En el décimo aniversario del 19 y 20 de Diciembre de 2001
Pequeño balance a diez años del estallido
Gustavo Robles (especial para ARGENPRESS.info)
Hoy se cumplen 10 años de aquellas gloriosas jornadas del 19 y 20 de diciembre del 2001, cuando el Pueblo, harto del saqueo al que había sido sometido durante los ’90, salió a la calle para hacer «tronar el escarmiento». El poder formal encarnado en la figura de un imbécil, le había impuesto el «estado de sitio», SIN TENER EN CUENTA QUE NINGUNA LEY ES MÁS FUERTE QUE LA VOLUNTAD DE UN PUEBLO.
Las instituciones del sistema fueron desbordadas por la gente en la calle; sin embargo, ese estallido popular que hizo temblar los cimientos del poder burgués, no llegó a organizarse y coherentizarse como para destruirlo y remplazarlo. El «que se vayan todos» nunca tuvo el peso necesario para cambiar la historia: debió ser «los vamos a echar a todos», lo cual exigía un grado más alto de organización y consciencia. Justamente, falló el factor subjetivo. Las organizaciones de la clase obrera, algunas porque no fue nunca su objetivo y otras por impericia, no pudieron erigirse en dirección de la bronca del pueblo como para encauzarla en una dirección distinta de la que hoy vivimos.
Así que entonces, después de alrededor de 40 compañeros asesinados por las fuerzas represivas, después de 7 presidentes cambiados en días, después de los asesinatos de Maxi y Darío, llegaron las elecciones y … el kirchnerismo. Toda la legitimidad que las instituciones burguesas habían perdido, fue reconstruida por este nefasto instrumento. Con un cambio de maquillaje, continuó el saqueo de nuestras riquezas, y aún se profundizó. Dicen que Abraham Lincoln dijo algo así como «Se puede engañar a muchos durante poco tiempo. Se puede engañar a pocos durante mucho tiempo. Lo que no se puede es engañar a todos durante todo el tiempo»
Muy bien, este gobierno tomó el país destruido por las políticas del gobierno menemista del que formó parte (y su continuación aliancista), y con viento de cola por la coyuntura económica del mundo que requería de nuestros granos, recompuso la institucionalidad burguesa, lo que, por la situación social de principio de siglo, sirvió también para una recomposición de la clase trabajadora. Pero ese periodo ya pasó, y lo expresó muy claramente la presidenta en su discurso de asunción y en las políticas adoptadas para el futuro, que pretende transformar en leyes por estos días: la elección explícita de la hora son los privilegios de los ricos y poderosos, y los trabajadores deberán bajar la cabeza y laburar sin chistar, porque si no… ahí tenemos la Ley «Antiterrorista» exigida por el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) para criminalizarlos, reprimirlos y procesarlos.
Es paradójico y doloroso pensar que, diez años después, este gobierno que se declama de los «derechos humanos» y que surgió de la rebelión popular que conmocionó al mundo entero, hoy juzgaría como terrorista a todos los que en aquellas jornadas ganamos las calles en defensa de la soberanía popular
Habrá que repensar entonces aquello de «que se vayan todos» y transformarlo en «los vamos a echar a todos» para lograr de una vez por todas un gobierno que REALMENTE se ocupe de las necesidades de las mayorías populares. A la vista de la historia reciente y no tan reciente, deberá ser algo lo más distinto posible al capitalismo que recicla las injusticias… y rumbear para ese horizonte igualitario que algunos llamamos socialismo
Fuente foto: INDYMEDIA
Argenpress 20/12/11