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11-S: ¿Operación Interna u Operación del Mossad?

11-S: ¿Operación Interna u Operación del Mossad?  

Israel y las gemelas

por Laurent Guyénot – Red Voltaire

«Los servicios de inteligencia de EEUU y europeos sabían muy bien que el desastroso ataque fue planeado y ejecutado por la CIA y el Mossad con el fin de acusar a los países árabes de terrorismo y para poder atacar a Irak y Afganistán».

Mientras se va conociendo poco a poco el papel jugado por Israel en la desestabilización del mundo posteriormente al 11 de septiembre 2001, se entiende entonces mejor, la idea de que una facción del Likud, ayudados por sus aliados infiltrados en el seno del aparato de Estado de los EEUU, sean los responsables de la operación de bandera falsa del 11 de septiembre, entonces la idea cuaja, esto se vuelve creíble y contundente, e incluso hay algunas personas que tuvieron el coraje de declarar públicamente. Uno de ellos fue Francesco Cossiga, presidente de Italia entre 1985 y 1992, dijo el 30 de noviembre de 2007, el diario Corriere della Sera: «Nos quieren hacer creer que Bin Laden confesó ser el autor del atentado del 11 de septiembre de 2001 sobre las torres gemelas de Nueva York — a pesar que los servicios de inteligencia de EEUU y europeos sabían muy bien que el desastroso ataque fue planeado y ejecutado por la CIA y el Mossad con el fin de acusar a los países árabes de terrorismo y para poder atacar a Irak y Afganistán».

«Alan Sabrosky, ex profesor de la Escuela Superior de Guerra del Ejército de EEUU y de la Academia Militar de EEUU, no dudó en proclamar su convicción de que el 11 de septiembre es un «clásico orquestado por el Mossad», operación llevada a cabo con la complicidad dentro del gobierno estadounidense. La voz de Alan Sabrosky suena, repercute y se transmite con fuerza dentro de los círculos de los veteranos del Ejército de EEUU, quienes están asqueados por las infames guerras a las cuales se ven implicados y deben cumplir, todo esto a causa de una mentira, la mentira del 11 de septiembre o como fueron también las armas de destrucción masiva Saddam Hussein.

Los argumentos a favor de la hipótesis de una implicación del Mossad no sólo se debe a la reputación que tiene como servicio secreto más poderoso del mundo, sino a un informe de la U.S. Army School for Advanced Military Studies (citado por el diario Washington Times en vísperas del 11 de septiembre), que describe al Mossad como siendo algo «Cínico. Solapado, despiadado y astuto. Capaz de llevar a cabo un ataque contra las mismas fuerzas estadounidenses y disfrazarlo como un acto cometido por palestinos / árabes» . La implicación del Mossad, junto con otras unidades de élite israelíes, son cosas reales y evidentes por una serie de hechos poco conocidos.

Los bailarines israelíes

¿Sabe por ejemplo, que las únicas personas que fueron detenidas el mismo día en relación con los ataques terroristas del 11 de septiembre 2001 son todos israelíes? La información fue dada a conocer al día siguiente por el periodista Paulo Lima en el diario The Record, cotidiano del condado de Bergen en el Nueva Jersey, informaciones basándose en fuentes policiales.

Inmediatamente después del primer impacto en la torre norte, tres individuos fueron vistos por varios testigos en el techo de una camioneta estacionada en el Liberty State Park en Jersey City, «se regocijaban» (celebrating) «saltando de alegría» (jumping up and down), y se fotografiaban con las torres gemelas atrás. Luego trasladaron su camioneta a otro parking situado en Jersey City, donde otros testigos los volvieron a ver festejando y celebrando de manera ostentosa [los ataques terroristas].

La policía lanzó de inmediato una alerta BOLO (be-on-the-look-out) : «Vehículo posiblemente relacionado con el ataque terrorista en Nueva York. Camioneta Chevrolet modelo 2000, color blanco, con placa de New Jersey y un logo de «Urban Moving Systems» en la parte trasera del auto, el cual fue visto en el Liberty State Park, Jersey City, NJ, en el momento del primer impacto del avión contra las torres gemelas del WTC. Tres individuos en la camioneta fueron vistos celebrando y regocijándose después del impacto inicial y la explosión que siguió”.

