Huelga histórica del Subte
Los cortocircuitos de los Metrodelegados, el Macrismo y el Kirchnerismo y la izquierda.
Una oportunidad perdida
Después de 10 días de paro, los dirigentes de la mayoría de los metrodelegados del subte, “Beto” Pianelli y Nestor Segovia firmaron un acuerdo junto con Metrovías, el gobierno de la Ciudad y aceptaron otro de la burocracia de la UTA y la cartera laboral y la empresa sobre aumentos de salarios. La enorme disciplina de los trabajadores y su espíritu de sacrificio durante el paro no se vio igualado por la calidad de su dirección que apareció confusa, desorientada y finalmente capítuló.
El acta firmada no satisface los reclamos salariales. Pedían el 28% y aceptaron el 23% aceptado por la UTA antes del conflicto. Aseguraron no volver a parar: el acta firmada dice textualmente que “en virtud del acuerdo que en este acto suscriben, las partes ratifican el compromiso de preservar la Paz Social” (expediente Nº 1615648/2012). Pianelli salió a decir “que no quiere repetir ‘ni loco’ un paro como el que paralizó diez días ese medio de transporte” (La Nación, 14/8).
El acta acuerdo firmada, en el expediente Nº 1615648/2012, no incluye un aumento salarial sino una suma fija no remunerativa que va de $1600 a $3200 (dependiendo de la categoría), “a cuenta de las condiciones definitivas que se acuerden”, que será cobrada sólo por el mes de agosto. Ni se mencionan los días caídos por el paro, sino que es a cuenta de un futuro (e improbable) aumento salarial. En el acuerdo “la empresa manifiesta que cumplirá lo acordado en la presente cláusula, para lo cual requerirá los fondos que sean necesarios a ese fin”. Es decir, lo supedita al cobro de subsidios de estado aunque es incierto si se le pedirán al estado nacional o al de la Ciudad ya que hay una disputa sobre tenencia de los subtes entre ambos gobiernos.
“Beto” Pianelli mismo reconoció que el acuerdo es nefasto: él mismo declaró que «suspendimos la medida y llegamos a un acuerdo transitorio. Sabemos que acá no se termina el problema, que el salario no está arreglado y que hay 1500 paritarias resueltas menos la nuestra. Pero decidimos hacer un gesto por la gente. Hoy nos dieron migajas” (La Nación, 14/8). Tanto Pianelli como Segovia reconocieron en el programa de TN “A dos voces” que la empresa “no tiene el dinero para el aumento” y le echan la culpa a Macri – defendiendo al gobierno nacional – asegurando que existe dinero de subvenciones depositado por la Nacion a favor del gobierno de la Ciudad en un banco, hecho que el Macrismo ha negado enfáticamdente. “Como puede haber dinero en una cuenta a nuestro nombre” – dijo el propio Macri – “si nunca hemos abierto una?”
Además del aumento salarial, los Metrodelegados tenían otros reclamos: “Estos eran: una extensión de la licencia por vacaciones (solicitaban que se contabilizaran como días hábiles y no corridos); 10 días en total de licencias para trámites personales que no se pudieran efectuar fuera de las seis horas de trabajo, que los días de huelgas no se descuenten y que se les pague una suma extraordinaria de carácter no remunerativo.” (La Nación, 14/8). Tambien exigían recategorizar a un buen número de trabajadores. La patronal solo les concedió un día adicional de vacaciones cada siete días corridos de la misma, se extendió en un día las licencias por fallecimientos y admitió algunas recategorizaciones. Fuera de eso, nada.
Luego que las encuestas le mostraran al Macrismo el enojo “social” por el paro por parte de los usuarios y la clase media de la ciudad, el Macrismo paso a la ofensiva. El fiscal General Adjunto de la Ciudad, Luis Cevasco, inició un expediente para criminalizar a los “metrodelegados” y despues amenazó con ordenar el desalojo de los metrodelegados a través de la Fiscalía General de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la “fuerza pública”. Tamnbien le impuso una multa millonaria de $4.5 millones a AGTSyP por no acatar la primera conciliación obligatoria. Un diputado macrista, Alejandro García, llegó a decir que “los metrodelegados deberían renunciar o ser echados por Metrovías” (Perfil, 13/8).
El paro tambien comenzó a afectar la imagen de CFK en las encuestas ya que muchos habitantes de la ciudad y el conurbano responsabilizaban tanto a su gobierno como al Macrismo del conflicto. Segovia dijo públicamente que, en la reunión con Cristina en la Casa Rosada a la que asistió Pianelli durante el paro, Cristina le dijo “muchachos, dejensé de joder y levanten el paro“ (Infobae, 11/8). Esto se demoró un poco por la tosudez de muchos trabajadores de base que insistían en continuar las acciones.
