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Polémica sobre el morenismo

Polémica sobre el morenismo

 

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Recientemente se publicó el libro El trotskismo y el debate en torno a la lucha armada – Moreno, Santucho y la ruptura del PRT, de Martín Mangiantini* (ver recuadro). En la revista Ideas de Izquierda de agosto aparece una «reseña» que es en realidad una crítica (distorsionada) a la trayectoria histórica de la corriente que encabezaba Nahuel Moreno.

Por Mercedes Petit • La revista Ideas de Izquierda es orientada por el PTS, junto con varios intelectuales independientes. En el Nº 12, tomando como disparador el libro de Mangiantini, nos encontramos con un artículo, firmado por Daniel Lencina.

uego de una descripción parcial de algunos aspectos del texto, la “reseña” se vuelca a criticar directamente a Nahuel Moreno. Y finalmente vuelve al libro, para criticar también a Mangiantini. Le reclama “un mayor desarrollo en las conclusiones” y que “deja temas para la reflexión que quedan sin
tratar”. Y, en particular, que solo “nombra al pasar” la experiencia de Palabra Obrera(PO) con el entrismo al peronismo. Según Lencina el autor se equivoca cuando “no le da peso a este antecedente de semejante calibre”, porque “es un elemento clave” para ubicar un supuesto “giro programático al fusionarse con el grupo de Santucho” por parte de Palabra Obrera.

En síntesis, el artículo no es una reseña bibliográfica y tampoco una valoración del aporte del libro a la polémica Moreno-Santucho en el terreno historiográfico. Lo de “reseña” es una excusa para reiterar conocidas críticas a la corriente morenista, cuya historia en un momento particular -la ruptura del PRT- es el objeto de estudio del texto. Con un agregado sorprendente: reclamarle al autor que no haya hecho un libro distinto, del agrado de Daniel Lencina.

Citas fuera de contexto

Las publicaciones del PTS hace rato que califican a la lucha de Moreno contra la concepción guerrillera como “ecléctica”. Luis Lencina lo reitera y -sin demostración ninguna sostiene que “por un largo período [Moreno] termina adaptándose a la orientación de Santucho”. Ignora por completo la documentada investigación en sentido contrario que aporta Mangiantini, y pone una frase suelta para supuestamente ilustrar “una reivindicación acrítica de la guerrilla” por parte de Moreno: “[…] con el asesinato del Che no solo perdemos los revolucionarios latinoamericanos a nuestro líder
indiscutido, junto con Fidel, sino a un apasionado luchador de la revolución permanente” (“Guevara, héroe y mártir de la revolución permanente”, por Moreno, reproducido en El trotskismo…, p. 201).

En 1967 nadie hubiera puesto en duda que Guevara era un “líder indiscutido” de la revolución latinoamericana, una de las razones de la fuerza que aún mantiene la figura del Che.

Ante su asesinato en Bolivia en octubre de 1967, Moreno reivindica las contundentes posiciones internacionalistas y revolucionarias del Che, que chocaban por completo con la orientación de la burocracia del Partido Comunista de la URSS, que tenía una creciente influencia en la conducción del PC cubano:

• la extensión de la revolución a toda América Latina como la única defensa de Cuba, como parte de aquella visión marxista de que “revolución que no se profundiza constantemente es una revolución que retrocede”, al decir del Che;

• su insistencia en la importancia de la planificación y centralización como motor del desarrollo socialista y el progreso constante de la conciencia
revolucionaria de las masas, así como la denuncia de la injusticia “burguesa” que la URSS imponía a los países atrasados (incluyendo a los demás estados obreros) en sus intercambios comerciales y su lucha por su unidad económica;

• su internacionalismo proletario, llamando a “hacer dos, tres, muchos Vietnam”, contra la pasividad de los burócratas soviéticos y chinos.

Explícitamente, al final, Moreno aclara que deja afuera de este artículo/homenaje sus críticas al Che por la guerra de guerrillas: “Que cometió errores, que no era un teórico del calibre de Marx, Lenin o Trotsky, que magnificó la técnica guerrillera del foco y las tres etapas, ¡vamos chicos!, como dirían los camaradas cubanos a los pedantes unidos en las cofradías izquierdistas de América y Europa, lo sabemos todos.”

Ojalá nuestros lectores lo lean completo en el libro, y podrán comprobar que el artículo no tiene nada que ver con la guerrilla y su reivindicación.

Lencina tergiversa la historia con su pésimo método: sacar las citas de su contexto, para confundir a los lectores y evitar un debate serio y
documentado sobre los hechos y posiciones auténticamente en disputa.

En la manipulación de citas, Lencina llega a decir que reconocer que Guevara era aquel “líder indiscutido”, habría puesto en cuestión “el sentido de disputa teórica y política con la corriente de Santucho”. Esto es simplemente un despropósito. Existía una tremenda influencia en la vanguardia revolucionaria e incluso sectores de masas, de Guevara y del propio Fidel Castro. Esto hacía que la disputa política y teórica contra ellos y para construir el partido fuera más difícil y más necesaria. Así lo hizo Moreno y el libro lo documenta ampliamente.