La camioneta fue interceptada y detenida por la policía unas horas más tarde, a bordo iban cinco jóvenes israelíes: Sivan y Paul Kurzberg, Yaron Shmuel, Oded Ellner y Omer Marmari. Forzados de salir del vehículo físicamente y obligados de acostarse en el suelo, el conductor, Sivan Kurzberg, lanzó entonces esta enigmática frase: «Somos israelíes. No somos su problema. Sus problemas son nuestros problemas. Los palestinos son el problema». Las fuentes policiales que dieron informaciones y otros detalles al periodista Paulo Lima estaban convencidos de la implicación de estos israelíes en los ataques que ocurrieron en la mañana contra las torres gemelas: «Tenían mapas de la ciudad en la camioneta y en donde habían marcado algunos puntos importantes. Parecía como si supieran todo lo que iba a pasar […] daban la impresión que estaban al corriente de los sucesos cuando se encontraban en el Liberty State Park.

«Se encontró además que estos jóvenes israelíes llevaban consigo diversos pasaportes de varias nacionalidades, casi 6.000 dólares en efectivo y billetes de avión abiertos (open) para viajar al extranjero. Los hermanos Kurzberg fueron identificados formalmente como agentes [espías] del Mossad. Los cinco israelíes trabajaban oficialmente para una empresa de mudanzas llamada Urban Moving Systems, cuyos empleados eran en su mayoría israelíes. «Yo estaba llorando. Y estos cinco tipos estaban bromeando y jactándose [de los ataques] y eso me molestaba y perturbaba mucho [8]», confiesa al diario The Record uno de los pocos trabajadores no israelíes. El 14 de septiembre, después de recibir la visita de la policía, el dueño de la empresa de mudanzas, Dominik Otto Suter, abandonaba rápidamente el país [los Estados Unidos] con destino a Tel Aviv.

La información divulgada por el diario The Record, información confirmada por el informe de la policía, fue retomada por los sitios de investigación como el Informe Wayne Madsen Report (14 de septiembre de 2005) y Counterpunch (7 febrero 2007). Dicha información fue también utilizada por algunos grandes medios de comunicación, pero de una manera que minimizaba su importancia: el New York Times (21 de noviembre 2001) omitió de mencionar la nacionalidad de las personas, al igual que el canal Fox News y la agencia de noticias Associated Press. El diario Washington Post (23 noviembre 2001) aunque dijo que eran israelíes no mencionó nada acerca del conocimiento que tenían estos israelíes sobre los trágicos sucesos. En cambio, la revista The Forward (15 de marzo 2002), publicación de la comunidad judía de Nueva York, reveló, citando una fuente anónima de la inteligencia de EEUU, que la empresa Urban Moving Systemsera la cobertura de una antena del Mossad (hecho que no le impidió recibir un préstamo federal de 498.750 dólares, como lo demuestra los registros y archivos del impuesto y fisco estadounidense.

El FBI ordenó una investigación sobre este caso, investigación que quedó plasmada en un informe de 579 páginas, investigación parcialmente desclasificada en 2005 (lo será completamente en el año 2035). El periodista independiente Hisham Hamza analizó este informe en detalle en su libro “Israel y el 11 de septiembre: Un Gran Tabú” (publicado en francés). Demostrando de manera fehaciente y abrumadora una serie de elementos que demuestran la implicación de los servicios secretos de Israel en los atentados del 11 de septiembre de 2001. En primer lugar, las fotos que se tomaron estos jóvenes israelíes muestran actitudes de celebración y festejo delante de la torre norte en llamas: «Están contentos y sonriendo, se abrazan y se dan palmadas en sus manos». Para explicar este comportamiento, los sospechosos israelíes dijeron que estaban simplemente encantados de saber que «en adelante los Estados Unidos deberían tomar drásticas medidas para luchar contra el terrorismo en el mundo» (aunque en este momento preciso, la mayoría de la gente [y periodistas] pensaba que el avión estrellado en la primera torre gemela era un accidente de avión y no un acto de terrorismo).

