Terribles relatos de abusos a niños por 300 curas “depredadores”
LOS TIEMPOS y AGENCIAS
Ella tenía siete años cuando fue hospitalizada para una operación de amígdalas; el cura de su parroquia en Pensilvania la visitó en el hospital, pero sólo para violarla. Otro muchacho fue obligado a hacerle sexo oral, y después el cura le lavó la boca con agua bendita. ¿Horroroso? Otro pequeño se sirvió un jugo de naranja que le invitó el cura en la casa parroquial, y ya no recuerda más. Despertó después de unas horas con el ano sangrando. Todavía más, está el caso de un adolescente al que cuatro curas obligaron a desnudarse y colocarse en la cama en la posición de Cristo. Los sacerdotes le tomaron fotografías y las publicaron en una red de pornografía infantil.
Y las crudas siguen y siguen. En realidad son 1.400 páginas de relatos como éstos, que revelan detalles sórdidos de agresiones sexuales perpetradas por alrededor de 300 religiosos a más de mil niños, niñas y adolescentes en diferentes diócesis del estado de Pensilvania, en Estados Unidos.
El informe, que acaba de ser revelado por un fiscal, surge mientras en Chile otros 158 curas y religiosos son juzgados por la misma causa: abusos contra 266 niños. ¿Sólo en Pensilvania, sólo en Chile? Quienes analizan estos casos llegan a una simple y lapidaria conclusión: ocurre en todas partes y ocurrió todo el tiempo, pero también en todas rige un mismo patrón: el silencio cómplice y sistemático de la Iglesia para esconder a los “sacerdotes depredadores” (es el término que se les ha aplicado), trasladarlos de parroquia y olvidar el asunto.
Al menos así lo explica el fiscal general de Pensilvania, Josh Shapiro, quien, al develar estos casos el pasado 14 de agosto, destacó que los agresores “no sólo enseñaron a los niños que ese abuso era normal, sino que era sagrado”.
El texto de Pensilvania se basa en la revisión de medio millón de documentos internos de diferentes diócesis que “contienen alegaciones creíbles” contra los sacerdotes acusados.
La Procuraduría de Pensilvania también estima que algunos curas coordinaron para perpetrar agresiones sexuales en las que habrían empleado “látigos, violencia y sadismo” contra sus víctimas.
Asimismo, el informe detalla cómo se produjeron varios casos: “Algunos de ellos fueron forzados a beber alcohol o ver material pornográfico. Se les obligó a masturbar a sus agresores o fueron manoseados por ellos. Otros fueron violados por vía oral, vaginal o anal”.
Por su parte, el diario estadounidense The Washington Post destaca que es la investigación más completa jamás realizada en Estados Unidos sobre violaciones cometidas en el marco de la Iglesia católica, una labor de 18 meses que incluyó pesquisas sobre ocho diócesis de Pensilvania, aunque las responsabilidades no se limitan a ese estado.
1.000 niños fueron víctimas. Las investigaciones hacen suponer esas cifras a partir de los relatos “creíbles”.
EL VATICANO LO SABÍA AL MENOS DESDE 1963
REDACCIÓN CENTRAL
El informe de Pensilvania devela que el Vaticano conocía de los casos desde 1963 y se mostró tolerante. Según refiere El País, que accedió al informe, el primer informe al Vaticano data de 1963 y el último en 2015, cuando ya Francisco era papa.
El gran jurado, un cuerpo legal que actúa previo a un juicio y cuya investigación ayuda a determinar las imputaciones, describe todo un “manual de instrucciones de ocultación de la verdad” dentro de la Iglesia.