Debatir no es distorsionar y falsificar

En sus tergiversaciones sobre el morenismo, Lencina se mete en un tema que no tiene nada que ver con el libro de Mangantini. En unos pocos
renglones descalifica la táctica de Palabra Obrera de construirse dentro de los sindicatos proscriptos después del golpe gorila de 1955 y de las 62
Organizaciones -el entrismo-, que según él, “casi lleva a la liquidación” de Palabra Obrera. Son frases lapidarias sin contexto ni demostración de ningún tipo. Un lector desprevenido puede no tener en cuenta que las “62 organizaciones” surgieron al calor de la heroica lucha del movimiento obrero
peronista en su resistencia contra la dictadura de Aramburu y Rojas a partir de 1956/7, desde la clandestinidad, con el peronismo proscripto y los sindicatos intervenidos.

En la primera mitad de los años sesenta fueron decisivas la táctica del entrismo y las polémicas contra las propias alas “guerrilleristas” (la de Pereyra primero y la de Bengochea luego -ver recuadro-) para ir avanzando en la ardua tarea de construir el partido trotskista.

Se puede hacer un debate muy interesante e ilustrativo sobre aquella táctica de haber participado en la recuperación de los sindicatos y la formación de las “62”, buscando un puente con los obreros peronistas. Pero no es lo que hace el PTS ni Lencina, quien remite al lector al libro Insurgencia Obrera (R. Werner y F. Aguirre, IPS, 2009). En relación a la trayectoria del morenismo y en particular del PST, este libro es una sucesión de distorsiones y falsificaciones. Despacha el tema del entrismo con unas pocas referencias que falsean los hechos, para descalificar una lucha de años por construir el partido revolucionario en el seno de la clase obrera, que era abrumadoramente peronista, es decir, seguía hasta “dar la vida” al líder nacionalista burgués Perón**. Va dibujando un relato mentiroso alrededor de una supuesta táctica de “frente democrático” que jamás fue levantado por el PST, con
infinidad de omisiones, falsedades y tergiversaciones.
Polemicemos con seriedad
Lencina se remite al entrismo y al libro de Mangiantini para enunciar su propia interpretación de la polémica Moreno-Santucho, por completo distinta a la del autor. Según él, “la falta de conclusiones sobre esta experiencia [entrismo], habían desarmado política y teóricamente al morenismo. Por ello
en la etapa siguiente Moreno da un giro programático al fusionarse con el grupo de Santucho”.
Mientras le damos la bienvenida a un libro serio y muy documentado como el que acaba de producir Martín Mangiantini, llamamos a los compañeros del PTS a rectificar su metodología equivocada para desarrollar los debates, en particular entre los propios trotskistas. Ojalá dejen de lado las distorsiones y avancemos en las polémicas serias y fielmente documentadas, para fortalecer un polo revolucionario de izquierda y socialista.

*Historiador y docente en el Joaquín V. González, la ESC Carlos Pellegrini, entre otros. Integra el Comité Editor de Archivos de historia del movimiento obrero y la izquierda.
** Véase E.González: El trotskismo obrero e internacionalista, Antídoto, Buenos Aires. T.2 (1955-59) y T.3 (1959-69)

“… son los documentos históricos los que hablan”
Así se refiere al libro de Martín Mangiantini el historiador Hernán Camarero* en su prólogo de la obra. Dice: “Hacía falta un estudio puntual y profundo que considerara este proceso [de crisis y escisión del PRT]. […] El lector podrá reconocer aquí el empeño en la búsqueda de una reconstrucción
verídica de los hechos y, sobre todo, la precisión con los que aborda una temática hasta el momento dominada por relatos frecuentemente mitológicos y mistificadores. A diferencia de muchas de las visiones que refirieron a este asunto, aquí son los documentos históricos los que hablan.”

Poco hace falta agregar. La investigación se fortalece al arrancar con debates y textos producidos al calor de los primeros años de la Revolución Cubana y la irrupción de la guerra de guerrillas. Por ejemplo, la polémica de Moreno con Daniel Pereyra en relación a la movilización que encabezó
Hugo Blanco en 1962/63 en Perú. También la ruptura de quien fuera el director del periódico Palabra Obrera durante muchos años, Angel Bengochea y el folleto polémico con el Che Guevara Dos métodos frente a la revolución latinoamericana. ¿Lucha guerrillera o lucha obrera y de masas? (www.nahuelmoreno.org), en 1964.

Estos antecedentes dan un sólido contexto a las características de la fusión PO-FRIP, y a la posterior polémica con la orientación guerrillerista del sector Santucho, alentada por el sector mayoritario de la Cuarta Internacional que encabezaba Ernest Mandel. La investigación histórica y el anexo
documental permiten ubicar de manera sólida la distinción entre las críticas y polémicas de Moreno contra las concepciones foquistas y guerrilleristas y su defensa de la lucha armada, “entendiendo por ella a la utilización de la práctica armada en el marco de una inserción de la misma en la lucha de
clases” (Mangiantini, pág. 42).

Sin duda, es una obra muy recomendable, tanto para las jóvenes generaciones que buscan un camino de lucha revolucionaria como para aquellos que vivieron en forma directa las experiencias influenciadas por los primeros años de la Revolución Cubana.

 

*Historiador, profesor de la UBA e investigador del Conicet; director de la revista académica Archivos de historia del movimiento obrero y la izquierda.

El socialista 11/09/14