Más grave aún, un testigo los vio posicionados ya a las 8:00 de la mañana, es decir mucho antes que el primer avión choque con la primera torre, por otro lado, otros testigos certifican que ya estaban tomando fotos justo cinco minutos después del accidente, hecho confirmado al verificarse sus cámaras fotográficas y sus fotos tomadas. Un ex empleado de la empresa de mudanzas Urban Moving Systems certificó al FBI el ambiente fanáticamente pro-israelí y anti-estadounidense que reinaba en dicha compañía, repitiendo las palabras que él escuchó decir de la boca del director Dominik Otto Suter: «Dame veinte años, y nos ampararemos de sus medios de comunicación y entonces destruiremos los EE.UU”. Los cinco israelíes arrestados estaban en contacto con otra empresa de mudanzas llamada Classic International Movers, cuatro empleados de esta otra compañía de mudanzas fueron interrogados por separado por sus vínculos con los 19 presuntos piratas secuestradores de aviones implicados en los atentados del 11 de septiembre. Uno de los cuales había telefoneado a «un individuo en Sudamérica que tenía verdaderos vínculos con militantes islámicos en el Medio Oriente”. Finalmente, «un perro policía, amaestrado para detectar con su olfato explosivos dio un resultado positivo de presencia de trazas de explosivos en el vehículo de los israelíes».

Como nota el investigador Hamza, la conclusión del informe nos deja pensando y perplejos: el FBI informa a la Policía local la cual detiene a los sospechosos, “que el FBI no tenga más interés para investigar a estos detenidos israelíes y decide iniciar el procedimiento para una salida del país por migración común y corriente”. Una carta del Servicio Federal de Inmigración y Naturalización demuestra que la dirección del FBI había recomendado el cierre de esta investigación ya desde el día 24 de septiembre de 2001. Sin embargo, los cinco israelíes pasaron 71 días en prisión en Brooklyn, en la que se negaron a hablar para pasar finalmente por el detector de mentiras que detectó todas sus incoherencias sentenciándolos como mentirosos. Más tarde fueron repatriados bajo la única acusación de violación de visado.

Finalmente, debemos mencionar un detalle importante de este caso, que puede proporcionar una explicación adicional al exuberante y extraño comportamiento de estos jóvenes israelíes: ciertos testigos indicaron en sus llamadas telefónicas a la policía, que los individuos regocijándose [de los atentados] en el techo de su furgoneta parecían ser «árabes» o «palestinos». En particular, poco después del colapso de las torres, una llamada anónima a la policía de Jersey City, –informa el mismo día la NBC News que «una camioneta de color blanco con dos o tres tipos en el interior, se parecen como palestinos y ellos giran alrededor de un edificio», uno de ellos «mezcla y combina cosas y tiene esa vestimenta ’jeque’ árabe. […] Sí, está vestido como un árabe».

Todo apunta a que estas personas eran precisamente los cinco israelíes arrestados más tarde. Dos hipótesis me vienen a la mente: o bien nuestros falsos trabajadores de mudanzas estaban realmente implicados en una operación para hacerse pasar por árabes palestinos, o si el testigo o testigos que los describieron como tales eran cómplices de los israelíes. En un caso como en el otro, está claro que su objetivo era iniciar un rumor en los medios de comunicación, para hacer hablar que se habían visto a árabes musulmanes que no sólo estaban regocijándose de los atentados, sino que al mismo tiempo tenían conocimiento de lo que iba a pasar. Y esa versión fue transmitida en realidad en algunos radios desde el mediodía y en la NBC News en su emisión de la tarde.