En un tono que parece emular el de los 10 mandamientos el texto reza: “Primero, asegúrese de usar eufemismos frente a palabras reales para describir agresiones sexuales. Nunca diga violación, sino contacto inapropiados”. “Segundo, no lleve a cabo verdaderas investigaciones”, sino “asigne a clérigos a hacer preguntas inadecuadas”. “Tercero, para lograr una apariencia de integridad, envíe a sacerdotes para ‘evaluación’ en centro psiquiátricos de la Iglesia”. “Cuarto, cuando un cura deba ser trasladado, no diga el motivo. Diga a los feligreses que está en ‘baja médica’ o ‘fatiga nerviosa’. O no diga nada”. “Quinto, aunque un sacerdote esté violando a niños, proporcióneles casa y cubra sus gastos”. “Finalmente, y sobre todo, no diga nada a la Policía. El abuso sexual, aunque sin penetración, siempre ha sido un delito. Pero no lo trate así, sino como un ‘asunto personal’”,
PARA MUCHAS VÍCTIMAS, LA JUSTICIA LLEGA MUY TARDE
REDACCIÓN CENTRAL
El informe presentado por el fiscal general de Pensilvania, Josh Shapiro, abarca siete décadas de abusos y el que se publique con nombres propios de los “sacerdotes depredadores” y detalles de lo que hicieron hace algo de justicia. Pero para otros, llega demasiado tarde.
La investigación, que se extendió durante 18 meses, reveló un “encubrimiento sistemático” de los abusos por parte de la Iglesia en Pensilvania y el Vaticano.
“A raíz del encubrimiento, casi cada instancia de abuso que hallamos es demasiado antigua como para presentar cargos”, lamenta el informe.
Además, muchos de los sacerdotes mencionados en el informe, e incluso las víctimas, ya han fallecido.
“Los sacerdotes estaban violando a niños y niñas, y los hombres de Dios que eran responsables de ellos no solo no hicieron nada sino que lo escondieron todo. Durante décadas”, denuncia el informe.
Entre 5.700 y 10.000 sacerdotes católicos han sido denunciados por acoso sexual en Estados Unidos, pero sólo un par de cientos han sido juzgados, condenados y sentenciados por sus crímenes, según la ONG Bishop Accountability.
Además, la Iglesia ha gastado cerca de 4 mil millones de dólares sólo para acallar estos abusos mediante acuerdos con los demandantes, según National Catholic Reporter (NCR).
PAPA FRANCISCO: “SENTIMOS DOLOR Y VERGÜENZA”
“Dos palabras pueden expresar lo que se siente ante esos crímenes horribles: la vergüenza y el dolor”, fue el pronunciamiento del Vaticano el jueves, dos días después de conocerse el informe de Pensilvania.
“Las víctimas deben saber que el Papa (Francisco) está de su parte. Aquellos que han sufrido son su prioridad, y la Iglesia quiere escucharlos para erradicar este trágico horror que destruye la vida de los inocentes”, declaró la Santa Sede en un comunicado.
Pero para las víctimas, este comunicado no expresa nada, salvo que el Vaticano lo supo siempre y no hizo nada.
“Sabían perfectamente que se estaba abusando y violando a niños, y no hicieron nada. Las oraciones no significan nada. Sólo se disculpan ahora porque les descubrieron”, explica John Delaney a Efe, una de las víctimas de los abusos de sacerdotes de la Iglesia católica en Estados Unidos.
Para evitar nuevos abusos, el informe recomienda endurecer las leyes para obligar al liderazgo de la Iglesia a reportar los crímenes, eliminar el límite de tiempo máximo para denunciar todos los casos de abuso sexual de un menor y alargar el plazo para que las víctimas puedan exigir indemnizaciones.
También pide sanciones a los obispos que encubrieron los casos trasladando de diócesis a los sacerdotes denunciados.
La llamada Carta de Dallas, aprobada por los obispos estadounidenses en 2002 tras el estallido ese año del escándalo de abuso sexual de menores por parte de sacerdotes en Boston, fue un avance para intentar disciplinar a los abusadores. Pero sólo se aplica a los sacerdotes, no a los obispos.
Una de las víctimas dice que el Vaticano lo sabía siempre y lamenta que el Papa exprese su “dolor y vergüenza” sólo una vez que sale el informe de Pensilvania
SEIS HISTORIAS DESGARRADORAS
El padre Chester. Les tocaba los genitales para ver si tenían cáncer
Un cura en Erie, el padre Chester Gawronski, acariciaba sexualmente a niños y les decía que lo hacía para “hacer una revisión de cáncer”.
