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Hay que centralizar el sistema de salud



Los datos del lunes 17 de mayo muestran 505 muertes en veinticuatro horas, cifra que coloca a nuestro país en el cuarto lugar mundial, sólo superado por India, Brasil y Colombia. La magnitud de la pandemia se ve también en las cifras escalofriantes de los contagios de los últimos catorce días cada cien mil habitantes. En Córdoba, Santa Fe y Río Negro, pero sobre todo en los distritos del Área Metropolitana de Buenos Aires, se supera varias veces el tope internacional de 150 casos cada catorce días, indicador de una circulación viral comunitaria de alto riesgo. De más está decir que, de acuerdo con estos parámetros internacionales, y los que fija la Sociedad Argentina de Pediatría, las clases presenciales deberían estar suspendidas hace ya un largo tiempo.

El sistema de salud no da abasto tal como está

La Sociedad Argentina de Terapia Intensiva dio a conocer el 14 de mayo cifras que ayudan a entender el drama de la muerte en la ambulancia. En un muestreo de salas de terapia intensiva públicas y privadas de todo el país se constató un 93% de ocupación, correspondiendo 94% al conurbano y 91% a la CABA. Más de la mitad eran Covid-19 positivos, de los cuales siete de cada diez requirieron respiración mecánica asistida. El informe agrega un preocupante dato que refleja la verdadera magnitud de la crisis del sistema de salud: “Un importante número de pacientes
Covid-19 estuvieron en ventilación mecánica fuera de las unidades de terapia intensiva, en la guardia general y en la unidad coronaria”.

No solo por la pandemia

“Los hospitales públicos atienden a tres millones de personas más”, dice un estudio del diario Clarín (16/5/2021). No es solo la pandemia. La crisis económica y social del país tira abajo la afiliación a las obras sociales sindicales por la desocupación y el trabajo en negro. Además, provoca la caída del nivel de vida de la clase media y la consiguiente desafiliación de las prepagas. El hospital público se satura porque es el último recurso de todos estos sectores para cuidar su salud. Un hospital público que está cada vez peor, con los presupuestos en baja desde hace veinte años y con todos los gobiernos.

Galeno, la prepaga cuyo afiliado murió en la ambulancia, pertenece a Julio Fraomeni, quien posee una fortuna de 710 millones de dólares. Claudio Belocopitt, dueño de la prepaga Swiss Medical –alcanza los 440 millones– circula por los canales de TV proclamando la crisis de los sanatorios privados. Empresarios “exitosos” ambos, ninguno de los dos puede garantiza la atención de sus afiliados a pesar de las descomunales cuotas que les cobran. Las ganancias de las empresas están primero.

La solución es la centralización del sistema

Para el gobierno, fortalecer el sistema de salud significa apretar a los trabajadores y subsidiar a los sanatorios privados para mantener las ganancias de los empresarios. Por el contrario, es necesario ampliar el presupuesto de salud en las instalaciones, los insumos y la cantidad de personal. Para ello es necesario reunir la totalidad del sistema bajo un mando y una administración única estatal que se guíe por criterios sanitarios y no de lucro. Que se financie con un fondo creado por un impuesto a las grandes fortunas y el no pago de la deuda externa. Todo, bajo control de los trabajadores de la salud y los usuarios para evitar el clientelismo y la inequidad.

El Socialista 19/05/21

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