Desde hace tiempo, Nestor Segovia, despues de abandonar su militancia en el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST) se sumó a la organización oficialista K MILES de Luis D’Elia. Pianelli, de declamarse izquierdista, se sumó a las filas de los K de Nuevo Encuentro tal cual lo declararon ambos, reiteradamente, en público. Pianelli, hace un par de años, cuando una fracción pro-K se escindió del MST participó de una de sus reuniones iniciales y dijo: “Fuimos tontos. El gobierno Kirchnerista nos ofreció el puente de oro hacia el reconocimiento de nuestro sindicato y nos negamos a aceptar el compromiso. Eso lo tenemos que cambiar. Lo vamos a cambiar.”
Tanto Segovia como Pianelli quedaron así entrampados en la lucha interburguesa entre el Kirchnerismo y el Macrismo por el traspaso del subte, sumándose a la estrategia K de dárselos a la Ciudad. De eso hicieron uno de los ejes del conflicto lo que fue un error garrafal. Primero porque el traspaso a la Ciudad del transporte – como antes la educación y la salud – significa un retroceso en los servicios y una capitulación a los deberes del estado nacional de garantizar los servicios mas básicos de toda la población del país. La intención del gobierno K con el transporte, como lo fue antes del Menemismo con la educación y la salud, es deteriorar los servicios y garantizar su privatización, ahorrando gastos al gobierno nacional y transfiriendo a las provincias y la Ciudad una responsabilidad financiera más que, ante la imposibilidad de cubrirla eficientemente, los vuelve rehenes del poder central y su manejo de la coparticipación y los subsidios.
La posición de los Metrodelegados tambien los debilita frente a la burocracia de la UTA con la que estan enfrentados desde sus inicios. Para el caso que Macri tenga que aceptar el traspaso de los subtes sin fondos (“medios”, le dicen) tiene en carpeta un acuerdo con la UTA para reducir el personal entre las filas de los que apoyan a los Metrodelegados y explica porque acordó con la UTA antes del paro e impuso multas y exige represalias contra los Metrodelegados.
Obviamente, la solución al problema es la exigencia de la anulación de las concesiones del Subte al Grupo Roggio (que ni siquiera puede garantizar los salarios y ha disminuido en 20% las formaciones operativas del medio de transporte) y su vuelta a la estatización completa bajo control social de los trabajadores y los usuarios. A esta línea de acción se han opuesto explícitamente los seguidores de Pianelli y Segovia, prefiriendo quedar enredados en las maniobras K.
No les fue mucho mejor durante el conflicto a la oposición interna por izquierda a los Metrodelegados compuesta por la Lista Tricolor del Partido Obrero y el PTS. Comenzando por el hecho de que se dividieron en cuanto que hacer en el conflicto. Mientras el PTS criticó el paro de Segovia-Pianelli y sostuvo que había que detenerlo despues de las primeras 48 horas y discutir otro igual para más adelante, el PO quería “huelga por tiempo indefinido hasta lograr el 28%” pero poco hizo para extender esta posición mas alla de la Linea donde concentra su activo.
No hicieron eje en la estatización de los subtes y se limitaron a criticar a Segovia-Pianelli por dejar fuera de crítica al gobierno nacional aunque nunca desafiaron la posición del traspaso del transporte a la Ciudad ni defendieron la función del estado nacional en el mismo contra la opinión de los K.
De hecho, a pesar de sus declaraciones, tanto la posición del PTS como de PO le cubrían las espaldas a la política de Segovia- Pianelli. Asi, tanto PO como el PTS rifaron la confianza de un tercio de los trabajadores que los habían votado en las últimas elecciones del gremio.
Ni a Segovia-Pianelli, ni al PTS y PO se les ocurrió plantear una estrategia de conflicto que consistiera en la apertura de molinetes por tiempo indeterminado, la exigencia de la estatización completa y del control de los trabajadores y usuarios del servicio, el rechazo del traspaso a la ciudad y la exigencia de la inversión inmediata de fondos millonarios para mejorar el sistema, así como de un acuerdo salarial y de condiciones laborales más favorables. En oposición a esto, los dos sectores se sumaron a una estrategia que pudo ser utilizada por el Macrismo para poner a los usuarios en contra del paro.
Lo único positivo en este último sentido fue que los Metrodelegados anunciaron con anticipación el paro a los usuarios, pero obviamente esto no resultó suficiente.
Izquierda info 16/08/12