En 1997, después de que se plantearon quejas en su contra, Gawronski presentó a la diócesis una lista de 41 posibles víctimas y confirmó que en al menos 12 niños de la lista había realizado “la revisión de cáncer”.
El cura confesó voluntariamente haber llevado a cabo abusos sexuales en múltiples instancias y, sin embargo, de 1997 a 2002 Gawronski permaneció activo en el clero y repetidamente fue reasignado a otras parroquias.
Padre Lawrence: “Por favor ayúdeme, abusé de un niño”
Uno de los sacerdotes que figuran en el libro de denuncias, Michael Lawrence, le dijo al monseñor Anthony Muntone: “Por favor ayúdeme, abusé sexualmente de un niño”.
Muntone anotó la confesión en un memorando confidencial escrito a mano. Y aún después de la admisión del sacerdote la diócesis dictaminó: “Esta experiencia no será necesariamente un trauma terrible para la víctima. Todo lo que la familia necesitaba es una oportunidad para ventilarlo”.
Y el cura abusador, el padre Lawrence, permaneció activo en la Iglesia durante años bajo tres obispos distintos.
Padre Lukac. Embarazó a una adolescente, se casó y se divorció
Un sacerdote, el padre Raymond Lukac, embarazó a una adolescente de 17 años, falsificó la firma de un pastor en un acta de matrimonio y posteriormente se divorció de la chica poco después de que ésta diera a luz.
A pesar de haber tenido relaciones sexuales con una menor de edad, de haber engendrado un hijo y de haberse casado y divorciado, se le permitió al padre Lukac permanecer en la Iglesia mientras la diócesis buscaba “un obispo benévolo en otro estado del país dispuesto a aceptar al depredador y esconderlo de la justicia”, reza otro fragmento del informe de investigación.
Padre Pease. Exhibieron a un niño desnudo en la Rectoría
El padre Joe Pease, de forma repetida, abusó sexualmente de un niño cuando éste tenía entre 13 y 15 años.
Pease admitió a funcionarios de la diócesis que en una ocasión había encontrado al niño desnudo en la rectoría, pero dijo que se trataba de “un jugueteo” y que “no había ocurrido nada sexual”.
Entonces la diócesis escribió en uno de sus memorandos confidenciales: “Por ahora estamos en un impasse: son alegatos y no admisiones”.
Se envió al cura abusador a terapias dirigidas por la diócesis y se le permitió regresar a la iglesia durante siete años más.
Cruces de oro. Crucificado desnudo para cuatro curas
Al menos “cuatro curas depredadores” tuvieron vínculos emocionales y abusaron sexual y violentamente de menores. Uno de los niños fue forzado a pararse en una cama en una rectoría, desnudo, y a posar como Cristo en la cruz para los curas. Éstos le tomaron fotos y las añadieron a una colección de pornografía infantil que habían producido y compartido en propiedad de la Iglesia.
Para facilitar la búsqueda, los curas daban regalos a sus niños favoritos: cruces de oro para que usaran en el cuello. Estas cruces eran las señales de los niños que estaban siendo preparados para ser abusados.
Padre Skotek embarazó a una chica y la obligó a abortar
En la diócesis de Scranton el gran jurado nombró a 59 curas que abusaron sexualmente de niños, según devela el informe.
El cura Thomas Skotek violó a una joven y la embarazó. Él mismo arregló un aborto para la chica.
El obispo James Timlin expresó lo que sentía en una carta: “Éste es un momento muy difícil en tu vida y me doy cuenta de lo amargo que es esto. Yo también comparto tu dolor”.
Pero esa carta no estaba dirigida a la víctima. El obispo dirigió esas palabras al cura violador.
Los Tiempos 20/08/18
http://www.lostiempos.com/actualidad/mundo/20180820/terribles-relatos-abusos-ninos-300-curas-depredadores