Deuda externa: Una bola de nieve
El gobierno mandó al Congreso un proyecto para un nuevo canje y cambiar el domicilio de pago a los bonistas. Y que asegura el pago a todos los usureros internacionales, incluso a los fondos buitres. Los diputados del Frente de Izquierda ya se pronunciaron en contra.
Escribe: José Castillo
El gobierno de Cristina sigue hablando de “desendeudamiento”. Vino asegurando, en todos estos años que, gracias a “Néstor y a ella”, la deuda externa ya no sería más un problema para la economía argentina. Hoy todo eso quedó como un mal recuerdo. Concretamente, el gobierno no sabe cómo salir del embrollo en que se ha metido. Si le paga a los buitres, todos los demás bonistas que entraron en los canjes 2005 y 2010 pueden reclamar igual tratamiento y la deuda se dispararía, según datos del propio gobierno, hasta los 500.000 millones de dólares. Pero al no hacerlo, el Juez Griesa no deja pagar los vencimientos a esos bonistas, aunque Kicillof y Cristina hayan depositado ese vencimiento, con 540 millones de dólares que permanecen en “el limbo” de una cuenta en Nueva York, y así se entró en default. Pocas veces quedó tan patente (y patéticamente) demostrado, que no hay salida si se sigue insistiendo en pagar y pagar.
Sin embargo, en medio de esta encerrona, el gobierno insiste: “queremos pagar”, “a todos”, “lo que pasa es que no nos dejan”. ¡Increíble la insistencia!
En medio de esta locura, el gobierno va y viene. Ahora ha inventado un nuevo mecanismo. Acaba de enviar al Congreso un proyecto de ley donde propone cambiar el “domicilio de pago” para que en vez de hacerlo en el Bank of New York Mellon, se depositen los vencimientos en una cuenta del Banco Nación en Buenos Aires. Pero para “demostrar más voluntad de pago”, se afirma que también se depositará ahí el dinero que se le debe a los famosos fondos buitres que están litigando contra el país. ¡Incluso cuando ellos sigan haciéndolo!
Al mismo tiempo, “se les ofrece” a los bonistas de los canjes 2005 y 2010 cambiar sus bonos por otros con legislación argentina. Se trata de una medida desesperada que tiene altísimas posibilidades de fracasar. Hay una alta cantidad de acreedores que no van a aceptar “cobrar en Buenos Aires” (y mucho menos cambiar la legislación de sus bonos), simplemente porque forman parte de fondos de inversión que tienen prohibido tener títulos que se abonen en otra parte que en los propios Estados Unidos y no estén cubiertos por la justicia yanqui. Sabiendo esto, la oposición, mientras insiste en que debe seguirse abonando todo, “se abre del proyecto” y no lo apoya.
Kicillof se hizo el bravucón al presentarlo en el Congreso: “el que no lo vota a favor está con los fondos buitres, dispuesto a transformar el Congreso en una escribanía del Juez Griesa”.
¡Es un caradura! Fue justamente el gobierno de Cristina el que transformó el Congreso en “una escribanía de los acreedores”, cuando votaron el primer canje en 2005, el segundo canje, la autorización al Banco Central para que pague deuda con reservas, y un largo etcétera. Es el propio gobierno que aceptó la jurisdicción yanqui, es decir, a los Griesa.
Éste no es un proyecto para “recuperar soberanía” ni para “enfrentarse con los buitres”. Todo lo contrario: es una medida desesperada, improvisada, e incluso con escasa posibilidad de éxito, con el único objetivo de seguir pagando, cada vez más.
A Kicillof no se le cae la cara de vergüenza al decir que ellos detuvieron la “bola de nieve” de la deuda. Es al revés: justamente por la política de este gobierno la bola de nieve del endeudamiento no sólo no se detuvo, sino que siguió creciendo, y ahora amenaza con descargar su furia mucho más contra los trabajadores y demás sectores populares.
Los diputados del Frente de Izquierda se oponen tajantemente a este proyecto, diseñado para garantizarle a los acreedores que, sea como sea, seguirán cobrando. Es que, como venimos diciendo desde hace décadas, la única salida es dejar ya mismo de pagar esta deuda usuraria, ilegal, inmoral y, como va quedando cada vez más claro, absolutamente impagable.
Poniendo todos esos recursos al servicio de la educación, salud, trabajo, salario y vivienda, los pilares de cualquier programa de emergencia para resolver las necesidades más urgentes del pueblo trabajador.
El socialista 29/08/14