Fútbol
Barras bravas K en Sudáfrica
Los días previos al comienzo de la Copa del Mundo, más de 300 barras bravas arribaron a Sudáfrica. Con su llegada se instaló una vez más el debate acerca de cómo logran estos grupos los recursos necesarios para tener el privilegio de alentar al seleccionado nacional en vivo y en directo. Rápidamente salta a la luz sus profundas relaciones con el gobierno nacional y los de varias provincias, con la burocracia sindical y con la dirigencia de la AFA y gran parte de los clubes de fútbol.
Escribe: Pablo Delverde
Presenciar un mundial es uno de los mayores anhelos de millones. Los elevadísimos costos que implican los pasajes aéreos, cerca de 40 días de estadía y las entradas a los partidos, lo convierten en algo absolutamente imposible para la inmensa mayoría del pueblo trabajador.
¿Cómo es entonces que los barras han viajado por cientos a Sudáfrica a disfrutar del Mundial? ¿Cómo consiguen los pasaportes y la documentación necesaria para salir del país si la mayor parte de ellos cuentan con causas penales y largos prontuarios por su accionar mafioso? La respuesta hay que buscarla en las estrechas relaciones que tienen con intendentes, gobernadores y el propio gobierno nacional.
Aunque Aníbal Fernández, con su habitual cara de piedra, haya desmentido cualquier relación del peronismo kirchnerista con los delincuentes disfrazados de hinchas que han viajado a Sudáfrica, decenas de hechos se encargan de desmentirlo. Veamos solo algunos.
El grueso de los barras, unos 250, viajó organizado bajo la ONG Hinchadas Unidas Argentinas (HUA), liderada por Marcelo Mallo, puntero kirchnerista del PJ de Quilmes que lidera el propio Aníbal Fernández. Esta ONG se hizo conocida en las canchas del futbol argentino por sus banderas con pingüinos y letras K para expresar su apoyo al gobierno de los Kirchner.
Las evidencias no terminan aquí. Incluso antes que los barras de HUA, viajaron a Pretoria en el mismo avión de la selección una veintena de barras dentro de los que se encuentra el “gusano” Pugliese. Este sujeto, líder de una facción de la barra de Nueva Chicago, se hizo conocido por protagonizar desmanes en la Feria del Libro durante la presentación de la investigación del periodista Gustavo Noriega sobre la intervención en el INDEC. Pocos días después de viajar a Sudáfrica se supo oficialmente que estaba contratado por la intervención de dicho organismo para llevar adelante la tarea que más conoce siendo uno de los patoteros del gremio UPCN.
Se podría agregar los casos de quienes salieron del país sin ser siquiera demorados ni por las fuerzas policiales ni por la Dirección de Migraciones, pese a que están procesados o incluso condenados por diversos delitos, como los casos de Roldán de la barra de San Martín de Tucumán, Pillín Bracamonte de Rosario Central o Bebote Álvarez de Independiente. Todos ellos deportados inmediatamente por Sudáfrica junto a una decena de barras de diversas hinchadas.
No han sido solamente los lazos gubernamentales los que financiaron los cientos de viajes al Mundial. Las barras bravas recaudan cuantiosas sumas en concepto de “cuidacoches” los días de partido, con la reventa de entradas e indumentaria de los clubes, parte de la recaudación por la venta de comidas y bebidas en las canchas y una larguísima lista de negocios turbios que cuentan con la complicidad y connivencia de las fuerzas policiales y las corruptas dirigencias del futbol.
Para terminar con este flagelo hay que atacar a quienes les dan de comer a los barras: Julio Grondona y demás directivos de la AFA, los burócratas sindicales que los usan de grupos de choque contra los que luchan y los gobiernos patronales, empezando por el actual de los K a nivel nacional, y los gobernadores provinciales.
El Socialista 16/06/10