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A 40 años de la huelga más grande realizada a Mercedes Benz en el Mundo

 A 40 años de la huelga más grande realizada a Mercedes Benz en el Mundo

 

Mercedes benz huelga

Por Mariano Casco /Resumen Latinoamericano, 29 de octubre 2015.-

La terminal automotriz de Mercedes Benz de Argentina se encontraba (y se encuentra) en La Matanza a 43,5 km de la ciudad de Buenos Aires. Allí en la década del setenta se producían la gran mayoría de los colectivos y camiones que circulaban por el país. Hasta producían el Unimog, destacado utilitario usado por el Ejército Argentino. En ella, el 8 de octubre de 1975, los trabajadores iniciaban la mayor huelga producida contra la multinacional alemana en toda su historia en el mundo. Huelga que se convirtió en victoria gracias a la organización y movilización que los obreros mecánicos desarrollaron a lo largo los 22 días que duró la misma. Aprender de dicha experiencia es fundamental para todos los trabajadores que buscan organizarse. Por eso, a 40 años de los indicados hechos escribimos este relato en base a entrevistas realizadas a Hugo Crosatto, dirigente de la huelga y militante del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), y a partir de periódicos de la época.

Contexto de la Huelga

Octubre de 1975 fue un momento muy complejo en la historia Argentina. El gobierno de Isabel de Perón estaba muy debilitado y ya se gestaba el golpe cívico-militar que se iría a realizar 5 meses después, el cual dejaría 30000 compañeros desaparecidos. Al mismo tiempo, unos meses antes del conflicto que estamos relatando, en junio y julio de ese año, se habían realizado imponentes movilizaciones obreras contra el Rodrigazo[1] (brutal ajuste económico llevado a cabo por el Ministerio de Economía dirigido por Celestino Rodrigo). Huelgas generales que por su contundencia habían logrado la renuncia del mencionado Ministro de Economía y de José López Rega (oscuro Ministro de Bienestar Social). En aquel año las grandes fábricas de Buenos Aires eran bastiones de resistencia a las políticas de ajuste del régimen y, por ser tales, eran, también, objeto privilegiado de la represión paramilitar y militar.

Desarrollo de la Huelga

Es en ese marco de movilización obrera, ajuste económico y aumento de la represión que los obreros de Mercedes Benz deciden iniciar una huelga reclamando el fin de la intervención que el sindicato realizaba a la Comisión Interna de Reclamos (CIR) de la fábrica y exigiendo el llamado a elecciones de la misma (entre otras reivindicaciones). La CIR estaba intervenida desde hacía unos meses por la cúpula del SMATA (Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor) de José Rodríguez (antecesor del actual secretario general del sindicato Pignanelli). Crosatto lo cuenta así: “Entonces ahí fue cuando empezamos a dar el paso acelerado a la organización de abajo, nosotros queríamos forzarlos a que den elecciones (…), no teníamos representantes, queríamos delegados, comisión interna, estaban ellos dos solos (por los interventores), y ¿Por qué no daban elecciones? Porque sabían que perdían, ya habían perdido una vez… Si se presentaban a elecciones de nuevo perdían, entonces no daban elecciones”.

Durante el conflicto los trabajadores se dan los siguientes espacios organizacionales: La asamblea en la cual participaban todos obreros y empleados de la firma alemana, el “grupo de los 9” (comisión interna provisoria) que eran los representantes de la asamblea, el cuerpo de delegados provisorio que reunía 60 integrantes y estaba organizado por sección de trabajo, y comisiones de trabajo que organizaban las distintas tareas del día a día de la huelga (por ejemplo la limpieza del campamento). Todos espacios que se sumaban al comité de lucha que reunía al activismo más combativo de la fábrica, espacio organizativo que cumplirá un papel fundamental en la resistencia obrera a la dictadura unos meses después. Dentro de la fábrica actuaba la Juventud Trabajadora Peronista (JTP) vinculada a Montoneros, el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), el Partido Socialista de los Trabajadores (PST), el Partido Comunista (PC), el Partido Comunista Revolucionario (PCR), el Grupo Obrero Revolucionario (GOR) y Peronismo de Base (PB). Siendo inobjetablemente la JTP y el PRT los principales agrupamientos al interior de la empresa.

Al día siguiente de iniciado el paro los interventores se dirigieron a la empresa con un grupo de hombres con armas de fuego. Uno de los ellos manifestó que el SMATA no reconocía a la comisión interna provisoria, que “levantaba” la intervención y que designaría un delegado normalizador. Los trabajadores respondieron repudiando a los interventores, atacando los dos autos en que habían venido el grupo de civiles armados y declarando indeterminado al paro. De esta manera los obreros lograban desarticular la primera intentona del sindicado para frenar la movilización.

El 11 de octubre el Ministerio de Trabajo declaró la huelga como ilegal amparándose en la “tregua” entre patronal y trabajadores establecida unos días antes por el ministro Carlos Ruckauf. Esta “tregua” no permitía paros sin la aprobación de las dirigencias sindicales, ni despidos “injustificados” por parte de los empresarios. El lunes 13 fueron al sindicato unos 50 trabajadores de Mercedes para reclamar el apoyo al paro, encontrando una negativa como respuesta.