Yo personalmente me inclino hacia la segunda hipótesis (informantes / falsos testigos cómplices en lugar de verdadero disfraz árabe) debido a que el informe policial no indica ropa exótica encontrado en la furgoneta, pero sobre todo porque el informador antes mencionado, insiste en ese detalle de la vestimenta, el de la ropa árabe, y además haber querido engañar a la policía dándole una falsa ubicación de la furgoneta; la cual fue interceptada porque la policía no se contentó solamente de seguir la dirección que le fue dada sino que bloqueo todos los puentes y túneles subterráneos entre Nueva Jersey y Nueva York . Pero lo más importante es esto: si los israelíes no hubiesen sido detenidos al final de la tarde, esta historia probablemente habría hecho sensación en las primeras páginas de los diarios con el título: The Dancing Arabs (El Baile de los Árabes), es decir acusando a los árabes. En lugar de esto, la historia fue pasada bajo silencio y no circuló que confidencialmente bajo el título the dancing Israelis, o the highfivers.

200 espías expertos en explosivos

Pocas personas, incluso entre los investigadores de la asociación norteamericana 9/11 Truthers, conocían esta historia de los «israelíes bailarines» (todavía estamos esperando, por ejemplo, que la asociación francesa Reopen 9/11 hable de esta historia en su sitio web francés, a pesar que son fuertes sobre el tema.) Pocas personas saben también que en el momento de los ataques del 11 de septiembre de 2001, la policía federal de los EEUU estaba muy ocupada desmantelando la mayor red de espionaje israelí identificada operando en territorio estadounidense. En marzo de 2001, el National Counter Intelligence Center (NCIC) ha publicado este mensaje en su sitio web: «Durante las últimas seis semanas, empleados de las oficinas federales ubicadas en diferentes lugares de los Estados Unidos han informado acerca de actividades sospechosas relacionadas con individuos que se presentan como siendo estudiantes extranjeros vendiendo o encargados de entregar obras de arte”. El NCIC indica que estas personas son ciudadanos de Israel, “también se han presentando a los domicilios privados de los funcionarios federales con el pretexto de vender objetos de arte”.

Luego, en el verano, la Agencia de Control de Drogas (DEA,Drug Enforcement Agency), después de haber estado bajo el acoso y hostigamiento de un gran número de incidentes de este tipo, elaboró un informe publicado parcialmente por el diario Washington Post el 23 de noviembre de 2001 y por el diario francés Le Monde del 14 de marzo 2002, antes que dicho informe sea completamente accesible en su totalidad por la revista francesa Inteligencia Online. Este informe nos dice que 140 israelíes [espías] han sido detenidos [en los EEUU] desde marzo de 2001. Sus edades comprendidas entre los 20 y 30 años, estos están organizados en equipos de 4 a 8 miembros, estos espías visitaron por lo menos «36 dependencias sensibles del Departamento de Defensa». Muchos de ellos fueron identificados como miembros del Mossad y del Aman (la inteligencia militar israelí), y seis de [los espías] tenían en su posesión teléfonos celulares pagados por un ex-vice cónsul israelí trabajando en los EEUU. Después del 11 de septiembre 2001, sesenta otros espías israelíes fueron capturados, llegando a 200 el número de espías israelíes detenidos por los EEUU. Todos fueron puestos en libertad.

El informe de la DEA llegó a la conclusión que «el comportamiento y conducta de estos individuos […] nos lleva a pensar que sus acciones tienen que ver con una tarea de recopilación de datos o de información de inteligencia” [14] Pero la naturaleza de dicha información recogida se desconoce. Puede ser también que su espionaje exhibido haya sido solamente una especie de cobertura —una apariencia deliberada para disimular algo más profundo—, estos supuestos “estudiantes de bellas artes israelíes”, teniendo en cuenta que varios de ellos han recibido una formación militar como la demolición controlada / experto en artefactos y explosivos, ingeniero en combate electrónico, experto en desactivación de bombas, operador radio de intercepción / activación de señales electrónicas, según las conclusiones de la DEA. Uno de los espías israelíes detenidos, Peer Segalovitz, “reconoció que él era capaz de hacer explotar y demoler con bombas edificios, puentes, autos y todo lo que quería”.

