Enrique Fukman
«Están intentando desaparecer la ESMA»
(Por La Retaguardia) En periodismo los títulos dicen mucho, pero no solo en esta profesión vale la importancia de nombrar las cosas de determinada manera. Ayer, dicen las noticias, se inauguró el Museo de la ex ESMA. Primera cuestión: ya había un museo en elCASINO de Oficiales, por lo que convendría hablar de nuevo museo, sin negar el que estaba a cargo del IEM; estuvimos varias veces allí y lo recorrimos con los sobrevivientes como guía; era un museo, podemos garantizarlo. La segunda tiene que ver con el modo de nombrar a los lugares que durante años conocimos como ex Centros Clandestinos de Detención Tortura y Exterminio (ex CCDTyE).
De un tiempo a esta parte, con la idea de la resignificación, se les llama, como en este caso, ex ESMA, que vendría a ser como si dijéramos ex Auschwitz, cosa que no hacemos. Nosotros preferimos decir, por lo expuesto anteriormente, que ayer se inauguró un nuevo museo en la ESMA. Contamos pocos sobrevivientes entre los presentes en el acto. Quizá dejamos de ver a alguno a través de la televisión, ya que no estuvimos en el lugar; pero lo cierto es que la mayoría de los sobrevivientes de la ESMA, aquellos a los que les debemos saber la historia de lo que allí sucedió, no estaban en el acto. La Retaguardia publicará en estos días una serie de notas y opiniones al respecto. La primera es la entrevista realizada a uno de los sobrevivientes, Enrique «Cachito» Fukman, integrante de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, en el programa Otras Voces Otras Propuestas, que conduce Luis Angió junto a Ernestina Arias.
—Otras voces, otras propuestas: ¿Qué sentiste cuando escuchaste a la presidenta?
—Cachito Fukman: ¿Qué querés que te diga? Ante todo, mucha bronca y mucho dolor. Mucha bronca y mucho dolor, por todo. Porque realmente están intentando hacer desaparecer a la ESMA. Desde un primer momento, hubo un debate sobre qué tenía que ser la ESMA y había un acuerdo entre los organismos: tenía que ser un lugar que tenía que interpelar, interpelar a toda la sociedad, a todo el pueblo argentino. En lugar de eso, durante todos estos años llevaron adelante lo contrario de la interpelación: murgas, asados, festivales, conciertos, reuniones partidarias. Se podían hacer en cualquier lado, menos en ese lugar. Y era lo que se hacía. Y cada vez era menos la ESMA. En un momento dado, todo lo que quedó como la ESMA fue elCASINO de Oficiales, que era el lugar físico donde mantuvieron secuestrados a la mayoría. Habíamos logrado que ese lugar estuviera tal cual lo habían dejado los militares, porque decíamos que eso también tenía que ver. Nosotros no queríamos que aparezca ahí una picana, no nos interesaba. Por otra parte decimos que las paredes hablan. Entonces, cuando alguien visitaba el lugar, lo recorría, apenas con la explicación que daban los guías —las correctas explicaciones que daban los guías; guiaban, tal cual sus palabras— y los escaparates que había ahí, haciendo algunas indicaciones, la gente recorría sin más que eso. Y como alguien podía llegar a decir, las paredes te hablaban, las paredes te interpelaban.
Me tocó ver hace unas semanas atrás cuando, ante una solicitud nuestra, cuando el juez Torres hizo una inspección ocular a las obras. Capucha está en un 3º piso, el último, a partir de ahí está el techo a dos aguas, su parte baja estaba a unos 60 cm u 80 centímetros del piso. Ahí colocaban paneles de madera separando las colchonetas; las colchonetas contra la pared, nuestros pies del lado de la pared y la cabeza del lado del pasillo. Ahí estábamos nosotros acostados con nuestras capuchas y grilletes en los pies, día y noche, durante semanas, durante meses —yo estuve 6 y medio—. Nosotros decíamos que cuando la gente recorría no estaban ni las colchonetas ni los tabiques. Apenas con esa explicación de de los guías, se entendía bien, se sentía muy bien lo que ahí había sucedido. En cambio ahora, si lo van a recorrer, ya no van a caminar por el piso, porque se ha puesto un piso flotante, uno está por arriba. Y la zona en donde estarían las colchonetas en algunos lugares hicieron como entradas de ese piso flotante. Y en uno de ellos lo cortaron y armaron un cajón y pusieron: «En cajones como estos estaban los compañeros». O sea, nos metieron en un cajón; falta que nos coloquen la tapa y nos den por muertos.
