009. Ahora colabora en la lucha CT desde el Grupo Chertoff, donde es mano derecha de su fundador, y de vez en cuando opina en los grandes medios como «experto independiente», que de ninguna manera citan su relación con el lucrativo negocio contra terrorista al que consagra su vida. Por ejemplo, el 11 de agosto 2013, entrevistado por Bob Schieffer de CBS News sobre las poco entusiastas promesas de Obama de reformar algunas prácticas de la NSA, dijo: «El Presidente trata de dar algunos pasos para tener más cómodos a los estadounidenses sobre lo que estamos haciendo. Esto va a ser difícil porque, francamente Bob, algunos pasos para darles más confort a los norteamericanos, en realidad, los harán menos seguros».
Pero estos dos patriotas estadounidenses no son los únicos ex altos funcionarios de inteligencia y seguridad que luchan contra el terrorismo desde The Chertoff Group. Hasta en el Google aparecen también Charles E. Allen, ex CIA y ex funcionario de Seguridad, quien vigila las adquisiciones del grupo; Larry Castro, ex NSA y ex empleado del ejército, está a cargo de la cyber-seguridad y la gerencia de riesgo; y Jay M. Cohen, que vigiló las aduanas y fronteras cuando fue Comisionado del gobierno, ahora se encarga de la seguridad física de los bienes del grupo.
Booz Allen Hamilton, del grupo Carlysle (donde invertía la familia Ben Laden)
Esta empresa contratista, donde hasta mayo 2013 trabajaba asignado a la NSA en Hawai el ahora célebre Edward Snowden, tiene como vicepresidente a Mike McConnell, vice almirante retirado de la inteligencia naval en 1996, quien fue Director Nacional de Inteligencia de 2007 a 2009, bajo los gobiernos de Bush y Obama, pero antes tuvo papeles relevantes en inteligencia con George W. Bush (padre) y Bill Clinton.
La empresa con 100.000 empleados salió a la luz en las revelaciones de Snowden por los servicios que presta a la NSA y, como acertadamente dijo Alex Kane de AlterNet, «la compañía es también el símbolo luminoso de la puerta giratoria entre el complejo de seguridad privada y el gobierno» porque el actual Director de Inteligencia Nacional, el teniente general retirado de la fuerza aérea James R. Clapper… es otro ex empleado de Booz Allen Hamilton, subsidiaria del Grupo Carlysle, donde tuvo inversiones la familia saudita Ben Laden, asociada en negocios con los mismísimos georges W. Bush (padre e hijo).
A despecho de las revelaciones de Snowden, Booz Allen Hamilton continúa lucrando con el gobierno: en el último año fiscal cobró 1.300 millones de dólares por trabajos de inteligencia, sobre un total de más de $ 5.000 millones. En enero 2013 obtuvo otro contrato con el departamento de Defensa para proveer servicios de inteligencia por un valor de hasta $ 5.600 millones de dólares.
Science Applications International Corporation (SAIC)
John P. Jumper, ex general de la fuerza aérea, es el director general de Science Applications International Corporation (SAIC), que desde septiembre 2013 se llama Leidos. Considerada la principal proveedora militar, de inteligencia, aeroespacial e ingeniería y sistemas, tuvo en su directorio a Robert Gates, ministro de Defensa de George W. Bush (hijo) y Obama.
Entre sus clientes figuran la NSA, los ministerios de Seguridad Nacional y Defensa, la llamada comunidad de inteligencia de Estados Unidos y otras agencias civiles del gobierno. Al refundarse tenía 40 mil empleados, pero mantiene contratos SAIC -ahora una empresa subsidiaria- por 4.000 millones de dólares. En el año fiscal 2013 reportó 11,17 mil millones de dólares de ingresos y 525 millones de ganancias netas. Proyecta hacerse de 7 mil millones en 2014 con 23.000 empleados, casi la mitad de su planta anterior.
Su misión es ayudar al gobierno -y a otros- a la “lucha CT”. Por tal motivo, elaboró un «Manual de Protección del Terrorismo», desarrollado para combatir la «amenaza terrorista nacional de hoy y poner en marcha mejores prácticas en seguridad recomendadas».
Centro de Estudios de Seguridad y Contrainteligencia
Está es una fábrica de expertos autoproclamados en el Islam que comercializa análisis supuestamente destinados a acorazar ideológicamente a las agencias federales, estatales y a la policía local ante la amenaza islámica. Ésta y otras empresas se han beneficiado de la «guerra contra el terror» financiada por el ministerio de Seguridad Nacional a través del Programa de Seguridad Interior del Estado y la Iniciativa de Seguridad de Áreas Urbanas.
El gobierno federal ha repartido miles de millones de dólares para que estas empresas lucren proporcionando capacitación islamofóbica, tarea principal del llamado Centro de Estudios de Seguridad y Contrainteligencia, cuyo personal está integrado por ex miembros del FBI, la CIA y el ministerio de Defensa. La “teoría” islamofóbica esencial presenta al “islam radical como una nueva amenaza ideológica mundial, comparable a la vieja amenaza comunista de la Unión Soviética», tal como señaló en 2011 Political Research Associates (PRA), en un informe sobre las empresas privadas que entrenan en lucha contra el terrorismo.
Este centro dice haber preparado a 67.000 personas en una década. Según PRA, por un curso de 5 días para empleados del gobierno, titulado «Amenaza Global de la Doctrina Yihjadista», cobra 39.280 dólares. La clase para 30 personas «Muriendo para matarnos: entendiendo el sentido de operaciones suicidas» cuesta 7.856 dólares. Un curso de tres días para 30 personas sobre «Desarrollo de informantes para agentes de la ley en lucha contra el terrorismo» tiene un precio de 23.568 dólares.
Security Solutions International (SSI)
Ésta es otra empresa privada que vende entrenamiento anti-musulmán a la policía. Fundada en Miami en 2004, utiliza conexiones de seguridad israelíes para promover su posición de mercado, en sus cursos utiliza entrenadores de seguridad israelíes y su presidente, Henry Morgenstern, tiene doble nacionalidad israelí-estadounidense. SSI asegura que «desarrolló excelentes contactos de alto nivel con el establecimiento de seguridad [en Israel]” para convertirse en líder en la formación para la lucha contra el terrorismo y temas afines.
La compañía ha formado al personal de más de 700 agencias de la ley desde 2004 cobrando un promedio de 400 dólares por alumno. Un instructor experto suele mostrar el video de la decapitación terrorista de un rehén para que los alumnos comprendan mejor el vínculo entre la religión islámica y el terrorismo, según explican sus altos ejecutivos. Además de explotar la «industria de la islamofobia», SSI también hace dinero con 15.000 suscriptores de su revista Antiterrorista, cuya venta se promociona a 35 dólares la suscripción.
Ernesto Carmona, periodista y escritor chileno, jurado del Proyecto Censurado.
Fuentes:
-Alex Kane, “5 Companies That Make Money by Keeping Americans Terrified of Terror Attacks,” AlterNet, August 16, 2013, http://zwww.alternet.org/civil-liberties/5-companies-make-money-keeping-americans-terrified-terror-attacks.
-Tom Shorrock, “Meet the Contractors Analyzing Your Private Data,” Salon, June 10, 2013, http://www.salon.com/2013/06/10/digital_blackwater_meet_the_contractors_who_analyze_your_personal_data/.
Proyecto Censurado: http://www.projectcensored.org/private-security-companies-promote-fear-terrorism-profit/
Student Researcher: Sam Montgomery (Sonoma State University)
Community Evaluator: Travis Babbins (Sonoma State University graduate student).
Argenpress 08/05/14