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Fusilamiento de trotskistas en Vorkuta

 Marzo-abril de 1938

Fusilamiento de trotskistas en Vorkuta

vorkuta minas
La represión masiva en la URSS bajo la dictadura de Stalin en la década del 30 alcanzó a varios millones de víctimas. Entre 1936-38 fueron exterminados en los campos de concentración miles de miembros de la Oposición de Izquierda, seguidores de Trotsky.

Escribe: Mercedes Petit

El viraje político que encabezó Stalin a partir de 1924 en la URSS significó la ruptura completa con el marxismo revolucionario, el leninismo. Se abandonó el camino iniciado en 1917, que buscaba avanzar hacia la liquidación del dominio capitalista imperialista en el mundo, logrado el triunfo de la revolución socialista internacional. Apoyándose en el cansancio de las masas soviéticas, desgastadas por los tremendos sacrificios de la guerra civil y en el aislamiento del país, el aparato burocrático comenzó a prometer un utópico “socialismo en un solo país”, y a denunciar al “trotskismo” como el gran escollo para lograrlo. Se fue liquidando la democracia interna en el gobernante PCUS (Partido Comunista de la Unión Soviética) y en los Soviets, e imponiendo un creciente totalitarismo en todos los aspectos de la vida del país.

Quienes se opusieron activamente y desde el comienzo al viraje político estalinista y la represión fueron León Trotsky y sus seguidores en la Oposición de Izquierda. Así, fueron blanco privilegiado de la persecución burocrática. Trotsky denunciaba que cuando en 1928 fue expulsado del PCUS, y luego exiliado, fueron unos 11 mil los militantes detenidos y deportados a Siberia y otros lugares de concentración y trabajos forzados. En los años 30 la represión se transformó en un genocidio.

El infierno helado de Vorkuta

Esta ciudad queda al norte de los montes Urales, en el círculo polar ártico. Es la región de la tundra, una llanura eternamente helada, cuya temperatura local a menudo es de 50 grados bajo cero. La burocracia estalinista enviaba allí a trotskistas, anarquistas, mencheviques, simples críticos incautos, intelectuales inquietos y también presos comunes. Muchos, con sus familiares. Fueron miles y miles. La mayoría hacía trabajo forzado en las minas de carbón.

Según distintos testimonios, la mayor parte de los trotskistas que aún sobrevivían en 1936 en distintos campos del país, fueron concentrados en Vorkuta y en Pechora, unos 400 kilómetros al sudoeste.

Cuenta Pierre Broué1: “El menchevique MB, escapado de Vorkuta, describió a estos militantes -sus adversarios políticos- que calculaba en varios millares, de los cuales había mil en el campo donde vivía: se negaban a trabajar más de ocho horas, ignoraban el reglamento sistemáticamente, en forma organizada, criticaban abiertamente a Stalin y la línea general de conjunto declarándose, al mismo tiempo, listos para la defensa incondicional de la URSS.

“En el otoño de 1936, después del primer proceso de Moscú, organizaron mitines y manifestaciones de protesta, luego hicieron votar una huelga de hambre en asamblea general. Sus intervenciones eran, según María Joffé2, 1) el reagrupamiento de los presos políticos y su separación de los presos comunes; 2) la reunión de las familias dispersas en campos diferentes, 3) un trabajo conforme a la especialidad profesional, 4) el derecho a recibir libros y diarios, 5) la mejora de las condiciones de alimentación y de vida.” Y aclara Broué que el comité de huelga elegido eran todos “bolcheviques-leninistas”, es decir, trotskistas, y varios de ellos veteranos de las huelgas de hambre de 1931 y de 1933 en el campo de Verkhneuralsk.

La huelga duró 132 días. No lograron quebrarla ni con alimentación forzosa, ni suprimiendo la calefacción con –50 grados. A principios de 1937 llegó la orden de Moscú disponiendo satisfacer los pedidos. Los detenidos se fueron realimentando progresivamente bajo control médico.