A partir de ahí… la reconciliación nacional. Cuando estuve, me impresionó de una forma… Abajo había quedado Carlos Lordkipanidse, el Sueco —compañero mío desde hace 40 años, fuimos secuestrados juntos—, y cuando bajé le dije: «No subas. No tiene sentido que te enfrentes a eso, que te hagas mierda». Porque realmente es eso: nos metieron en un cajón, nos metieron a los sobrevivientes y metieron a los compañeros desaparecidos. Y si algo faltaba para meternos en un cajón, hoy esta inauguración fue con un genocida, porque estuvo presente el general Milani. Uno ha sentido mucho dolor y una bronca hoy, pero de esos dolores y broncas que lo único que van a lograr es que redoblemos nuestro esfuerzo para continuar con la denuncia y la construcción de una memoria, no que signifique como justificativo al presente, sino al contrario, que nos permita transformarlo reconociendo que tenemos una historia y con quiénes queremos marchar y con quiénes no.
—OVOP: ¿Le decimos ESMA o ex-ESMA?
—CF: ¿Los efectos de la Dictadura siguen vigentes al presente? ¿Este presente tiene que ver con ese pasado? Si tiene que ver con ese pasado, es la ESMA. Decir ex-ESMA es como decir que es algo que no tiene que ver con nosotros. Pero tiene mucho que ver con nuestro presente. Más de una vez nos pasa que pensamos «Si hubiera pasado en el ’72, ’73 o ’74, esto no pasaba». Porque estaban todos los compañeros y estaba todo el entramado social que destruyó la dictadura y que los Gobiernos constitucionales posteriores consolidaron dicha destrucción del entramado social. Entonces, es la ESMA, no es la ex-ESMA. Como nosotros siempre decimos, ¿alguien escuchó alguna vez hablar de un ex-Auschwitz o siempre se dice Auschwitz? ¿Por qué? Porque sus consecuencias están en el presente. Y puede haber pasado 70 años, como Auschwitz, y todavía las consecuencias están. No es que los genocidios vinieron por un día, los genocidios generan transformaciones en las sociedades, transformaciones que permanecen hasta que los pueblos lo logran cambiar. Esas son nuestras luchas como sectores populares, son luchas durante en el tiempo. Es la ESMA. Y, aparte, porque es nuestra historia. Nos puede doler tremendamente, hasta el tuétano, pero es nuestra historia. Las historias, como las historias personales de cada uno, tienen cosas hermosas, de grandezas y cosas miserables. Pero son nuestras historias, crecemos con ellas. Y como pueblo también crecemos y nos desarrollamos con ellas. Es la ESMA.
Acerca de las presencias y ausencias de organismos de derechos humanos, Fukman dijo: «Vos fijate qué interesante. Por un lado, faltaban Norita (Cortiñas), Mirta (Baravalle), Elia (Espen), aquellas Madres que siguen levantando las banderas de sus hijos y acompañan todas las luchas día por día. Y por otro lado, como diría quizás algún pensador, algún académico, oh casualidad… no estaban los sobrevivientes».
Sobre el final, Fukman pidió acompañar la marcha por Argentina de varios padres de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa. «Buscamos la solidaridad como pueblo en todo el mundo en su momento y aprendimos, por lo tanto, desde esa búsqueda, a ser también nosotros solidarios. Y en este momento están recorriendo el país familiares, 4 padres y madres, de los desaparecidos de Ayotzinapa. Este fin de semana van a estar en Buenos Aires hasta el día miércoles. El día martes están convocando a una concentración a las 13 hs. en el Obelisco para ir a la Cancillería. Queremos convocar al pueblo para que los acompañemos, pero hoy es estar haciendo el mismo reclamo que en su momento se escuchó en las calles en casi todo el país: «Con vidas los llevaron, con vidas los queremos».
20/05/15