Un “mundial” de protestas
Escribe: Juan Carlos Giordano
En el país más futbolero del mundo, la bronca y el descontento se hacen sentir. Nuestro pueblo hermano de Brasil sabe distinguir “la pasión de multitudes” con los grandes negociados de lo que denominan “la Copa de la FIFA”. Luchan contra los miserables salarios de la presidente Dilma Rousseff del PT (Partido de los Trabajadores de Lula) y los gastos corruptos de la copa, reclamando que esos millones de dólares vayan a salario, salud, educación, vivienda y transporte.
La rebelión comenzó hace un año, encabezada por jóvenes universitarios y la clase media contra el aumento del boleto. El 15 de junio de 2013, Dilma recibió una fuerte silbatina cuando habló en la Copa de las Confederaciones en Brasilia. Ahora, en la inauguración del mundial, se cuidó de aparecer en primer plano. Se refugió tras vidrios blindados junto al corrupto jefe de la FIFA, Joseph Blatter (quien con sus 78 años va por la “re-reelección” como presidente de ese organismo privado), soltando “palomas de la paz”. Eso no impidió que cuando la filmaron, miles de la hinchada “verdeamarela” la abuchearan masivamente. Bajando mucho en las encuestas para las elecciones que afrontará este año.
La presidente brasilera denominó a este mundial “un gran canto a la vida”. Un “mundial de la paz, mostrando un país con una enorme distribución del ingreso, aumento del empleo e inclusión social” (Clarín, 8/6). Es más. Se ha tenido la caradurez de decir que las protestas forman parte de un “modelo exitoso” que redujo la pobreza e hizo crecer en forma ascendente a la clase media. Sectores “que ahora quieren más” y por eso salen a las calles. ¿Se puede tener tanto cinismo? ¡Las mismas mentiras de todos los gobiernos latinoamericanos! Es lo que escuchamos acá con Cristina, en Bolivia con Evo Morales o en Venezuela con el chavismo. Cristina tuiteó: “Brasil 2014 será un mundial de fiesta. Y de la integración” (de los pueblos latinoamericanos). ¡“Integración” de las multinacionales y grandes constructoras que se quedarán con los grandes negocios capitalistas!
El mundial en Brasil saldrá alrededor de 15 mil millones de dólares. Más de lo que costaron, juntos, el de Sudáfrica 2010 y Alemania 2006. Financiado con plata del pueblo. Lo reconoció la propia Dilma. “Nos dijeron que el sector privado iba a hacer lo necesario. Pero si no invertíamos nosotros, no había mundial”. A confesión de parte, relevo de prueba. Es el pueblo brasileño el que está costeando una copa cuyos frutos no verá. Ni ahora (por los precios exorbitantes de las entradas), ni después, ya que las obras serán verdaderos “elefantes blancos” (en desuso), cuando lo que hace falta son hospitales y escuelas públicas, viviendas populares, aumento de salarios, transporte digno y combatir la pobreza extrema.
Dilma quiere tapar con su discurso y una feroz represión su modelo de pobreza, entrega del país, pagos de una deuda externa sideral, inflación y criminalización de la protesta. Contra eso se lucha. La huelga más notoria de días atrás fue la del subte (metro) de San Pablo, por aumento de salario. Los trabajadores exigían 18%, el gobierno ofreció 8,7% y encima despidió a 42 trabajadores. Militarizando las bocas del subte con todas las fuerzas policiales y grupos especiales de represión, y apaleando a los manifestantes en las zonas aledañas a los estadios.
Hubo marchas y represión en San Pablo, Río de Janeiro, Belo Horizonte, Porto Alegre, Brasilia y otros lugares. Están luchando choferes de colectivos, profesores universitarios, metalúrgicos de Niteroi, trabajadores de las universidades, profesores en diversos estados, trabajadores de la cultura, de los aeropuertos bloqueando los vuelos y tantos otros. Un dato de color que tuvo alta repercusión internacional fue el acto realizado por los docentes en lucha frente al ómnibus que trasladaba a la selección brasileña en una sierra de Río (teresópolis), pegando adhesivos de la huelga en el micro.
Nuestro partido hermano, la CST (Corriente Socialista de los Trabajadores), junto a Unidos para Luchar, vienen siendo impulsores de estas luchas, exigiendo a las conducciones sindicales unir las mismas en una huelga general.
El mismo día del comienzo del mundial, el Frente de Izquierda hizo una jornada solidaria frente a la embajada en Brasil en Argentina, en plena Capital. En apoyo a las luchas del pueblo brasileño y denunciando la corrupción de la copa. Ya que, después del mundial, más allá de los goles de Neymar, el pueblo volverá a la “vida cotidiana”, sufriendo la inflación, bajos salarios, pobreza, desigualdad social y corrupción. Eso es lo que enfrentan hoy. Lucha que compartimos y nos solidarizamos desde nuestro país.
El Socialista 18/06/14