La inflación es AJUSTE
La inflación es devastadora. El peor mal que va directo contra los trabajadores y el pueblo. Cada 1% que sube la canasta alimentaria genera 20.000 nuevos pobres. Desde 2007 más de 1 millón de personas cayeron en la pobreza, 9 millones de chicos pasan hambre y 25 bebés desnutridos mueren por día antes de cumplir su primer año de vida, según la Unicef (Crítica, 28-03).
El gobierno niega el brutal aumento de precios. No toma ninguna medida contra los monopolios que los suben, esencialmente en los alimentos. Y tapa toda estadística que va en contra de su doble discurso. En provincias donde el INDEK no está intervenido, la inflación anual será 3 a 4 veces más que la oficial. A quienes critican, el gobierno les dice “quieren imponer un ajuste”. ¡Pero el ajuste ya está! ¡La inflación se está comiendo los salarios, las jubilaciones, las asignaciones por hijo y los planes sociales! Por eso hay cada vez más pobres, incluso entre quienes trabajan.
Está claro. Este es un modelo inflacionario. Entre otras cosas, el gobierno no toma medidas para frenar la inflación porque la misma le reportó entre 25 y 30.000 millones de pesos más de recaudación, esencialmente del IVA, el impuesto más regresivo e injusto que paga el pueblo.
¿Quiénes ganan y quiénes pierden con este “modelo” inflacionario? Desde el propio gobierno lo aclaran. La ministra de Industria, Débora Giorgi, ante el crecimiento de un 140% en la producción automotriz, señaló: “Hemos trabajado para que pudiera recuperarse después de la crisis con financiamiento de la Anses y el Banco Nación… Este modelo les permitió crecer, ganar dinero y tener una posición de privilegio. Este gobierno está contento de que así sea” (Página12, 5-4). Más claro, echarle agua. Si por otro lado tenemos que la pobreza abarca al 30% de la población, el 80% de los jubilados cobra el mínimo de 895 pesos, hay 40% de trabajadores en negro y el 70% de los trabajadores gana menos de 2.000 pesos, el balance está claro. ¿No es así, compañera y compañero lector?
Los asalariados y jubilados son los que pierden cotidianamente. Porque mientras los precios aumentan todos los días, las subas que se logran en salarios y jubilaciones se hacen cada seis meses o un año, logrando recuperar con retraso los desfasajes producidos entre cada paritaria o renovación de convenio, sin reparar lo perdido entre cada período. Por ejemplo, se dice que la inflación real en 2010 será entre el 25 y 35%. Y la suba de los alimentos duplicará o triplicará esas cifras. Si en las paritarias se están logrando subas del 23 al 25% y en cuotas (cifra que para los trabajadores en negro llegará a sólo el 17%)… ¡Está claro el gran robo de las patronales y el gobierno, avalado por la burocracia sindical!
Después de refutar al ministro Boudou de que había aumentos, no “tensión” de precios, Hugo Moyano se volvió a alinear con el gobierno: “Un poco de inflación no es malo”, señaló. Y reunió a la cúpula de la CGT para pedir cambios en el impuesto a las Ganancias que pagan los trabajadores (no eliminarlo), subir el seguro de desempleo (que está en $ 400 y no se actualiza desde 2006), devolver parte del IVA a los trabajadores en blanco (¿y al resto?) y proponer una audiencia ante el ministerio ante cada despido sin causa (sin prohibirlos). Cambios que, completamente insuficientes y parciales la CGT los haría vía proyectos de ley para que los apruebe el Parlamento. Es decir, para las calendas griegas. Cuando lo que hace falta es una lucha de todos los trabajadores para arrancar ahora un aumento de emergencia salarial para contrarrestar el terrible costo de vida.
La burocracia sindical ha cerrado filas. La CTA ya lo hizo con los docentes, aceptando un aumento insuficiente y dejando solos a las provincias en lucha, negándose a llamar a un paro nacional solidario. La CGT y sus sindicatos arreglan aumentos por debajo de la inflación, en varias cuotas y por un año, como en Bancarios, sin ninguna actualización. Mientras la UOM anunció un paro de 24 horas para este viernes y hay similares medidas en Salud y Estatales, entre otras.
Llamamos a los trabajadores a reclamar asambleas y plenarios de delegados con mandato para pelear por un aumento de emergencia de 1.500 pesos. Que en las paritarias se exijan subas para alcanzar el valor de la canasta familiar (que va de 3.800 a 7.200 pesos según las provincias), como lo están haciendo los ferroviarios del Sarmiento (ver página 9), entre otros. Exigiendo que los salarios se indexen de acuerdo al real costo de vida. Que se puedan reabrir las paritarias en cualquier momento. Que se prohíban los despidos. Reclamando que la CGT y CTA rompan la tregua y llamen a medidas de lucha.
El Socialista 07/04/10