Cómo creció Cirigliano, el grupo empresario que ahora el poder político repudia
Pablo Icardi (MDZOL)
La empresa nació con humildes pretensiones. Pero creció enormemente en las últimas dos décadas gracias a la ayuda de los distintos gobiernos. Manejan trenes, colectivos urbanos, de larga distancia y hasta una empresa que emite los ticket. Subsidios, negocios redondos y amistades desde Menem hasta Cristina.
Podría ser la historia clásica de una familia fundada por inmigrantes que llegaron con una mano atrás y otra adelante y crecieron bajo el esfuerzo. Así se vende la familia Cirigliano, los fundadores y propietarios de un emporio del transporte que creció con amplia ayuda de distintos gobiernos y que hoy son el foco de todas las miradas por ser los operadores, a través de TBA, de la línea Sarmiento de trenes. Esa línea es en la que ocurrió la tragedia de Once, donde murieron 50 personas el miércoles pasado.
El grupo familiar tiene fuerte presencia en el transporte urbano y de larga distancia, en los trenes y extendió sus brazos al exterior: manejó negocios en Brasil, y tiene presencia en Estados Unidos y Perú. También tuvo un fuerte, fugaz y polémico paso por el negocio de los seguros.
Gran parte de la expansión gigantesca que tuvo en las últimas dos décadas de debió a la «ayuda» estatal. El Grupo Cirigliano es uno de los principales destinatarios de subsidios y ayudas del Gobierno. Y, según las denuncias de la Auditoría General de la Nación y legisladores de la oposición, la empresa derivó esos recursos, que tenían como destino original la mejora del servicio, a financiar negocios propios y a la expansión del grupo.
La empresa fue creada por Nicola Cirigliano hace más de 50 años. Sus hijos Mario y Claudio son quienes lo siguieron y ayudaron a expandir el negocio, con ayuda de distintos gobiernos.
El grupo incluye las empresas Cometrans S.A., Tatsa S.A. (carrocerías de colectivos), Emfersa S.A.(empresa de material ferroviario), TBA Trenes de Buenos Aires, Metrovías, Opportrans (metro de Río de Janeiro), Grupo Plaza de colectivos urbanos (líneas 36, 61, 62, 104, 114, 124, 133, 140, 141, 142). También manejan las líneas de larga distancia El Rápido Argentino, Plus Ultra y Mercobus y también el servicio de emisión de pasajes «Pasaje Plus». El Grupo Plaza opera un total de 40 líneas urbanas; 20 en la Ciudad de Buenos Aires, 12 en la ciudad de Bahía Blanca y 8 líneas en la ciudad de Santa Rosa, La Pampa. También poseen la firma Sig SA y Transmedios, dedicada a la publicidad callejera.
Los Cirigliano no tuvieron problemas en llevarse bien con los últimos gobiernos. Explotaron durante la década del menemismo, principalmente luego de lograr varias concesiones, como la del servicio de trenes urbanos. Con De La Rúa también tuvieron excelente relación y hasta formaron parte de comitivas oficiales en viajes al exterior; actitud que mantuvieron con Duhalde y afianzaron con Néstor y Cristina.
«La influencia ejercida por las empresas de transporte ferroviarias privatizadas, encabezadas por TBA, y su capacidad para constituirse como un poderoso grupo de presión, capaz de condicionar decisiones de gobiernos, cerrar causas judiciales o lograr el desplazamiento de funcionarios, no debe ser desestimada», explica el legislador de Buenos Aires Sebastián Cinquerrui, quien realizó dos profundos informes sobre el accionar del Grupo Cirigliano.
La otra clave del negocio del grupo es tener un círculo cerrado en sí mismo: operan los trenes, el gobierno otorga plata para reparar las unidades y esos recursos, en la mayoría de los casos, va a parar al propio Grupo a través de las empresas satélite que maneja.
Los dos hermanos Cirigliano quedaron involucrados en las causas que se iniciaron contra el ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime. Entre otras cosas Jaime usó su avión particular y, como si fuera poco, los Cirigliano estaban en la lista de empresarios que estuvieron en Casa Rosada el día que Antonini Wilson se hizo presente en su escandalosa visita en la que le secuestraron una valija plagada de dólares.
Argenpress 24/02/12