En la mañana del martes 14 (buscando fortalecer su posición y dividir a los 4000 trabajadores movilizados) la gerencia de MBA despidió 117 activistas que incluía a la recientemente conformada comisión interna, y envió 400 intimaciones a otros trabajadores más. La intención de la empresa de fortalecer su posición y dividir a los 4000 obreros movilizados no salió como esperaban. Crosatto recuerda “Entonces ellos mismos complicaron la situación porque salió todo el personal, al principio nos dejan estar en la playa de estacionamiento, y después ya nos cierran la playa y quedamos en un terreno baldío, grande, enfrente, y hacíamos las asambleas ahí”. La respuesta de los trabajadores fue inmediata, coreando “los 4000 adentro, los 4000 afuera” decidieron salir de la planta y tener una asamblea en la puerta de la fábrica para que todos pudieran participar. La acción sugerida por el SMATA y llevada a cabo por la patronal radicalizó el conflicto y le brindó mayor visibilidad.

El apoyo hacia la movilización en Mercedes Benz se fue extendiendo hacia otros sectores sociales. Crosatto rememora que “logramos que Cañuelas y González Catán cierren un día sus negocios en apoyo a la huelga. De eso se encargaban los activistas, los que vivían en Cañuelas de Cañuelas, los que vivían en Catan de Catán”. Junto con el paro de comerciantes también se hizo un acto multitudinario el miércoles 22 en el centro de Cañuelas en el que participaron más de 2000 personas.

En la misma semana de los 117 despidos un comando del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) “atentó con explosivos contra la vivienda de un ejecutivo de Mercedes Benz.”[2] Y el viernes 24 de octubre, “los Pelotones Montoneros de Combate Belaustegui y Juan “pacho” Sanadrea detuvieron al ingeniero alemán Franz Metz, Gerente de producción y accionista de la empresa automotriz Mercedes Benz”[3] reclamando la reincorporación de los despedidos, el cumplimiento de la totalidad del pliego de reivindicaciones exigidas por los trabajadores, y un rescate monetario que sería para beneficio del agrupamiento político-militar. Si bien la organización que pertrechó el secuestro lo desconocía, Metz no solo era un gerente que se había ganado el odio de los 4000 trabajadores de MBA, sino que también había sido integrante del Partido Nacional Socialista Alemán bajo el mando de Hitler, y con la desnasificación de Alemania se había exiliado clandestinamente en la Argentina (Weber, 2005).

Luego de una semana de ofensiva por parte de los trabajadores el lunes 27 la empresa empezó a ceder; envió telegramas de reincorporación a algunos trabajadores, abrió las puertas de la fábrica para que la asamblea se realice adentro y el sindicato repartió un volante diciendo que se había conseguido un gran aumento de salarios.

Al otro día, en la asamblea del martes 28, los trabajadores decidieron ir al Ministerio de Trabajo en Capital Federal para reclamar una audiencia. Luego de dirigirse al mismo, los obreros fueron al canal once para darle mayor visibilidad al conflicto, designando para hablar frente a las cámaras a un integrante del grupo de los 9, militante del PRT.

Producto de la falta de respuestas por parte del Ministerio de Trabajo, el miércoles 29 decidieron apuntarle directamente a la empresa, la cual se encontraba en mayores aprietos (la planta sin producir hacía más de veinte días, un gerente secuestrado, trabajadores cada vez más radicalizados y sin perspectivas de que cedan en sus reivindicaciones) y, por tanto, más dispuesta a acceder a los planteos. Más de 3000 trabajadores de Mercedes se movilizaron por sus propios medios hasta las oficinas centrales de la firma en Capital Federal y aguardaron allí los resultados de las tratativas obrero-patronales; concluidas las arduas negociaciones, los nueve integrantes anunciaron el amplio triunfo obtenido, escuchándose de fondo “mamadera, mamadera, nadie quedo afuera”. La empresa había aceptado pagar los salarios caídos durante el conflicto, reincorporar a la totalidad del personal despedido, reconocer a la comisión de reclamos de los nueve como únicos representantes de los trabajadores mecánicos, el pago de una gratificación especial del 40% y la promesa de no efectuar represalias. Un delegado de la empresa recuerda que al otro día de finalizado el conflicto entraron juntos los 4000 obreros y dieron una “vuelta olímpica” a toda la fábrica en señal de triunfo. De esta manera finalizó la huelga que se había iniciado 22 días antes.

