Grecia: La movilización sube un grado
La huelga general del 19 y 20 de octubre ha sido un verdadero éxito, pero no ha impedido al parlamento votar nuevas medidas de austeridad. La única solución: huelga indefinida y autoorganizada.
T. Anastassiadis y A. Sartzekis Viento Sur 30-10-2011
Traducción de Faustino Eguberri
La huelga general de los días 19 y 20 de octubre ha sido un verdadero éxito, pero que no ha impedido al parlamento votar nuevas medidas de austeridad. La única solución sería la huelga indefinida y autoorganizada.
¡Aumentar la nota de Grecia un punto, tal debería ser la apreciación de una agencia de notación! Pues con ocasión de la huelga general de esta semana, se ha podido ver la verdadera manifestación de los indignados: cuando la concentración del sábado, en el marco de la jornada mundial, había reunido a poca gente, el miércoles 19 de octubre, a convocatoria de la GSEE y ADEDY (confederación del sector privado y federación del sector público), al menos 300.000 (500.000 según los organizadores) manifestantes han ocupado el centro de Atenas y se han producido verdaderas mareas humanas en todo el país: 60.000 en Tesalónica, multitudes en cólera en Patras, Larissa, ¡y en islas como Creta y Chios! El hecho de que la mayoría de los comercios se hayan asociado a la huelga es un signo muy fuerte de la cólera pero también de la preocupación de ligarse a las organizaciones obreras. Así, el 19, se puede decir que la huelga ha bloqueado totalmente de forma verdadera el país, con una participación en las manifestaciones que remite a las cifras de los años 1970. Y la jornada de 24 horas se ha extendido a 48 horas ante la cólera masiva, con un trasfondo de huelgas muy seguidas (numerosas jornadas en los transportes, huelga total de los basureros, ocupaciones largas de los ministerios…). Ante tal combatividad, las direcciones sindicales de todo tipo están obligadas a endurecer su discurso: «Los crímenes perpetrados contra el pueblo en nombre del pretendido salvamento del país continúan», observa el secretario de la GSEE (dirección de mayoría PASOK), N. Kloutsoukis.
En la capital, el 19 no se podía más que estar alegre ante el acontecimiento: un año y medio después de las primeras medidas antiobreras que se multiplicaron desde mayo de 2010 y hunden a los habitantes en la miseria, la radicalización era perceptible un poco en todas partes, pero sobre todo en el número de personas movilizadas. La menor sección sindical presente era seguida por decenas de trabajadores, el sindicato de los arqueólogos de la región ateniense reagrupaba a centenares de manifestantes, y no hablamos aquí de los enormes cortejos de los sindicatos de tradición de masas como OLME (profesores) o DEI (electricidad). Las consignas estaban centradas en la deuda que los trabajadores no deben pagar, pero también en la exigencia de la dimisión del gobierno PASOK. Al final de la manifestación, se encontraban las filas compactas de Antarsya (coalición anticapitalista), del movimiento «Den Plirono» («No se», movimiento por la gratuidad de las autopistas y de los transportes) y de dos o tres componentes de Syriza.
El sentimiento que emerge es el de una fuerza inmensa y los enfrentamientos entre la policía y las diferentes componentes (¡con jóvenes pero también menos jóvenes!) no han manchado el éxito de esta primera jornada de huelga. Otro punto importante: incluso si ha reunido a mucha gente en su fracción sindical, el KKE (PC) y su corriente PAME han aparecido como muy minoritarios en la marea de los cortejos.
Pero la tarde del 19, la única pregunta que hacerse era la siguiente: vale más volver a hacer una segunda jornada calcada de la primera (siendo el argumento rodear el parlamento antes de su voto de nuevas medidas asesinas) o decidir bloquear el país mediante la huelga indefinida y autoorganizada ( induciendo el cierre de las tiendas la idea del reavituallamiento en caso de huelga larga)? ¡Pero esa no es ciertamente la voluntad de las burocracias sindicales o de PAME!
El 20, retroceso de medio punto
Menos gente (50.000 mínimo en Atenas) el 20 de octubre, pero sobre todo, una confiscación de la organización por los responsables estalinistas de PAME: ¿quizá para recuperar presencia tras su clara difuminación en la concentración de la víspera? El caso es que toda la logística estaba en sus manos, y sobre todo, mientras que mucha gente había venido sobre bases radicales, la voluntad del KKE era proteger el parlamento, lo que ha llevado muy rápidamente a enfrentamientos con jóvenes. Si el KKE habla de «fascistoides» a propósito de ellos, y si no se puede excluir la presencia de provocadores, es seguro que la actitud del KKE como garante de la democracia burguesa no podía sino hacer reaccionar a muchos y muchas manifestantes que querrían hacer caer lo más rápidamente posible el ultraje a la democracia que representa el gobierno Papandreu. Los enfrentamientos han sido en parte arbitrados por los policías, y la noche del 20, se ha anunciado la muerte de un manifestante, como consecuencia aparentemente del uso intensivo de gases por la policía.