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Las grandes huelgas de camioneros en Minneapolis

Hace 80 años en Estados Unidos

Las grandes huelgas de camioneros en Minneapolis

 

Camioneros en huelga minneapolis 1934- enfrentamiento con la policia
Camioneros en huelga minneapolis 1934- enfrentamiento con la policia

Escrito por  Lucien DÉTROIT

   El 17 de julio de 1934, los camioneros de Minneapolis, ciudad de medio millón de habitantes del centro de EE.UU., comenzaban su tercera huelga. Iba a durar seis meses y marcar el inicio de la contraofensiva de la clase obrera norteamericana.

Desde la crisis financiera de 1929, la burguesía norteamericana intentaba frenar la caída de beneficios haciendo recaer todo el peso de la crisis sobre los trabajadores. En 1933, en el periodo más duro de ésta, una cuarta parte de la población activa, es decir 13 millones de personas, estaba en paro. En cuanto a los salarios, éstos habían bajado a la mitad desde 1929.

En Minneapolis, la sección local 574 del sindicato AFL (Federación Norteamericana del Trabajo) de camioneros, los teamsters, incluía a militantes trotskistas excluidos del Partido Comunistas norteamericano unos años antes por haber criticado la burocracia soviética y la política de su dirigente, Stalin. Una primera huelga, en febrero de 1934, limitada a un solo almacén de carbón pero victoriosa, había acelerado el crecimiento de la sección sindical, que pasó de 75 a 3.000 miembros.

Con vistas a las batallas futuras, se constituyó una alianza en el sindicato entre los militantes sindicalistas más combativos y  los trotskistas. Esta alianza se opuso a los dirigentes nacionales del sindicato de teamsters de la AFL, que exigían que todas las huelgas recibiesen primero su aprobación y preferían entenderse con las patronales del sector.

La campaña de sindicación y la huelga

En la primavera de 1934, la sección sindical se dirigió a todos los trabajadores del transporte de Minneapolis, sin distinciones corporativas (conductores de cabina, repartidores, empleados de almacén, taxis, etc.) en el curso de una campaña de sindicación. Las mujeres también fueron contactadas, las más militantes organizadas en un comité de auxiliares sindicales. Luego la huelga fue desencadenada, contra la opinión de los dirigentes sindicales nacionales, el 16 de mayo de 1934.

Ese día, piquetes de huelga fijos bloquearon los almacenes de la ciudad y arrastraron a sus colegas a la huelga, mientras patrullas motorizadas recorrían las calles para interceptar los camiones confiados por los patronos a los esquiroles. La huelga, bien organizada y militante, atrajo rápidamente a miles de trabajadores ante la sede del Comité General de los huelguistas. Cada día iban a celebrarse asambleas generales, ante un auditorio que ocupaba la calle, 2.000 o 3.000 trabajadores escuchaban gracias a altavoces.

Al cabo de dos días, ningún camión de reparto pudo ya circular eficazmente en la ciudad. Frente a una huelga total del sector del transporte, la patronal reclutó milicias y, con la policía, se preparó a enfrentarse directamente a los huelguistas en el mercado central de Minneapolis.

El choque tuvo lugar la mañana del 21 de mayo: 600 trabajadores, ocultos en un inmueble cercano durante la noche anterior, bien organizados y armados de palos, irrumpieron y forzaron a la milicia patronal a huir, dejando a la policía batirse sola por cuenta de los patronos. Ésta también tuvo que retirarse finalmente, con 30 heridos. El mercado estaba en manos de los huelguistas.

La batalla se reinició al día siguiente, siempre en el mercado. La policía, desconfiando de los 1.500 milicianos que habían huido la víspera, hizo que estos fuesen en primera línea este día frente a los miles de huelguistas apoyados por una multitud de trabajadores y ante periodistas de la radio venidos para hacer reportajes en directo. El enfrentamiento se reinició y se saldó con una victoria de los huelguistas todavía más clara que la víspera. Dos milicianos de la patronal murieron ese día en el mercado.

Los patronos de Minneapolis tuvieron entonces que ceder, acordando un aumento que duplicaba el salario de la mayoría de los conductores de cabina  y reconocía la sección 574 de los teamsters. Sin embargo la situación de los empleados de almacén no quedó arreglada: según la lectura patronal del acuerdo, estos estaban excluidos del mismo.

