¡Salarios igual a la canasta familiar!
35,2 %. Esa es la cifra testigo lograda en el gremio de la Alimentación que está funcionando como piso en las negociaciones salariales en curso. Del 19% que querían imponer al comienzo de las paritarias se pasó a aumentos que van del 25 al 35 %. Y gremios que acordaron por menos, como Luz y Fuerza -22 %-, lo hicieron por seis meses. Por eso está pidiendo reabrir la discusión salarial con paros. Un claro fracaso del plan gobierno-patronales- CGT.
A su vez, el burócrata gastronómico Luis Barrionuevo -amigo de Duhalde y la Mesa de Enlaceestá pidiendo el 40%. Y en Comercio, con conciliación obligatoria, se trancó la negociación cuando se había anunciado un aumento del 29%. ¿Esto significa que los Daer, Lescano, Cavalieri y Barrionuevo se han vuelto “combativos”? Claro que no.
“La percepción de los empresarios es que las bases de los gremios están teniendo un excesivo protagonismo en la discusión. Ponen como ejemplo la toma de las plantas de Arcor, que se extendió durante 23 días, y los cortes de la Panamericana por Kraft. Están desbordados y eso es siempre un problema, dijeron de la UIA” (La Nación, 19-05). Allí está la explicación. La presión de las bases se hace sentir. Los trabajadores ven que plata hay y no va para salario. La debilidad de la burocracia para hacer valer su política de contención, junto a los roces entre ellos, son aprovechados por las bases para reclamar medidas de acción. Se mostró en la Alimentación, donde se desconocieron tres conciliaciones obligatorias mostrando la radicalización de trabajadores de este importante gremio industrial. Está claro que si se están logrando aumentos de acuerdo al “INDEC de los supermercados”, como decía Moyano, no es por obra y gracia del dirigente camionero y sus socios, sino por la fuerza que viene desde abajo. Hasta Barrionuevo salió a decir que los dirigentes que no actualicen los porcentajes (caso Bancarios, que firmó por el 23%) “van a tener problemas con sus bases”. Incluido él, agregamos.
Ante ello, las patronales salieron a poner el grito en el cielo. Héctor Méndez, titular de la UIA, dijo “hay que pedir aumento cuando hay hambre”. ¿Por qué entonces no ordena a sus empresarios amigos que aumenten los salarios a todos los trabajadores al valor de la canasta familiar, para terminar de raíz con ese flagelo? Quieren encubrir que la mayoría de los sueldos son de pobreza, al igual que las jubilaciones. Y vuelven a usar el argumento de que pedir aumentos “desmesurados” generaría más inflación. ¡Mientras los grandes empresarios aumentaron hace meses la carne y las verduras al 100%, cuando ni siquiera se habían abierto las paritarias! Las mismas patronales que desde la devaluación de 2002 vienen haciendo fabulosas ganancias y un gran colchón -automotrices, exportadores, bancos- que nunca trasladaron de igual forma al salario. Ni qué hablar de los empleados estatales nacionales, que no han tenido ningún aumento en lo que va del año. O los trabajadores de la salud, docentes y el resto de empleados públicos que, mientras ven que la presidente paga deuda externa con reservas, sus ingresos pierden día a día ante la brutal inflación.
La preocupación de que se pidan aumentos mayores y que las paritarias no se firmen por un año también alcanza a la CGT. Su cúpula se reunió con la UIA, “para evaluar el panorama laboral y salarial”. Es decir, para discutir un plan que amortigüe los reclamos.
El gobierno se juega a frenarlos vía la conciliación obligatoria. La declaró ante paros de dos horas en el Gremio Químico que reclama el 33%, entre otros. O dando de apuro sumas a cuenta, como los $ 700 otorgados a los choferes de larga distancia, con la intervención del propio ministro Tomada, para no empañar el fin de semana largo del Bicentenario. Los Ferroviarios del Sarmiento están en conciliación luego de un exitoso paro de 24 horas por el convenio. El subte reclama por su nuevo sindicato. Los trabajadores del Diario Crítica ocupan la planta para evitar el cierre. A lo que hay que sumar los reclamos contra los despidos, como el de los 6 trabajadores de Lia-Arcor, Córdoba, en represalia por las medidas de fuerza que tomaron semanas atrás, conflicto en el cual se dictó la conciliación obligatoria al cierre de esta edición.
Y si hubo una lucha ejemplar fue la de los docentes neuquinos. Catalogada de “histórica”, obligó al gobierno de Sapag a conceder más de lo que estaba dispuesto y a los dirigentes a luchar por más de lo acordado con aquel. Donde se ganaron a la conducción mayoritaria de Aten asambleas decisivas, se impusieron marchas masivas y se desconoció la conciliación obligatoria a pesar del aislamiento de Ctera-CTA, que se negó a fijar un paro nacional en apoyo a esa heroica lucha protagonizada en la tierra de Fuentealba, mostrando una enorme fuerza de la base docente neuquina que dio esta enorme pelea junto a un combativo activismo (ver página 3).
La pulseada salarial va a seguir. O, mejor dicho, recién empieza. Se han logrado acuerdos en casi 30 gremios, cuando en 2009 se firmaron 1.500. Los próximos meses seguramente serán de alta conflictividad. Quien fogonea los reclamos es el constante aumento de precios en los alimentos mientras se preparan subas en las tarifas. Argentina, junto a Venezuela y el Congo, es el tercer país con más alta inflación del mundo. A su vez, hay gremios que con los aumentos conseguidos se han quedado muy atrás. Por ejemplo los docentes, donde Ctera firmó por un 17% a principio de año. Augurando que, muy probablemente, los maestros tengan que salir a pelear en los próximos meses.
La CGT y CTA, lamentablemente, han dejado que los reclamos sean por gremio, dividiendo al movimiento obrero. ¡Imaginémonos la fuerza que se podría lograr si sus conducciones lanzaran una medida nacional y un plan de lucha por un aumento de emergencia para todos los trabajadores! Lamentablemente sus dirigentes están en otra. En frenar y desviar las luchas.
Mientras exigimos que la CGT-CTA abandonen su pasividad y el pacto de sus cúpulas con el gobierno y las patronales, hay que impulsar la más amplia unidad del movimiento obrero para reclamar asambleas y plenarios de delegados con mandato para votar medidas por aumento de salario. Coordinar con sectores del propio gremio y de otros que estén luchando, para fortalecer los reclamos. El 35% logrado en la Alimentación debe ser el piso a reclamar. En los gremios que ya firmaron por menos hay que exigir que se reabran las paritarias para pedir una actualización salarial de acuerdo al real costo de vida. El objetivo es alcanzar el valor de la canasta familiar que está alrededor de 4.500 pesos. Porque ningún trabajador, para vivir dignamente, debe ganar menos de esa cifra.
El Socialista 02/06/10