Escribe Miguel Lamas, dirigente de la UIT-CI
Una disputa entre el líder Yevgeny Prigozhin del Grupo Wagner, empresa paramilitar privada, y la cúpula militar rusa, en torno a los combates en Ucrania, derivó en un motín. Combatientes del grupo militar abandonaron el frente en Ucrania para tomar la ciudad sureña rusa de Rostov y marchar sin oposición aparente hacia la capital, llegando hasta 200 kilómetros de Moscú, para luego retirarse en menos de 24 horas el sábado con un anunciado acuerdo con Putin.
El Kremlin informó de un acuerdo, con la mediación del presidente bielorruso Lukashenko (aliado de Putin), según el cual Prigozhin y sus tropas se irían a Bielorrusia y no habría ninguna persecución penal contra ellos.
Antes de la rebelión del grupo Wagner, Prigozhin llevaba meses denunciando e insultando a los generales rusos. Porque, según él, no les entregaban municiones.
Al cierre de esta edición aún no está claro si el conflicto entre Prigozhin y Putin se resolvió por este acuerdo. Pero, más allá de eso, es evidente que muestra una profunda crisis en el Estado ruso y el régimen de Putin, provocada en gran medida por el fracaso de la invasión a Ucrania.