¡Basta de inflación!
Desde que el INDEC fue violentamente intervenido a comienzos de 2007, todos los meses, con la publicación de sus índices truchos, se ponen de manifiesto las principales mentiras de este gobierno: el falso discurso de que redistribuye la riqueza, que los salarios han aumentado más que nunca, que cada vez hay menos pobres e indigentes.
Pero, de un modo u otro, la verdad -o al menos parte de ellasiempre sale a la luz. Este mes se develó, con la publicación de un informe del Instituto Provincial de Estadísticas y Censos (IPEC) de la provincia de Santa Fe, organismo que, igual que otros, el gobierno no pudo intervenir. Dicho organismo dio a conocer el precio de los 60 principales productos alimenticios de consumo masivo, lista que el INDEC dejó de publicar por orden de Guillermo Moreno en marzo de 2007.
De ella surge, por ejemplo, que en los últimos 12 meses el precio del azúcar aumentó un 85%; el tomate, 83%; los cortes de carne más populares entre 55 y 70%; el pollo, 42%; la leche, 36%. En promedio, los aumentos fueron de un 34%, mientras que para el INDEC, en ese período, promediaron solamente el 15,7%. La diferencia… ¡más del 100%! Ampliando la comparación -tomando el período desde fines de 2006, antes de la intervención, a junio de 2010-, esta brecha asciende a casi un 200%. Porque, según el IPEC, dichos precios subieron en ese período un 97,5%, mientras que para el INDEC fue apenas un 32,7%.
Las mismas mentiras se repiten respecto a los valores de las canastas de pobreza e indigencia. El gobierno considera indigente a quien sobrevive con menos de $566. Otros estudios -y la cruda realidad-, indican que esa suma asciende a $956, casi el doble. Y mientras el gobierno considera que se encuentra por debajo de la línea de pobreza quien cobra menos de $1.228, otros cálculos señalan que esa cifra sube a $1.854.
Respecto de los salarios, el INDEC registró aumentos del 23,8%, versus una inflación del 11,2%. Si fuera así, los sueldos habrían aumentado una barbaridad y le habrían ganado a la inflación ¡Tremenda mentira! Si tenemos en cuenta que la inflación es algo que ocurre día a día, mientras los salarios sólo aumentan una vez al año, o a lo sumo a los seis meses -con mucha suerte y lucha-, en porcentajes menores a lo que aumentaron los precios, la pérdida de nuestro poder adquisitivo es varias veces superior.
Con una inflación como la de Argentina -tercera entre las más altas del mundo-, los salarios siempre pierden la carrera contra la inflación, a pesar de las mentiras canallescas del INDEC. O la de sus socios, como Hugo Moyano de la CGT, quien dijo que la inflación genera “movilidad social”. ¡Movilidad para las ganancias empresariales que suben a medida que aumentan los precios!.
La cruda verdad es que el modelo kirchnerista es de saqueo a través de la inflación. Un verdadero y terrible ajuste contra los trabajadores y el pueblo, cuyos salarios van perdiendo día a día su capacidad de compra sin que el gobierno tome ninguna medida contra los monopolios formadores de precios. Por el contrario, los encubre con sus falsedades.
La única herramienta que tiene la clase obrera para enfrentar la inflación es la de seguir luchando por aumentos dignos. $ 1.000 de emergencia para todos. En el camino de alcanzar el costo de la canasta familiar que hoy día asciende a $4.900, según lo reveló Claudio Lozano de la CTA. Salarios que deberían ser indexados periódicamente según el real del costo de vida. Reclamando a su vez que se elimine el pago del impuesto a las ganancias y se reabran las paritarias.
Además, hacen falta medidas urgentes para frenar la suba de precios, como la anulación del IVA de la canasta familiar. Imponer precios máximos a todos los productos de primera necesidad. Y que se aplique la Ley de Abastecimiento a todos aquellos que remarquen precios o acopien productos. Ley que está vigente aunque Cristina no la aplique para salvar a las patronales, la cual habilita hasta la expropiación de sus empresas a aquellos que transgredan. Estas son, entre otras, las medidas que proponemos.
El Socialista 08/09/10