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¡No hay que pagarle al Club de París!

Escandaloso pacto entreguista.

¡No hay que pagarle al Club de París!

El gobierno de Cristina acaba de reconocer, con sus intereses y punitorios, una deuda originada en la dictadura de  Videla-Martínez de Hoz.

El gobierno de Cristina acaba de reconocer, con sus intereses y punitorios, una deuda originada en la dictadura de Videla-Martínez de Hoz. Así, el estado argentino garantizará el pago a diferentes países imperialistas de 10.614 millones de dólares en los próximos cinco años

Escribe: José Castillo

La presidente, Kicillof y los medios oficialistas podrán intentar hacer “malabares” para explicar que se trata de una medida “progresista e independiente”. Pero no tienen como disfrazarlo: el gobierno peronista de Cristina acaba de realizar una de las acciones más entreguistas y proimperialistas de sus doce años de gobierno. Han reconocido y fijado un cronograma de pagos para una deuda que, en su origen, está plenamente comprobado, fue contraída por la dictadura militar. Más aún, reconocen todos los intereses y punitorios que a los países imperialistas se les ocurrió incorporar, sin siquiera discutir algún tipo de quita. Y, peor aun, se fija un cronograma de pagos cortísimo: la Argentina se compromete a saldar la deuda en un plazo total de entre cinco y siete años.

A cambio de esta “bajada de pantalones”, Kicillof anuncia que, supuestamente, vendrán “nuevas inversiones”. Además de que esto es más que hipotético (recordemos todas las veces que el kirchnerismo anunció “inversiones multimillonarias” que luego nunca llegaron), esto esconde que, en realidad, fueron las propias transnacionales que operan en la Argentina las que estuvieron haciendo “lobby” para que se llegara a un arreglo, ya que así obtendrían destrabar créditos del Banco Europeo de Inversiones para ellas mismas. Las otras “nuevas inversiones” que podrían llegar son las vinculadas a las del saqueo de nuestros recursos, como el caso de Vaca Muerta o los proyectos megamineros. En síntesis: no vendrá un dólar para los bolsillos de los trabajadores; a lo sumo será para incrementar las superganancias de los pulpos transnacionales. Por supuesto que también esperan recibir su “tajada menor” los grandes empresarios locales. Una muestra de todo esto fue el apoyo brindado al acuerdo por las cámaras que agrupan a los bancos locales y extranjeros, la UIA, o la Cámara de la Construcción. O las declaraciones a favor de todos los economistas vinculados al establishment. ¡Si hasta hubo una declaración de Cavallo respaldando el acuerdo!

Kicillof reconoció todo lo que los países imperialistas le exigieron. El gobierno hace alharaca de que el acuerdo se logró “sin la intervención del FMI”, y señala que se trata de la primera vez que sucede. Falso: varios países africanos e Indonesia firmaron compromisos de pago con el Club de París sin pasar por el Fondo. Los propios representantes de los países miembros del Club explicaron que “como la Argentina no pidió una quita –léase, aceptó pagar todo lo reclamado, intereses y punitorios incluidos- y firmó pagar en un plazo tan corto -menor a diez años-, no era necesario el refrendamiento del FMI”.

Kicillof viajó afirmando que no pagaría más que 250 millones en efectivo. Y que el resto se abonaría con un bono a diez años, con vencimiento en 2025. Pero terminó firmando pagar 650 millones el mes que viene, otros 500 millones en mayo de 2015 y el resto en pagos de entre 1500 y 2250 millones de dólares en los próximos cinco años, hasta cancelar la deuda. Todo estrictamente “en efectivo”.

El discurso del “desendeudamiento” siempre fue una falsedad total. Y en los últimos meses el gobierno de Cristina viene dando pasos aceleradísimos a favor de los acreedores. Todo esto genera un enorme incremento del monto de la deuda. El último número oficial del total del endeudamiento, a setiembre de 2013, decía que se debían 201.000 millones de dólares. A partir de ahí, las acciones del gobierno hicieron que el monto se ampliara en casi 11.000 millones de dólares: 677 por los bonos emitidos para pagar los juicios del Ciadi, 5.300 para pagarle a Repsol. Y ahora casi 5.000 millones más por el reconocimiento de intereses y punitorios que “doblan” la deuda anteriormente reconocida con el Club de París. Todavía falta lo que ya el gobierno está reconociendo: los pagos a los fondos buitres que quedaron fuera de los canjes 2005 y 2010. La realidad es que ya debemos, si sumamos otros montos tampoco “contabilizados” por el gobierno, más de 300.000 millones de dólares.

La deuda externa vuelve a convertirse en una bola de nieve imparable que, cada vez más, se va comiendo la riqueza que produce el pueblo trabajador. Como venimos diciendo desde hace más de treinta años: no hay salida sin dejar de pagar ese cáncer usurario, inmoral e ilegal. Los miles de millones de dólares que estamos poniendo en manos de los pulpos acreedores, deben destinarse a trabajo, salario, salud, educación y vivienda, en el marco de un plan económico al servicio de los intereses del pueblo trabajador.

El Socialista 04/06/14

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