Se fundó hace 150 años
Recordando a la Primera Internacional
El 28 de septiembre de 1864, en Londres, dirigentes obreros de varios países europeos decidieron fundar la Asociación Internacional de los Trabajadores. Marx y Engels la encabezaron en su breve pero fructífera experiencia. La necesidad de construir una dirección internacional revolucionaria sigue planteada.
Escribe: Mercedes Petit
En las primeras décadas del siglo XIX comenzaron a dar sus primeros pasos las luchas y la organización del naciente movimiento obrero industrial. Los textiles de Lyon (en Francia) protagonizaron las primeras huelgas en 1833. En la misma década surgió en Inglaterra el “cartismo”, que impulsó masivas manifestaciones por derechos sindicales y políticos. En los distintos países se ponían en marcha los sindicatos. En 1847, una pequeña organización clandestina de obreros alemanes, la Liga de los Comunistas, pidió a Carlos Marx y a Federico Engels que redactaran su programa. Así nació el Manifiesto Comunista, en 1848, mientras una oleada revolucionaria sacudía a Francia, Alemania y Austria. Fue derrotada, y se inició un período reaccionario. Marx y Engels fueron expulsados de Alemania y salieron al exilio.
Entre la represión y los bajos salarios
Los trabajadores fueron castigados por su insurrección contra los capitalistas. Algunos debían emigrar para evitar la represión por sus actividades políticas o sindicales, otros lo hacían para buscar mejores salarios. Uno de los destinos principales era Inglaterra, centro más avanzado de la industria. Allí se había desarrollado el vigoroso movimiento sindical conocido como los trade unions. Entre los trabajadores ingleses pesaba la preocupación de que la mano de obra extranjera permitía a las patronales bajar sus salarios y atacar conquistas.
Huelgas obreras se fueron dando en los distintos países. Las condiciones de vida se agravaron por la crisis capitalista de 1857-58, y luego por el inicio de la guerra civil en los Estados Unidos a partir de 1861. El corte de la importación del algodón producido en los estados del sur provocó el desbarajuste completo de la industria textil europea, en particular en Inglaterra.
En 1863 se fortalecieron los vínculos internacionalistas entre los dirigentes obreros cuando se unieron en el repudio a la feroz represión a la insurrección de los obreros polacos por la dictadura de los zares rusos.
Decía Nahuel Moreno: “Un año antes de fundarse la Primera Internacional, en Inglaterra había muchos obreros inmigrantes. Fueron obreros franceses de visita a Inglaterra, se vieron con los sindicatos ingleses y empezaron a establecer relaciones alrededor de un problema importante, que eran los obreros emigrantes de Europa a Inglaterra. Empezó como una relación de este tipo y llegó a la fundación de la Primera Internacional.
“La Primera Internacional entonces es el resultado de un proceso objetivo, es el nacimiento del proletariado mundial, en este caso europeo. Es la primera organización de las organizaciones obreras nacionales que existían. Se formó en base a dirigentes sindicales y políticos, no sólo políticos.”1
¿Quiénes la fundaron?
En septiembre de 1864 viajó a Londres una comisión de trabajadores de París que llevaba una respuesta a un llamamiento de meses antes de los trade unions. Para recibirla se organizó una asamblea el 28 de septiembre, en St. Martin’s Hall, en el centro de Londres. En el intercambio de propuesta fue tomando forma la Asociación Internacional de los Trabajadores, que pasaría a la historia como la Primera Internacional. Entre los dirigentes ingleses había antiguos “cartistas” y seguidores del socialista utópico Robert Owen; entre los alemanes, ex miembros de la antigua Liga de los Comunistas; también había exiliados polacos, trabajadores italianos y de otros países.
En esa asamblea multitudinaria Carlos Marx fue un invitado más, y no tuvo ninguna participación activa. Sin embargo, desde ese momento, se transformó en su principal inspirador. El dirigente revolucionario ruso Riazanov da en pocas palabras la definición de aquella experiencia unitaria: un frente único obrero.2
En noviembre de 1864, luego del debate de distintos proyectos y algunas modificaciones, fue aprobado casi textualmente el célebre Discurso Inaugural, presentado al Consejo General por Carlos Marx. Tanto los estatutos como el programa fueron cimientos fundamentales del socialismo científico, del naciente “marxismo”, tanto en sus ejes de principios y políticos como en su carácter unitario, para responder a los distintos sectores sindicales y políticos que confluían en la tarea de construir la internacional, comenzando a hacer realidad el llamado del Manifiesto: “¡Proletarios de todos los países, uníos!”
La insurrección de Paris
En marzo de 1871 los obreros de la capital de Francia protagonizaron una heroica insurrección, que entró en la historia como “la Comuna de París”. Aquel primer intento de ejercer un gobierno de la clase obrera, para “expropiar a los expropiadores” sigue siendo fuente de inspiración y debates para los luchadores de todo el mundo, aunque no alcanzó a durar ni dos meses y fue aplastado por una sangrienta represión.
Con Marx y Engels a la cabeza, la Asociación Internacional desde 1870 publicó sus “manifiestos” denunciando la guerra franco-prusiana y apoyando desde el 4 de setiembre de 1870 la proclamación de la “república francesa” por parte de sus trabajadores. Desde el 18 de marzo impulsó la solidaridad con los comuneros. El tercer “manifiesto”, de mayo de 1871 fue un texto fundamental para difundir lo ocurrido, solidarizarse contra la feroz represión e inmortalizar las enseñanzas de la Comuna.3
Retomando las palabras de Moreno, éste decía: “Este movimiento obrero sufrió una derrota terrible en la Comuna de París. Fue su primera derrota tremenda, trastabilló. Y entonces, como consecuencia de esa primera derrota histórica desapareció la Primera Internacional”.
En 1872 se realizó el último congreso, atravesado por la represión a la Comuna y las peleas con los anarquistas seguidores de Bakunin. Una vez más, se reafirmó la necesidad de la lucha política y el partido. Dadas las difíciles condiciones que se atravesaban en Europa, se resolvió el traslado del Consejo General a Nueva York. Unos años después se disolvió formalmente.
El internacionalismo, algo imprescindible
La larga marcha de los trabajadores para avanzar en sus luchas y organización siguió adelante. Las experiencias de la Segunda (que agrupó a los partidos socialistas de masas) y de la Tercera (surgida al calor de la Revolución Rusa de 1917), dieron continuidad al internacionalismo. Ambas entraron en bancarrota a partir de su burocratización y del abandono del programa revolucionario por el reformismo. La Cuarta Internacional fue fundada en 1938, encabezada por León Trotsky, que desde la década de los veinte enfrentó a los burócratas de Stalin, encaramados en el poder de la URSS y dominando el aparato de los partidos comunistas.
Hoy día el movimiento trotskista no tiene una organización común, pero actúan distintas corrientes en numerosos países. La UIT-CI (Unidad Internacional de los Trabajadores – Cuarta Internacional4), aunque es una pequeña organización, impulsa la continuidad de la lucha revolucionaria iniciada hace 150 años por la Asociación Internacional de los Trabajadores y todo su legado.
1.“¿Por qué Cuarta Internacional?”, Colección Inéditos de Nahuel Moreno. Intervenciones en el Primer Congreso Mundial de la LIT-1985.
2.Marx y Engels. Claridad, Bs. As., 1962.
3.Véase La guerra civil en Francia, en diversas ediciones.
4.vease www.uit-ci.org
El Socialista 24/09/14