En realidad, la lucha solo fue aplazada, porque los patronos no respetaron el acuerdo firmado. Una gran manifestación seguida de un mitin que reunió a 12.000 trabajadores, al grito de “¡Que Minneapolis sea una ciudad sindicada!”, tuvo lugar el 6 de julio. Un comité de huelga de cien miembros fue elegido, incluyendo a la dirección de la huelga de mayo y a trabajadores salidos de las asambleas.

La represión y la extensión de la huelga

 

La nueva huelga se inició el 17 de julio. El gobernador del Estado de Minnesota movilizó de entrada a la Guardia Nacional para “la preservación de la ley y el orden” y los patronos amenazaron a los huelguistas con despidos si no retomaban el trabajo en tres días. El 20 de julio, la policía disparó sobre los piquetes, hiriendo a 47 huelguistas así como a una decena de viandantes. Dos huelguistas iban a fallecer los días siguientes debido a las heridas.

El 26 de julio, temiendo una insurrección, el gobierno declaró la ley marcial, desplegando 4.000 soldados alrededor de los almacenes y prohibiendo los piquetes de huelga. En medio de la noche, los soldados armados de ametralladoras cercaron la sede del Comité General  de la huelga, detuvieron a los dirigentes y a los obreros heridos que eran allí cuidados  y a su médico. Después los domicilios fueron registrados.

A partir de este día, los piquetes no iban a ser organizados a partir de una sola sede central, objetivo demasiado fácil para los soldados del gobernador, sino descentralizados. Teniendo en cuenta la experiencia ya adquirida por los huelguistas, se revelaron igualmente eficaces.

A pesar de las detenciones por piquete de huelga ilegal y las condenas de algunos huelguistas por un tribunal militar a 90 días de trabajos forzados, el 6 de agosto un mitin de 40.000 trabajadores rompió las barreras corporativas mantenidas por los patronos y los burócratas sindicales. En el curso de la huelga, 4.000 trabajadores de otros sectores más allá del transporte se habían sindicado. La amenaza de una huelga general a escala de la ciudad  incitó a Roosevelt, desde Washington, a presionar sobre la patronal local para que transigiese con la sección sindical 574.

Inicio de una oleada de huelgas

Los patronos acabaron entonces por aceptar la extensión a todos los trabajadores del transporte de los aumentos salariales ganados en mayo por los conductores de cabina, y por reconocer el sindicato 574 de teamsters.  Al mismo tiempo, los trabajadores de las lavanderías de Minneapolis se pusieron también en huelga y obtuvieron inmediatamente un acuerdo similar, la patronal no quería repetir la experiencia de un enfrentamiento frontal.

A estas huelgas masivas y victoriosas de Minneapolis iba a sumarse el mismo año 1934 la huelga del automóvil de Toledo, la huelga de los estibadores de la Costa Oeste que desembocaría en una huelga general en San Francisco y la huelga nacional del trabajadores del textil. Se daba un gran impulso al conjunto de la clase obrera de Estados Unidos.

Durante años, el país iba a ser el escenario de grandes luchas y huelgas obreras a veces derrotadas pero a menudo victoriosas. Éstas iban a desembocar a partir de 1936 en las ocupaciones de fábricas que hicieron plegarse a un gran trust como la General Motors. No solo una parte del proletariado norteamericano iba a defender sus condiciones de existencia, sino que iba a imponer aumentos salariales a la burguesía norteamericana en el momento en que la economía capitalista se debatía en la crisis.

Los aparatos sindicales consiguieron finalmente controlar este vasto movimiento y mantener las barreras corporativas separando las diferentes fracciones del proletariado norteamericano. La formidable combatividad de los trabajadores norteamericanos en los años 1930 no desembocó en una toma de conciencia política revolucionaria. La guerra mundial, al contrario, iba a ser para la burguesía de Estados Unidos la ocasión para reclutar a los trabadores e insuflarles su ideología patriótica.

Lucien DÉTROIT

Lutte Ouvrière

Traducción de Francisco Ponzán

Kaos 20/08/14