¿Por qué estos agentes espías israelíes habrían hecho diversión sobre su verdadera misión haciendo una campaña de espionaje tan ostentosa que improductiva, y curiosamente acosando y centrada sobre la Agencia de Control de Drogas (DEA)? La respuesta a esta pregunta la podemos encontrar por un vínculo perturbador y sorprendente, que tiene que ver con un aspecto geográfico, entre esta red de espías red y los ataques del 11 de septiembre.

Según el informe de la DEA, «La localidad de Hollywood en Florida [cuidado no confundir con Hollywood del cine, ciudad en California] parece ser el punto focal y atracción de estos agentes». De hecho, más de treinta de estos falsos estudiantes-espías israelíes detenidos poco antes del 11 de septiembre 2001 vivían en o cerca del pueblo de Hollywood, en Florida, curiosamente el mismo lugar donde se habían reunido 15 de los 19 presuntos secuestradores piratas islámicos de los aviones que se estrellaron contra las torres gemelas (9 israelíes vivían en Hollywood y 6 muy cerca de este pueblo). Uno de ellos, llamado Hanan Serfaty, por cuya cuenta bancaria transitó por lo menos cien mil dólares en tres meses, había alquilado dos apartamentos en Hollywood, cerca del apartamento alquilado por Mohamed Atta y de su buzón postal en la Oficina de Correos del pueblo. No olvidar que Mohammed Atta fue presentado por Washington como siendo el líder de la banda de piratas aéreos. El interrogante es: ¿Cuál es la relación entre estos «espías israelíes» y los «terroristas islámicos?»

Según la explicación difundida en apuros por los medios de comunicación alineados con la versión oficial de Washington, decía que los primeros sólo hacían que vigilar a los segundos. Escuchemos por ejemplo al conocido periodista francés David Pujadas [el periodista en Francia que el gobierno siempre promueve en primera línea en el combate mediático]. Pujadas en el noticiero del 5 de marzo de 2002 del canal de televisión estatal France 2, al momento de comentar la información publicada por Intelligence Online dice: «Otra vez, se trata de Israel, pero concerniente al Afganistán ahora, este caso de espionaje que perturba: una red israelí fue desmantelada en los Estados Unidos, particularmente en la Florida: una de sus misiones habría sido hacer un seguimiento a los hombres de Al Qaida (esto fue antes del 11 de septiembre). Algunas fuentes van más lejos: indicando que el Mossad no proporcionó toda la información en su poder”.

«Esta explicación eufemística es un buen ejemplo del damage control (controlando los daños mediáticos). La imagen de Israel apenas aparece manchada, ya que no podemos culpar a un servicio de espionaje por no compartir su información secreta. En el peor de los casos sólo se puede acusar a Israel de «dejar que suceda», lo que garantiza su impunidad. Así se explica, en mi opinión, la actuación de los espías israelíes encubiertos de falsos estudiantes, pero en realidad expertos en ataques de bandera falsa. De hecho, su cobertura voluntariamente grosera de estudiantes era a propósito para llamar la atención y esconder así su segunda cobertura, aquella de verdaderos espías, la primera serviría de coartada respecto a su entorno con los supuestos piratas secuestradores aéreos islámicos.

La verdad es que probablemente no estaban espiando a los piratas islámicos, sino más bien los manipulaban, los financiaban, y probablemente los eliminaron finalmente poco antes del 11 de septiembre 2001. Un artículo en el New York Times del 18 de febrero 2009 reveló que Ali al-Jarrah, era primo hermano de uno de los piratas que secuestraron el vuelo UA93, Ziad al-Jarrah, fue durante 25 años un espía colaborador del Mossad, infiltrado en la resistencia palestina y en el Hezbollah en 1983. Actualmente se encuentra en prisión en el Líbano. Recordemos también que el Mohamed Atta de Florida [él que estudió para piloto] era uno falso. El verdadero Mohamed Atta, quien telefoneó a su padre al día siguiente de los ataques (como lo confirmó Ziad al-Jarrah a la revista alemana Bild am Sonntag a finales del año 2002), es descrito por su familia como reservado, piadoso, evitando las mujeres y teniendo miedo de viajar en avión.