La fábrica de ladrillos

La tregua duraría solo unos meses. Recomenzó el hostigamiento y la represión. Casi todos los trotskistas ex huelguistas, así como otros presos que los habían acompañado, fueron agrupados en construcciones aparte, en una vieja fábrica de ladrillos, rodeados de alambrados de púa y controlados militarmente día y noche.

Sigue Broué: “Una mañana de marzo de 1938, treinta y cinco hombres y mujeres, bolcheviques leninistas, fueron llevados a la tundra y alineados a lo largo de fosas preparadas y fueron ametrallados.” Entre ellos estaban los integrantes del comité de huelga. Las ejecuciones continuaron durante dos meses.

María Joffé escribió: “La fábrica de ladrillos había reunido bajo su techo roto a lo mejor de la elite creadora de los campos; la crema de los espíritus valientes y audaces. Con sus argumentos y su entrenamiento, su capacidad de dar respuestas lógicas, a veces proféticas, habían aportado un dinamismo de vida a la existencia estática intolerable de esa caja increíblemente gélida y llena de enfermos.”

“Me condenaron porque no creía en la victoria del socialismo en un solo país”

En los cincuenta volvieron a difundirse los horrores de los campos, como “samizdat” (materiales clandestinos que van de mano en mano)3. El 17 de noviembre de 1962 se publicó, autorizado por Kruschev, un articulo de Alexander Solzhenitsyn, un ex militar del Ejército Rojo, enviado a distintos campos desde 1945 por criticar a Stalin. Un día en la vida de Iván Denisovich impactó al público de la URSS y al mundo. En el primer círculo difundió las huelgas de hambre de los trotskistas. En 1973 publicó su obra monumental Archipiélago Gulag, entrevistando a más de 200 sobrevivientes. Fue expulsado en 1974.

Solzhenitsyn criticaba la represión de Stalin, pero no lo diferenciaba de Lenin y Trotsky. Rechazando a la revolución de 1917, pretendía una Rusia idílica basada en una economía agraria y comunal. Pero sus crónicas son un testimonio imprescindible. Entre sus entrevistados, difundió el caso de Vasili Grigorevich Vlásov, detenido en Ivanovo, en el centro del país. Durante el terror estuvo 41 días esperando ser fusilado, negándose a pedir un indulto, y milagrosamente su condena a muerte fue transformada en 20 años de reclusión. Cuenta Solzhenitsyn que, al enterarse, conservó el animo para decir a sus carceleros: “Me condenaron porque no creía en la victoria del socialismo en un solo país. Pero parece que tampoco confía en ello Kalinin, si es que piensa que dentro de 20 años aun precisaremos de campos penitenciarios4.

Trotsky fue finalmente asesinado en 1940 por un agente de Stalin. Pero su lucha y la de sus miles de seguidores masacrados en la URSS siguió marcando el camino revolucionario, ya que la burocracia llevó al total fracaso al denominado “socialismo real”, mientras que el trotskismo sigue planteando la construcción de una alternativa revolucionaria consecuente, que retome el camino del internacionalismo y el leninismo aplastados desde la década del 20.

 

1. Los trotskistas en la URSS (1929- 1938). Pierre Broué (1926-2005) fue un destacado historiador y dirigente trotskista de larga trayectoria, director de los Cahiers du León Trotsky.
2. María Joffé era la esposa del dirigente bolchevique y amigo personal de Trotsky Adolf Joffe, quien, gravemente enfermo, se suicidó poco después de la expulsión de Trotsky del PCUS. María Joffé siguió en la oposición y fue enviada a Siberia en 1929. Fue liberada en 1957. Escribió sobre sus 29 años en prisión el libro One long night.
3. Memorias de un bolchevique leninista, de autor “anónimo”, con una historia de la Oposición de Izquierda en los campos, comenzó a circular completo después de la caída de Kruschev. Fue publicado en español por Editorial Pluma, Bs. As., 1975, en Samizdat.
4. Archipiélago Gulag (1918-1956), Tusquets, 2002, pág. 225/6.

El socialista 10/04/13

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