Días más tarde Montoneros dejó en libertad al gerente de producción secuestrado. Mientras que la central alemana declaró el envío de 7, 5 millones de dólares y los gerentes de MBA, De Elías y Cueva, afirmaron que pagaron 4 millones, la organización dirigida por Firmenich sostuvo que solo recibieron “dos bolsas con un millón de dólares cada una”.[4]

No sólo la empresa había sido derrotada sino también el gobierno (que intentó parar el conflicto declarándolo ilegal) y la burocracia sindical que perdió el control de los trabajadores la empresa. Tal fue la derrota de éste último que el 4 de noviembre sacó una solicitada en varios diarios de tirada nacional en donde atacó al “grupo de los 9” diciendo que era una comisión interna “prohijada de la subversión”. También decidieron quitarle la cobertura de salud al conjunto de los trabajadores de la fábrica. Frente a esta situación, integrantes del grupo de los 9 fueron a exigir al sindicato la devolución de la obra social. Crosatto evoca: “entonces fuimos al sindicato, para ver que nos respondían. Y fuimos, (…) y nos dijo: “muchachos, así como a ustedes los apoya la izquierda a nosotros nos apoya la derecha”. Era un error, ellos son derecha, no es que los apoyan. Entonces nos dice el burócrata: “Si yo levanto el teléfono y llamo, mañana ustedes son boleta. Pero como no quiero entrar en esa porque si tocamos uno de ustedes seguramente van a tocar uno de nosotros y en esa no queremos entrar, entonces dejamos las cosas como están. No intervenimos hasta tanto ustedes no renuncien. No busquen apoyo mío porque no lo van a tener”. Te imaginás que le dijimos de todo menos que era bonito, pero nos fuimos con las manos vacías”. Debido al lógico rechazo que la cúpula sindical del SMATA se ganó entre los trabajadores de Mercedes Benz recién lograrían hacer pié nuevamente en la fábrica bien adentrada la dictadura militar.

Hasta el golpe militar del 24 de marzo de 1976 dentro de la fábrica los trabajadores obtendrían importantes reivindicaciones y un fuerte poder sindical que puso serios límites a los atropellos patronales. Pero con la instauración de la dictadura genocida y el aumento de la represión hacia los obreros todas las conquistas conseguidas serían barridas de la terminal automotriz.

Conclusiones

Como balance de la huelga podemos destacar el grado de organización de los obreros a lo largo de todo el conflicto. Organización que fue expresión de años de preparación en difíciles situaciones (preparación en la que no nos hemos referido en este artículo por cuestiones de tiempo y espacio). Otro dato insoslayable fue la unidad de los trabajadores, tanto los obreros de planta como los empleados participaron del conflicto. La unidad también se expresó en el cántico “mamadera, mamadera, los 4000 adentro, los 4000 afuera”, evidenciándose la estrecha vinculación entre despedidos y no despedidos. Surge como importante la solidaridad de otras fábricas (nucleadas en la coordinadora de La Matanza), de los familiares de los obreros y de los pequeños comerciantes de Cañuelas y González Catán. Indudablemente también fue relevante el apoyo de las organizaciones político-militares (Montoneros y PRT-ERP) que con sus acciones robustecieron y dieron nuevas perspectivas al combate proletario.

Si bien la situación actual es distinta al período histórico vivido hace 40 años es importante destacar el horizonte de las bases obreras movilizadas en aquellos años. En este sentido, finalizamos con unas palabras de Hugo Crosatto, que expresa un espíritu de época necesario de rescatar: “A veces yo le cuento a mis chicos y no lo pueden creer, porque por el 10% de lo que sufren ustedes hoy, nosotros casi hacemos la revolución. Por el 10%.”

Bibliografía:

Casco Peebles, M. (2015) El Rodrigazo y el movimiento obrero en Argentina. Disponible en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=200790&titular=el-rodrigazo-y-el-movimiento-obrero-en-argentina-

Casco Peebles, M.; Leunda, M. (2013) La organización de los trabajadores de la industria Automotriz. El caso de Mercedes Benz 1969-1976. Ponencia presentada en las X Jornadas de Sociología Universidad de Buenos Aires Facultad de Ciencias Sociales, Buenos Aires.

Rodríguez, F. (2011) Estrategias de lucha en industrias dinámicas durante la segunda ISI. Un análisis a partir del estudio de caso de Mercedes Benz Argentina. En La clase trabajadora en la Argentina del siglo XX (pp. 115-157). Buenos Aires: Atuel.

Weber, G. (2001) De la acción revolucionaria al buen negocio. Disponible en: http://www.rebelion.org/hemeroteca/ddhh/secuestro_argentina220101.htm

Weber, G. (2005) La conexión alemana. El lavado de dinero nazi en Argentina. Buenos Aires: Edhasa.

Fuentes:

Entrevistas realizadas por el autor

Entrevista a Hugo Crosatto

Prensa Partidaria (1975)

Avanzada Socialista

El Auténtico

El Combatiente

Estrella Roja

Evita Montonera

Nuestra Palabra

Prensa Nacional (Octubre y Noviembre 1975)

El Cronista Comercial

[1] Casco Peebles, M. El Rodrigazo y el movimiento obrero en Argentina. Disponible en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=200790&titular=el-rodrigazo-y-el-movimiento-obrero-en-argentina-

 

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29/10/15