Le habían robado su pasaporte en 1999, mientras estudiaba arquitectura en Hamburgo [Alemania]. El falso Mohamed Atta de Florida vivía con una bailarina de striptease, comía carne de cerdo, le gustaba los coches de lujo sport, los casinos y la cocaína. Según informó el diario South Florida Sun-Sentinel el 16 de septiembre 2001 (bajo el titular: «Suspects’ Actions Don’t Add Up» («El comportamiento de los sospechosos no concuerdan con la versión oficial»), información confirmada por muchos periódicos nacionales [de EEUU], ese Atta es un notorio borracho, drogadicto y paga los servicios de varias prostitutas a la semana. Días antes de los ataques del 11 de septiembre 2001, el falso Atta, y cuatro otros piratas suicidas tuvieron un comportamiento similar, algo incompatible con el comportamiento de fanáticos Islámicos preparándose para inmolarse.

La conexión en New York

Según la versión del espía renegado Victor Ostrovsky (By Way of Deception, 1990), el Mossad saca ventaja y eficacia gracias a su red de sayanim (colaboradores), término en hebreo que designa a los judíos que viven fuera de Israel y que están dispuestos a realizar acciones ilegales [si Israel se los pide], sin necesariamente saber la finalidad. Se puede contar miles de miles de sayanim en los Estados Unidos, particularmente en la región de Nueva York, donde se concentra la comunidad judía de EEUU. Larry Silverstein, titular del contrato de alquiler de las Torres Gemelas [curiosamente] desde abril de 2001, aparece como el prototipo perfecto de sayanim del 11 de septiembre.

Él es un destacado miembro de la Jewish Appeal Federation of Jewish Philanthropies of New York (asociación de judíos de Nueva York), el mayor recaudador de fondos en territorio estadounidense para Israel (después del gobierno de EEUU, quien contribuye anualmente con tres mil millones de dólares de ayuda financiera a Israel). Silverstein era también, en el momento de los ataques aéreos del 11 de septiembre 2001, un amigo íntimo de Ariel Sharon [y de Benjamin Netanyahu], con quien está en conversación telefónica todos los domingos, según el diario israelí Haaretz.

El socio de Silverstein en el contrato de arrendamiento de los locales adyacentes al World Trade Center (WTC), en lo que concierne a los locales comerciales de las galerías subterráneas de las torres gemelas no era otro que Frank Lowy, sionista «filántropo» cercano a Ehud Barak y Ehud Olmert, antiguo miembro de la Haganh. Por otro lado, el jefe de la New York Port Authority, que privatizó el WTC y que otorgó el contrato de arrendamiento a Silverstein y Lowy era Lewis Eisenberg, un miembro de la United Jewish Appeal Federation y ex vice presidente de movimiento sionista AIPAC. Silverstein, Lowy y Eisenberg son sin duda alguna tres hombres claves en la planificación de los atentados contra las Torres Gemelas de New York.

Otros miembros de esta red en Nueva York pueden ser identificados. De acuerdo con el informe del NIST, el Boeing se encastró en la torre norte «hizo un corte de más de la mitad del ancho del edificio y de alto iba del piso 93 al piso 99. Todas estas plantas estaban ocupadas por la compañía Marsh & McLennan, una compañía internacional de seguros, que también tenía sus oficinas en el piso número 100 del WTC. «El Director ejecutivo de Marsh & McLennan era en esa entonces Jeffrey Greenberg, miembro de una multimillonaria familia judía que contribuyó financieramente y en gran medida a la campaña presidencial para la elección de George W. Bush.

Los Greenberg eran también los reaseguradores [en caso de catástrofe] de las torres gemelas, pero el 24 de julio de 2001 tomaron la sabía precaución, de delegar las funciones de reaseguradores [es decir sus responsabilidades a pagar en caso de catástrofe] donde sus competidores [rivales en el mercado de los seguros] los cuales se vieron con la costosa tarea de indemnizar a Silverstein y Lowy después del 11 de septiembre. Y como el mundo de los neoconservadores es pequeño, en noviembre del año 2000, el Consejo de Administración de Marsh & McLennan dio la bienvenida a Paul Bremer, [quien sería más tarde] presidente de la National Commission on Terrorism (Comisión Nacional contra el Terrorismo) en el momento de los ataques a las torres gemelas, y posteriormente nombrado en 2003 como máxima autoridad de la Autoridad Provisional de la Coalición, es decir la estructura que administra el Irak invadido por los EEUU.

La complicidad también puede ser buscada en los aeropuertos y las compañías aéreas relacionadas con los sucesos del atentado. Los dos aeropuertos de donde despegaron los vuelos AA11, UA175 y UA93 que se estrellaron en las torres gemelas (Aeropuerto Logan en Boston y el aeropuerto de Newark Liberty, cerca de Nueva York) relegan la seguridad del aeropuerto a un subcontratista de una agencia de servicios de seguridad llamada International Consultants on Targeted Security (ICTS), una empresa cuyos fondos y capital investido en su creación son israelíes, el presidente de la empresa era Menachem Atzmon, un tesorero del Likud [partido de extrema derecha en Israel]. Una investigación a fondo, llevaría sin duda alguna a descubrir nuevas pistas y desenmascarar a otros cómplices y complicidades.

La nueva investigación se interesaría mucho por ejemplo en indagar acerca de Zim Israel Navigational, una empresa gigante especializada en el transporte marítimo, controlado al 48% por el estado de Israel (empresa conocida por servir ocasionalmente como tapadera a los servicios secretos israelíes), y cuya sucursal en los Estados Unidos se encontraba en las torres gemelas del WTC. Zim Israel Navigational y sus 200 empleados abandonaron dichas oficinas el 04 de septiembre 2001, es decir solamente una semana antes de los ataques — «como por una bendición de Dios”, señala Shaul Cohen-Mintz director general de la empresa

¡No fue el petróleo, estúpido!

Todos estos hechos dan un nuevo significado a las palabras de un miembro de la Comisión sobre el 11 de septiembre, el senador Bob Graham, que declaró en una entrevista con la PBS en diciembre de 2002: «hay evidencias que [ciertos] gobiernos extranjeros han contribuido a facilitar las actividades de algunos de los terroristas en los Estados Unidos”. Graham, por supuesto se refería a la Arabia Saudí. ¿Por qué la familia Saúd habría ayudado a Osama bin Laden después de haberle retirado su nacionalidad saudí y poner precio a su cabeza? [Osama era buscado en su país de origen por los ataques que había realizado en Arabia Saudí]. La respuesta de Graham, formulada en julio de 2011, es la siguiente: «la amenaza de disturbios y levantamientos sociales contra la monarquía, dirigida por Al Qaida”.

Los Saud habrían ayudado a Ben Laden bajo la amenaza de fomentar una revolución en el reino. Esta teoría ridícula (Graham, a falta de argumentos lógicos desarrolló esta idea que la incluirá en su novela). El argumento de Graham tiene un solo objetivo: desviar las sospechas del único «gobierno extranjero» cuyos vínculos reales con los presuntos terroristas están demostrados, Israel, para así desviar las sospechas hacia Arabia Saudí, único competidor de Israel en la región.

De manera similar, es para morirse de risa, cuando se lee el resumen del libro “La guerra después” (2003), del anti-árabe saudí neoconservador Laurent Murawiec que escribe: «El poder monárquico en Arabia Saudí ha tenido éxito en los últimos años y ha logrado infiltrar agentes de influencia a los niveles más importantes de la administración del gobierno de los EEUU, organizando un lobby intelectual eficaz a su sueldo, que ahora controla varias prestigiosas universidades del país».

Al afirmar, además, que la pista conduce a Arabia Saudí [en tanto que país ayudando a los terroristas del 11 de septiembre] ha sido silenciada por la amistad que une a los Bush con la familia real Saúd, Graham y sus amigos neoconservadores utilizan a George W. Bush como un fusible, para hacer recaer sobre él la cólera popular por los ataques del 11 de septiembre. Dicha estrategia dio buenos resultados a los manipuladores de la verdad ya que el movimiento del 9/11 Truth en su conjunto, centró sus críticas contra el presidente Bush y su administración, contra los árabes y nunca pronunció el nombre de Israel. Hay que reconocer que el arte de Maquiavelo funciona así: dar el trabajo sucio a realizar a una persona, y luego dirigir que la venganza popular recaiga contra esta misma persona.

El día en que, bajo la presión de la opinión pública, los medios de comunicación se verán obligados a abandonar la versión oficial de Washington, y decir lo que verdaderamente ocurrió el 11 de septiembre, el movimiento de contestación9/11Truth habrá ya sido infiltrado y el lema de esta asociación“9/11 is an inside job” (El 11 de septiembre una operación que se organizó desde adentro) habrá moldeado los espíritus para arremeter contra Bush, Cheney y otros políticos de su administración mientras que los neoconservadores seguirán estando fuera del alcance de cualquier justicia.

Y si, por desgracia, el día en que todo sea revelado a la opinión pública, y que la mayoría de los medios de comunicación controlados [hoy] por los sionistas no puedan preservar más “la inocencia de Israel” por lo ocurrido el 11 de septiembre, el estado hebreo podrá siempre jugar la carta de Noam Chomsky: “Israel podrá decir América [los EEUU] me obligó a hacerlo”.

Noam Chomsky, el famoso intelectual norteamericano de origen judío que se posiciona como pensador de la extrema izquierda desde el día en que, el trotskista Irving Kristol pasó a ser un importante militante de la extrema derecha estadounidense y fundar el movimiento neoconservador en los EEUU. Chomsky no ha parado de decir desde entonces, el argumento de que Israel no hace más que obedecer la voluntad de los Estados Unidos, lo que deja suponer que Israel sería el estado 51º estado de los EEUU y el policía en el Medio Oriente.

Chomsky y otras celebridades mediatizadas de la izquierda radical de los EEUU como Michael Moore, la desestabilización del Medio Oriente sería la voluntad de Washington primeramente y de Tel Aviv en segundo lugar. ¿La guerra de Irak? Por el petróleo, evidentemente: «Por supuesto que eran los recursos energéticos de Irak. La pregunta no se plantea”. Es un signo de estos tiempos, he aquí que Chomsky repite en coro el mismo refrán que pronunció Alan Greenspan, director de la Reserva Federal, quien en su libro “The Age of Turbulence” (2007) (Tiempos de Turbulencia) pretende revelar algo, algo que todo el mundo sabe ya: «lo más importante que estaba en juego en la guerra Irak era el control del petróleo en la región».

A estas falsedades hay que responderles con los análisis e investigaciones de James Petras Zionism, Militarism and the Decline of US Power (Sionismo, Militarismo y la decadencia del poderío de EEUU), o con el trabajo de Stephen Sniegoski The Cabal transparente o la obra de Jonathan Cook Israel and the Clash of Civilizations (Israel y el choque de civilizaciones): «Big Oil [el gran lobby del petróleo] que no promocionó la invasión de Irak, y que ni siquiera ha logrado controlar la extracción de un sólo pozo de petróleo, a pesar de la presencia de 160.000 soldados estadounidenses, de 127.000 mercenarios pagados por el Pentágono y el Departamento de Estado, e incluso con el apoyo de un gobierno títere, fantoche y corrupto en Irak.

¡No!, el petróleo no explica la guerra de Irak, ni explica la guerra en Afganistán, tampoco explica la agresión contra Siria por mercenarios fanáticos interpuestos, tampoco puede explicar la guerra planeada y programada contra Irán. Y ciertamente no es el lobby del petróleo el que tiene el poder de imponer una censura, un «gran tabú» en lo que respecta a Israel en toda la esfera mediática del planeta, sean estos el diario El País, o El Mundo, o ABC, o La Vanguardia en lo que respecta a España, hasta el diario El Mercurio (Chile), El Comercio (Perú), El Espectador (Colombia), por no citar que algunos en Sudamérica).

15/09/13